lunes, 1 de agosto de 2011

Domingo XIX del Tiempo Ordinario. 07/08/2011. Ciclo A. Mateo, 14, 22-33.

   Como otras veces, en este evangelio se le llama a Jesús, por dos veces "Señor". Como se recordará "Señor" se lo aplica la primera comunidad cristiana, porque Jesús ya ha resucitado. Y, al Señor resucitado acude esa primera comunidad cuando tiene algún difícil problema. Consciente de que Jesús ha resucitado, vivendo esa fe en profundidad, acude a él en momentos difíciles y cuando tiene que fortalecerse para salir airosa, porque los vientos de la persecución u otras dificultades arrecian. Por esta razón, podemos afirmar que este pasaje evangélico es creado o recreado como una alegoría por aquellos primeros cristianos.

   Jesús sube al monte solo a orar. Jesús ama el rezar en plena naturaleza. Es muy necesario que los cristianos aprendamos a cultivar un silencio atento a la escucha. Está bien que la oración sea una conversación con Dios, pero, en ella debemos cultivar también un silencio atento a la escucha. A esto ayuda mucho el orar en plena naturaleza. Dejar que Dios nos hable estando atento a la escucha. Es necesario lograr una aprehensión intuitiva de Dios, algo muy diferente de lo que se logra con un razonar discursivo o contemplando una imagen. Aprovechemos pues, cuando salgamos al campo o estemos en plena naturaleza para hacer oración de verdad. No recitemos de memoria oraciones que ya sabemos. Aprovechemos para que nuestro interior se refresque con la presencia divina y demos gracias a Dios amándole intensamente. Esta es la enseñanza de Jesús orando, como hoy, en el monte, en plena naturaleza. No la olvidemos  y practiquémosla.

   Mientras tanto, los discípulos se encuentran lejos de tierra, maltratados por el oleaje porque llevan el viento en contra. De madrugada, Jesús ha terminado su oración y se les acerca andando por el lago. Los discípulos, sean o no apóstoles, se asustan pensando que es un fantasma y daban gritos de miedo. Por dos veces llaman a Jesús, Señor. Ahora, empieza claramente la redacción de la primera comunidad. La barca de los discípulos es figura de la comunidad. El viento en contra representa los problemas de los discípulos que no desean marchar a evangelizar en país pagano, es decir, a la otra orilla y que deben hacerlo para extender el reino de Dios.

   Andar sobre el agua, en la Biblia, aparece como un atributo de Dios (Job 9,8 y 38,16). Pedro quiere andar también sobre el agua, desea participar de la condición divina de Jesús. Se trata de ser Hijo de Dios. No sólo lo es Jesús, los demás también podemos ser Hijos de Dios, como Pedro.

   Este evangelio presenta verdades muy profundas y se presta a verdadera meditación.

   Compromiso:
   Aprendamos a hacer oración en plena naturaleza, para después poder hacerla en cualquier lugar.

 
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