miércoles, 22 de septiembre de 2021

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Marcos 9, 38-48. 26/09/2021

En este domingo, domina la idea de que ojalá el espíritu del Señor estuviera en el corazón de cada uno de nosotros. Irradiaríamos todo su pensamiento al corazón de los demás. Expresaríamos con nuestras palabras todo lo que Jesús espera de nosotros. Nuestras vivencias serían fruto de las mismas vivencias de Jesús, de Dios hecho hombre. Lo expresa muy bien la primera lectura del día de hoy, Números 11, 25-29. "¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el espíritu del Señor y profetizara!". Es un resumen perfecto. El Señor nos llama a todos para que expresemos su palabra, la palabra de Dios. Lo que él quiere y a lo que nos invita. ¿No estamos preparados para extender el reino de Dios? ¿No tenemos contacto con él en lo más íntimo de nuestro corazón? ¿No sabemos hacer oración con el pensamiento? ¿Sólo sabemos repetir oraciones ya hechas por otros? Debemos animarnos a tener nuestra propia vida interior y que broten palabras desde nuestro corazón. Repitamos durante el día: "Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón". Se toma del salmo 18. La segunda lectura es de Santiago 5, 1-6. Los que han nacido en una aldea conocen muy bien el día de la matanza. Con este ejemplo que se pone al final de la lectura ya está todo expresado. Y todo el metal de la moneda oxidado. Es el fruto de haber explotado al inocente, que sea por las malas, pero convirtámonos, no esperemos a que llegue el día de la matanza del cerdo para comer durante el año. El evangelio de hoy se toma de San Marcos 9, 38-48. A uno que echa los demonios en nombre de Jesús, se le quiere impedir, porque no pertenece al grupo de los apóstoles. Es como si hoy se tratara de impedir a uno que no es sacerdote hablar de Dios, de Jesús de Nazaret. El que vive de Dios, puede hablar de Dios y llevar las almas a Dios. Puede hacerlo cualquier cristiano que viva su fe. Y hay que animar a muchos cristianos a que lo hagan así. Si todos habláramos entusiasmados de nuestra fe, nuestras vivencias se translucirían en nuestras caras, en nuestro interior y en nuestro exterior. Si esto lo entendemos de verdad y nos decidimos a ponerlo en práctica, habremos dado un verdadero paso en nuestra vida de cristianos. Propósito: hoy sí es necesario hacerlo. Pero, debes hacerlo tú, desprendiéndose de algo de este comentario.

 
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