martes, 28 de diciembre de 2021

Domingo II después de Navidad. 02/01/2021. Juan 1, 1-18

Hoy es un día de mucha alegría, pero de una alegría celestial. La alegría que sale de ser fiel a Dios, de estar junto a Dios. Es la alegría que produce la verdadera sabiduría. Todo lo que viene de Dios es verdadera alegría. Es la gran bendición de Dios. Bendición que Dios da a su pueblo: el creador estableció mi morada: habita en Jacob. Y Jacob nos representa a todos nosotros. Dios, el Señor, nos creó y no cesará jamás de estar junto a nosotros. Y nosotros, amándole de verdad, formamos su pueblo, el pueblo de Dios. Al estar junto a Dios, estamos en su presencia, lo amamos, lo alabamos, incluso sin darnos cuenta. Estamos en una verdadera liturgia celestial. En la santa morada, en la presencia de Dios, del mismo Dios, le ofrecemos culto. Dios echa en nosotros verdaderas raíces. Somos la porción del Señor en su heredad. ¡Qué primera lectura de la misa de hoy! ¡Es toda una maravilla! Gocemos de verdad. Demos gracias a Dios por todas las experiencias que nos da. Digamos a Dios con el salmo 147: "El Verbo se hizo carne y acampó entre nosotros". Digámoslo varias veces durante el día. Y ya entramos en la segunda lectura, que es de la carta de San Pablo a los cristianos de Efeso, 1, 3-6. 15-18. Ya lo decíamos en el comentario de la primera lectura de otra forma. Dios nos eligió en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Somos humanos, pero estamos llenos de Dios. Estamos destinados a estar junto a Cristo. El nos eligió en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Somos humanos, pero estamos llenos de Dios. Estamos destinados a estar junto a Cristo. El nos eligió en la persona de Cristo, ya antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables por el amor. Pablo, el apóstol, nos recuerda en su oración, para que Dios nos dé espíritu de sabiduría para conocerlo. El evangelio de este domingo se toma de Juan 1, 1-18. Consta de dos partes. La primera, se refiere al Verbo de Dios. La segunda nos habla de lo que ese Verbo de Dios ha venido a realizar en este mundo. Se deja traslucir. Nos dice este evangelio que en el principio existía el Verbo y el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios. ¡Es la maravilla de Dios! Estamos ante la maravilla del Dios Trino y nos referimos a la segunda persona de la Santísima Trinidad: el Verbo. Por eso decimos: el Verbo estaba junto a Dios y el Verbo era Dios. Más arriba, se hablaba del pueblo cristiano, dell pueblo de Dios, del pueblo creyente. Ahora, se nos hace ver la cruda realidad que a menudo existe: que unos creen y otros no creen por las causas que sean. Pero, también los hay que no creen porque no quieren creer. Si no creen, que jamás sea porque no han visto en nosotros el debido ejemplo. Al contrario que, aunque no sean creyentes, al menos que admiren nuestra fe y nuestra sinceridad y nuestro buen ejemplo de personas que ayudan a los demás cuando nos necesitan. Examinemos cómo son nuestras vivencias y conducta en este sentido.

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Natividad del Señor. 25/12/2021. Misa del día. Juan 1, 1-5.9-14

Un gran día, el día de hoy. Por algo la misa de hoy empieza por la expresión ¡Qué hermosos! y es cierto. Así hay que contemplar la misa de hoy. Pero, que sea una misa que se mueve dentro del resplandor, de la emoción. Hay que aprender a que nuestras vivencias tengan una expresión natural en nosotros, sin llamar la atención de los demás. Es algo íntimo nuestro. Hay que traslucirlo. Así, vamos aprendiendo a expresar nuestra fe en la intimidad. ¿Sabemos captar la hermosura de los pies del mensajero, del que viene de parte de Dios, del que nos trae la experiencia de Dios? En nuestros momentos de oración, ¿se canta a coro con los demás como hermanos que alaban a Dios? Hemos concluído la entrada de la misa de hoy, que era de Isaías 52, 7-10. Ahora viene el salmo 97, 1, bcde-6. Repitamos: los confines de la tierra han contemplado la salvación de nuestro Dios. Hebreos 1, 1-6. Segunda lectura. Ahora estamos en la etapa del Hijo de Dios. El nos ha hablado directamente haciéndose uno como nosotros. El nos limpió de todos nuestros pecados. ¡Qué maravilla sentirse uno perdonado de todos nuestros pecados, por el mismísimo Dios! ¡Por el mismísimo Jesucristo! Gracias a Él hemos sido purificados de nuestros pecados. Y entramos en la lectura evangélica. Se toma de Juan 1, 1-5, 9-14. Nos habla de la segunda persona de la Santísima Trinidad recordándonos que es Dios. Y por tres veces se hace referencia a la misma persona para llamarla luz. Esa luz era la luz de los hombres. Jesús es la luz que nos ilumina. Es una luz que brilla en las tinieblas aunque no quieran reconocerla. Seamos siempre fieles a Dios; si lo recibimos de verdad en nuestros corazones, somos de verdad hijos de Dios porque creemos en su nombre, en su persona. El evangelio de hoy está lleno de gracia y de verdad. Lo importante, lo que tiene vida, es nacer de Dios y poder contemplar su gloria, con plenitud de gracia y de verdad. Propósito: El comentario a las lecturas de este Domingo tiene puntos bonitos para ser meditados, y para la educación de nuestros sentimientos o emociones y vivir mejor las expresiones religiosas como creyentes.

martes, 14 de diciembre de 2021

Domingo IV de Adviento. 19/12/2021. Lucas 1, 39-45

Realmente, estamos inmersos en el tiempo de Navidad. Se nota en muchísimas manifestaciones humanas del mundo cristiano: regalos de reyes en los escaparates, los nacimientos que se exponen al público, los que se elaboran privadamente en los domicilios particulares, las tarjetas de felicitación de las navidades, los villancicos... las expresiones de alegría... Pues ¡vivamos de verdad esos sentimientos en nuestro corazón! ¡Disfrutemos de la Navidad! Impregnémoslo todo de un gran amor a Jesús, al Niño Jesús. Dios celebrando su cumpleaños entre nosotros. ¡Qué grande es Dios! Y, que suerte tenemos nosotros. La primera lectura (Miqueas 5, 1-4a) nos dice que: El mismo será la paz. Nuestra paz siempre será Jesús. De niño, de joven, de mayor, y siempre. En este tiempo de Navidad, ejercitémonos en practicar la presencia de Dios durante el día; digámosle con el pensamiento que lo amamos. Pero, a la vez, no perdamos el contacto con el mundo, no vayamos a tener un accidente... con que lo digas unas pocas veces es suficiente y te mantendrás alegre por tu cercanía a Dios. Ahora, vas a estar con el salmo 79. Con todos los asistentes a misa debes decir alternando con el lector: Oh Dios, restáuranos, que brille tu rostro y nos salve. La segunda lectura se toma de Hebreos 10, 5-10. Jesús viene para hacer la voluntad de Dios. Tan sólo nos salva El. Y, todos quedamos santificados por el ofrecimiento del cuerpo de Jesucristo. Y hemos llegado al evangelio. Se toma de Lucas 1, 39-45. Se trata de la visita de María a su prima Isabel. Cuando María llega a casa de Isabel y la saluda, con un saludo tan cariñoso y efusivo por la fe de sus corazones, la criatura saltó en el vientre de Isabel. Es el efecto del saludo. Es la alegría que produce la cercanía de Dios en el alma del creyente. Todos nosotros lo sabemos por experiencia. Y esta cercanía de Dios, nos lleva a acordarnos de Dios mismo varias veces al día. Estamos aprendiendo a vivir en la presencia de Dios, a acordarnos de él con frecuencia y a decirle que lo amamos. ¡Qué sea el gran recuerdo de estas Navidades! ¡Nos estamos entrenando para renovar con frecuencia la presencia de Dios en nuestra vida! Propósito: Seguro que hoy no hace falta indicártelo. Lo tienes muy claro. ¡Y buena tarea para practicar y coger la costumbre! ¡Adelante!

miércoles, 8 de diciembre de 2021

III Domingo de Adviento. 12-12-2021. Lucas 3,10-18

Hoy es un domingo de mucha alegría, de muchísima alegría; con un texto de la sagrada biblia, del libro de Sofonías (3,14-18a), que nos llama a alegrarnos, a gritar de gozo, a disfrutar con todo nuestro ser de dios, qeu nos ama de verdad. Así es como debemos empezar el día de hoy: ¡sentirnos alegres delante de Dios! Así, de verdad. Dios nos quiere. Y todos sentiremos realmente su abrazo si nos sentimos alegres en su presencia. Echémonos en sus brazos, pero echémonos de verdad. Es una forma de ponernos en la presencia de Dios. Así. Toquemos a Dios. Como dice esta primera lectura: regocíjate y disfruta con todo tu ser. El señor está cerca de ti, no temas nada. Dios te transmite toda su alegria. Isaías 12,2-6 te invita a repetir varias veces, durante el día, la expresión: "Gritad jubilosos, porque es grande en medio de ti el Santo de Israel". La segunda lectura se toma de la carta a los Filipenses 4,4-7. Continúa gozando de la alegría, porque Dios está cerca de cada uno de nosotros. Pero esa alegría que sale de nuestro interior, nos lleva a la oración, a la petición, a la acción de gracias. Y así, gozaremos de la paz de Dios en todo nuestro ser. Y con este espíritu de cercanía a dios llegamos al evangelio de hoy, que empieza preguntando: ¿qué tenemos que hacer? Enseguida viene el Señor, enseguida llega la Navidad. ¿Qué tenemos que hacer nosotros? La única respuesta de Jesús es la virtud de la caridad, del amor, de ayudar a los demás. En efecto, al primer grupo que llega para preguntarle qué deben hacer, como publicanos que son, les contesta: caridad, nada más que caridad, expresada como sea. El que se bautizó, si el bautismo es sincero, si es expresión de adherirse a Cristo, debe estar impregnado del espíritu de amor, de caridad. El verdadero bautismo es el bautismo con Espíritu Santo y fuego. Es el impregnado de amor, de caridad, de fuego. Realmente el mensaje de Dios es siempre el mismo. Todo está entrelazado. Toda la limpieza de corazón nos conduce a la inmensidad de dios, al amor que Él nos tiene. ¡Seamos siempre fieles a Dios y en nuestras debilidades pidámosle perdón de verdad!

lunes, 29 de noviembre de 2021

II Domingo de Adviento. 05/12/2021. Lucas, 3, 1-6.

Hemos entrado en el Adviento y aprovechamos el tiempo para amar cada vez más a Dios y al hermano. No desaprovechemos el tiempo. Son tiempos de muchísima alegría por la venida de Jesús que se nos acerca. ¡Animos, que llega la Navidad! Por algo hoy, es un día de gran alegría. Nos dice la primera lectura del día de hoy. Cada uno que se exprese como pueda, pero con gran alegría. ¡Quita tu traje de luto! ¡Quítalo de una vez! Que tus difuntos te quieren, te esperan. Tus padres difuntos, tu esposo difunto, todos en el cielo esperan tu llegada. ¡Y sólo falta un momentito! Y, en efecto, sólo faltaba un momentito. Tres o cuatro minutos fueron. Así lo expresaban sus propios hijos. Y así era la sincera fe de esa mujer. Así manifestaba su fe ante los suyos. Como dice esta primera lectura (libro bíblico de Baruc 5, 1-9), despojémonos del vestido de luto, vistamos las galas perpetuas de la gloria que Dios nos concede. ¡Cuándo nos llegue la muerte, que la recibamos gozosos echados en los brazos de Dios! Y, digamos varias veces al día, durante la semana, "El Señor ha estado grande con nosotros, y estamos alegres". Es del Salmo 125, 1-6. La segunda lectura es de la carta a los Filipenses 1, 4-6. 8-11. Cuando de verdad tenemos colaboradores para trabajar, todos juntos, para el reinado de Dios, nos cambia totalmente el carácter, nos da una inmensa alegría y nos hace gritar: "Testigo me es Dios del amor entrañable que os tengo, en Cristo Jesús". Que nuestra oración sea la del salmo ya dicho, el 125. Y repitámosla con frecuencia. Así, mantendremos la presencia de Dios en nosotros. Y llegamos al evangelio. Aquí tiene Jesús un excelente colaborador que es Juan, el hijo de Zacarías que predica un bautismo como señal de arrepentimiento y de que nuestra unión con Cristo se renueva a cada momento. Experimentemos la cercanía de Dios, sintamos a Dios cerca, muy cerca. Tengamos momentos de oración íntima. Echémonos en brazos de Dios. Es lo que debes hacer cuando no podemos hacer otra cosa. Y ya llegará la luz. Ya se abrirá y se despejará el camino y daremos gracias a Dios. Recordemos que nuestro bautismo es un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Es un bautismo de conversión continua y por eso vamos rellenando o allanando el camino. En cada momento lo que corresponda. De esta forma, iremos viendo la salvación que Dios nos trae. Hoy, tienes de verdad ideas para hacer un propósito. ¡Venga, hazlo con verdadero amor a Dios!

lunes, 22 de noviembre de 2021

Domingo I de Adviento. 28/11/2021. Lucas 21, 25-28. 34-36

Lo primero que debemos hacer este domingo es mentalizarnos de que ha llegado el comienzo del Adviento. Está próxima la Navidad y debemos mentalizarnos de dicha cercanía. En las lecturas de la misa de hoy se comienza destacando el anuncio de la Navidad para continuar con el intermedio y, finalmente su realización. Como vemos, el tiempo de Navidad quiere meterse de verdad en nuestro interior y remodelarnos con vivacidad. No nos que más remedio que decir "ojalá sea así". La Navidad verdadera es el deseo de tantos pueblos martirizados por el hombre, por la injusticia, por la guerra. Es el deseo de los que necesitan algo de verdad. Pero, no debemos quedarnos sólo en eso. Debemos acudir a Dios, al Señor. La oración, el contacto con la divinidad, es imprescindible. En todo momento debemos ser capaces de mirar hacia Dios, de decirle algo en nuestro interior. Dios, nos dice la primera lectura en Jeremías 33, 14-16, va a suscitar una persona legítima que haga justicia y derecho en toda la tierra. Pidamos sinceramente que dicha realidad sea pronto verdad en todo el mundo. Tomemos el salmo 24 y repitamos varias veces durante el día: "A tí, Señor levanto mi alma". Aprendamos de esta manera a recordarnos de Dios varias veces. Así, aprenderemos a estr en la presencia de Dios. La segunda lectura de hoy se toma de la 1 Tesalonicenses 3, 12-4, 2. Que el Señor nos haga rebosar de amor mutuo y nos haga santos e irreprochables para seguir adelante. Es lo propio de esta segunda lectura. Cada uno debe pensar cómo podemos rebosar de amor mutuo y llevarlo a la práctica. Y, teniendo en cuenta lo dicho, recordemos todo lo que sabemos sobre como amar a Dios. Y no tengamos miedo. Y continuando con Lucas 21, evangelio de hoy, cuando todo lo que se dice de catastrófico sobre el fin del mundo empiece a suceder, hay que conservar la tranquilidad. Debemos estar siempre cerca de Dios. Y amarlo de verdad. Notaremos como él va penetrando nuestros corazones y nos tranquiliza a la vez que nuestro amor va creciendo de verdad. Y, de esta forma, sentiremos que ciertamente, sea como sea, nuestro corazón ama cada vez más. Como quiera que sea, nos mantendremos firmes y con amor ante el Hijo del hombre.

lunes, 15 de noviembre de 2021

Domingo XXXIV del Tiempo Ordinario. Jesús, Rey del Universo.

Hoy, y para siempre, debemos celebrar la fidelidad a Jesucristo, Rey del Universo. Si pecamos, sabiendo arrepentirnos de verdad, no olvidando al Jesús de Nazaret. ¡Siempre con Jesús, mirando hacia él! Porque él, de verdad, no aparta su mirada de nosotros. Nos quiere con inmensa ternura. Jesucristo se vió en una situación verdaderamente humillante que sólo pudo superarla con verdadero amor hacia cada uno de nosotros. Jamás seremos capaces de expresarlo con nuestras propias palabras. Por lo tanto digamos sencillamente: Jesús me ama, lo sé. Digámoslo una y mil veces. Jesús me ama de verdad y profundamente. La primera lectura se toma del libro bíblico de Daniel 7, 13-14. El anciano recibe el poder, el honor y el reino. Es un lenguaje metafórico pero verdaderamente real, profundo y misterioso. Porque el amor que Dios nos tiene es inexpresable pero abarca toda la realidad. Dejèmonos seducir por él, no le pongamos trabas. Echémonos en sus brazos en una especie de éxtasis. Sintámonos felices con él. Es una forma de rezar. Suscitar en nosotros sentimientos de estar a gusto. Decirle a Dios con el pensamiento, con el corazón, que lo amamos. El reino de Dios no acabará. Así termina la primera lectura. Repitamos durante el día del salmo 92, el versículo: "El Señor reina, vestido de majestad". El Apocalipsis 1, 58 nos proporciona la segunda lectura 1, 5-8. Nos recuerda que Jesucristo nos ama, nos libra de los pecados y nos hace sacerdotes para Dios, padre de Jesús. Ser sacerdotes para Dios es la máxima categoría que se nos puede dar después de haber perdonado todos nuestros pecados. Por eso tiene tanto valor la oración, aún la hecha con el pensamiento, en nuestro interior. Juan 18, 33b-37 es la tercera lectura, la evangélica. Sin lugar a duda, Jesús es rey y da testimonio de la verdad y nosotros debemos escuchar su voz. Aquí se resume todo. Amemos a Jesús de verdad. Durmámonos en sus brazos. Disfrutemos con él. Seámosle fieles. Confiemos que nos perdona nuestros pecados. Escuchemos su voz ya que somos de la verdad. No lo olvidemos. En este mensaje tenemos muchas ideas para pensar y meditar esta semana. Mejor diría, ideas para vivir y para sentir. No sé que verbo escoger para expresarme mejor. Decide tu mismo. Pero hazlo. En tus manos lo dejo. No te contentes sólo con leer. Y habla de la abundancia de tu corazón. Comunica a los demás tus métodos, tus experiencias, tus vivencias de Dios. Es muy importante que nos atrevamos a hablar de todo ello. Aunque también tenemos derecho a nuestras intimidades.

lunes, 8 de noviembre de 2021

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario. 14/11/2021. Marcos 13, 24-32

Hoy es el día mundial de los pobres y el día de cada una de las diócesis que hay por el mundo. Por lo tanto, es un día muy especial para el recuerdo del que necesita ayuda para sobrevivir. Ayudémosle. Es, tristemente, su día. Además, es nuestro día como creyentes que somos. Vivimos nuestra fe cristiana en comunión con otros. ¡Qué se note nuestra unión! Hoy día tenemos muchos enemigos. Esto es cierto. Debemos concienciarnos. ¡Ellos saben hacerlo! Saben cómo hacerlo. Nuestros hijos o nietos, a menudo piensan que los demás que han hecho su primera (y última o casi última) comunión seguirán comulgando porque aman a Dios de verdad. Pero, no es así. Los hay que celebran la "no comunión". Y algunos así lo hacen, sabiéndolo. Nosotros debemos defender siempre a Dios, a quien queremos de verdad. La primera lectura se toma del libro bíblico Daniel, 12, 1-3. Nos dice que dormiremos ya en el polvo de la tierra, pero cuando llegue el momento, saldremos del polvo de la tierra y resucitaremos para brillar con Dios por toda la eternidad. Hagamos nuestra esta verdad y repitamos con frecuencia durante el día el versículo del salmo 15 que dice: "Protégeme Dios mío, que me refugio en ti". Es una forma de vivir en la presencia de Dios. No te olvides. Hazlo. Ahora nos toca Hebreos 10, 11-14.18; nos recuerda que sólo Cristo puede perdonar los pecados. El, dando su vida por nosotros una sola vez, ya dejó perdonados todos nuestros pecados. Sólo nos queda arrepentirnos y aceptar su perdón. ¡Hagámoslo! Y, no pequemos. La lectura evangélica se toma de Marcos 13, 24-32. Este evangelio se expresa de manera muy gráfica. Todo el firmamento se bamboleará. Los ángeles cumplirán su misión y reunirán a los elegidos. ¡Qué nuestro ángel de la guarda nos cuide y nos acompañe hasta la presencia de Dios! Ante Dios no hay tiempo. Dios lo tiene todo presente. Como dice, a su manera, este evangelio, en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo ni el Hijo, sólo el Padre. No tengamos miedo. Dios nos acompaña. El está siempre con nosotros. Nos quiere, nos ama. Y, volviendo al comienzo de este breve comentario, tengamos un recuerdo especial para los pobres de nuestra comunidad, a los que conocemos y tenemos más cerca. Y, como cristianos que somos, busquemos la unión entre todos nosotros, la necesita la iglesia. Y el consejo que dábamos un poquito más arriba: vivamos la unión con Dios. Es una forma muy bonita de hacer oración.

miércoles, 3 de noviembre de 2021

Domingo XXXII del Tiempo Ordinario. 07/11/2021. Marcos 12, 38-44

La primera lectura es de Reyes 17,10-16. El profeta Elías se fué a la Sarepta y vió a una mujer viuda reccogiendo leña por el camino. El profeta le pide agua y un trozo de pan. Pero, no sabe que la mujer está recogiendo palos que encuentra por el suelo para preparar algo de pan cocido y cenar con su hijo. Lo comerán y luego, juntos, morirán. Elías, el profeta, le pide que prepare primero lo de él y luego hará lo de ella y lo de su hijo. ¡Qué atrevimiento! Pensemos que el profeta desea que ella ponga toda su confianza en Dios. En efecto, el profeta le afirma que la harina no le va a faltar, ni el aceite... hasta que vengan las lluvias y acaben con la total sequía y el hambre. La segunda lectura se toma de Hebreos 9, 24-28 y la enseñanza principal es que Cristo se ha manifestado una sola vez, al final de los tiempos, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Cristo, si lo aceptamos, destruye los efectos de nuestros pecados. Pero, tenemos que acostumbrarnos a aceptarlo. Acercarnos a Cristo, a Dios es la base de toda nuestra vida cristiana. Es la base de toda la vida de santidad. Si decididamente empezamos a caminar de verdad en esta dirección, una práctica que no podemos olvidar es la de acordarnos de Dios con el pensamiento varias veces al día. Somos humanos y no podemos vivir continuamente en la presencia de Dios. Además, abundan los peligros de la vida, coches que pueden atropellarte, etc. y no podemos exponernos. Por eso, a la vez que deseamos vivir en la presencia de Dios continuamente, debemos echarnos en los brazos del Señor y no perder el contacto con la realidad de este mundo para no correr peligros. Dios ve nuestros buenos deseos de amarle continuamente y es suficiente. Pero esos buenos deseos tienen que existir. Es el comienzo de una vida espiritual fuerte e intensa. El evangelio de este domingo denuncia la opresión instrumentalizada de los débiles. La sabiduría popular, a menudo, es muy acertada y matiza con mucha dureza. Pero, es así. Lo dice con claridad: encima de cornudos, apaleados. Es lo que a veces le toca al pobre, todas las pulgas van a él. Debemos tenerlo muy presente los creyentes. Jesús, en el evangelio de hoy, por el contrario, alaba sinceramente a la viuda pobre que se acerca al templo y sólo echa dos moneditas en el cepillo de las limosnas. No puede dar más. Mejor dicho, lo necesita todo para vivir. Dios no la obliga a nada. Pero, ella ama a Dios y no es quien a pasar sin echar algo. También ella quiere ayudar a pagar los gastos del templo. ¡Bendito sea Dios! Jesús llama a los discípulos y les dice: Esta viuda pobre es la que más ha echado, pues los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta echó de lo que necesitaba para vivir. ¡Qué contraste el de esta pobre mujer con el nefasto presumir de algunas personas de la Iglesia! Lo dejamos así, cada cual que lo piense y lo medite. Propósito: Me parece que el propósito que puedes hacer ya lo tienes en el pensamiento, en lo íntimo de tu corazón. Hazlo y no lo pienses más. Decídete.

martes, 26 de octubre de 2021

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. 31/10/2021. Marcos 12, 28b-34

En este domingo, se unen fuertemente dos ideas: la idea del sacerdocio y la de un sólo Dios. El Señor es uno solo. Es nuestro Dios y es uno sólo para todo el mundo. Es necesario que grabemos en todos nuestros corazones que el Señor es uno solo y que lo queremos de verdad. Amemos pues a Dios con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Estas palabras deben estar en nuestro corazón. Los actos de amor a Dios nos hacen caminar de verdad hacia la santidad. Durante el día nos acordamos varias veces de Dios y le decimos que lo amamos de verdad. Cojamos esta costumbre. Es maravilloso. Cada vez estaremos más cerca de Dios. Y si empezamos, no nos cansemos, no lo dejemos. Dice el libro del Deuteronomio en la primera lectura de hoy: Estas palabras que yo te mando hoy estarán en tu corazón. Recogido en el Deuteronomio 6, 2-6. El salmo de este domingo es el 17 y su estribillo debemos repetirlo varias veces durante el día. Dice así: "Yo te amo Señor; tú eres mi fortaleza". Acordémonos de que sea nuestro rezo, nuestra cariñosa repetición todo el domingo. La segunda lectura de esta misa se toma de la carta a los Hebreos 7, 23-28. Sólo hay un sacerdote y éste es Cristo Jesús, nos dice. Jesús permanece para siempre, por eso tiene un sacerdocio que permanece también para siempre. Los sacerdotes de hoy no tienen un sacerdocio propio. Es Cristo, único sacerdote, que obra en ellos, a través de ellos. Por eso salva definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él. Los sacerdotes representan el sacerdocio de Cristo pero, como humanos que son, están llenos de debilidades. El evangelio se toma de Marcos 12, 28b-34. Nos resume muy bien los mandamientos de la ley de Dios en uno solo: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser. Y amarás a tu prójimo como a tí mismo. Eso vale más que todos los holocaustos juntos. La persona que piensa de esta forma está en lo correcto. Y ama a Dios. Va totalmente por el buen camino. El sacerdote, como hombre y como humano, puramente como humano que es, de ninguna manera puede desplazar al Jesús de Nazaret. Este es Dios hecho hombre, pero Dios. No te contentes con solamente leer este comentario. Medítalo y saca algún compromiso serio. Ponlo en práctica.

lunes, 18 de octubre de 2021

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. 24/10/2021. Marcos 10, 46-52

En el evangelio de hoy, o mejor en todas las lecturas, se aprecia la presencia del Señor que nos trae alegría. Hay que aprender a disfrutar con la alegría que viene de Dios y que, a menudo, inunda lo más hondo de nuestra alma. Jeremías 31, 7-9 presenta la primera lectura. A los caminantes asturianos puede hacérseles presente en aquellos requeros que se encuentran, a menudo, a través del camino portando un agua transparente, limpia y muy fresca que nos hace ansiarla de verdad. Cuando, alguna vez, lleguemos a uno de esos remansos de paz que nos brinda la naturaleza, recordemos la presencia de Dios, démosle gracias por todo, por lo bueno y por lo no tan bueno, echémonos en sus brazos y sepamos que Dios siempre será para nosotros un padre bueno. Tendremos el agua fresca, a él mismo, muy cerca de nosotros. El salmo 125 nos dice: "El Señor ha estado grande con nosotros y estamos alegres". Repitámoslo varias veces durante el día. La segunda lectura se toma de la carta a los Hebreos 5, 1-6. Nos dice que los sacerdotes son hombres como los demás, llamados por Dios para celebrar el culto y ofrecer dones y sacrificios por los pecados propios y por los de los demás. El sacerdote también está sujeto a la debilidad y peca. El único que no pecó fue Jesús de Nazaret. Y es sacerdote para siempre. Un sacerdote que siempre nos perdona porque es el mismo Dios que nos ama. La lectura del evangelio, Marcos 10, 46-52 es la del ciego Bartineo. Es un hombre que está solo, al borde del camino. No sabemos por qué está solo. Pero, alguna vez habrá oído hablar de Jesús y nada más enterarse de su presencia empieza a llamarlo. Sin duda que tú, alguna vez, has sentido la presencia de Dios en tí o muy cerca de tí. Cuando lo sientas cerca o cuando oigas su voz interior, llámalo como hizo Bartimeo. Aprende a hablar interiormente con Dios. Es una forma de hacer oración. Sin pronunciar palabras. Con el pensamiento, con el corazón. Es muy útil aprender a orar así porque puedes ponerte en la presencia de Dios en cualquier momento. El ciego Bartimeo, como le dijeron que Jesús lo llamaba, soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Así de rápido. !Cualquiera no! El Señor le dice: "Qué quieres que te haga?" Y el ciego contesta: "Que recobre la vista". Y, Jesús, sin pérdida de tiempo le dice: "Anda, tu fe te ha salvado". Al momento, recobró la vista y seguía a Jesús por el camino. Esto es lo que espera a los que viven con fe en Dios. Pero no olvidemos que Dios pondrá nuestra fe a prueba para ver si es auténtica o no. No perder la fe en Dios, confiar en Dios de verdad, es permanecerle siempre fiel, en las verdes y en las maduras. En todo momento. Y dure lo que dure cada situación. Iremos descubriendo a Dios poco a poco y le seremos siempre fieles. Lee esto las veces que necesites. Pero, haz un compromiso.

miércoles, 13 de octubre de 2021

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Marcos 10, 35-45. 17/10/2021

Todos en esta vida tenemos una flecha que nos indica la dirección que debemos seguir para alcanzar la meta que Dios nos propone. La dirección nos la va marcando Jesucristo en nuestros corazones, sólo hace falta que estemos atentos en nuestro interior y dejar que Dios se nos vaya manipestando. Mientras tanto, pidamos a Dios que nos ayude y que mueva nuestro corazón. Cada uno de nosotros tendrá que saber si la palabra de Dios ha iluminado su corazón o si acaso le ha dado la espalda. La primera lectura es de Isaías 53, 10-11. Es dura porque nos presenta el mesías triturado con el sufrimiento, entregando su vida como expiración nuestra. Es así como empieza esta lectura. La palabra "triturar" es una palabra muy dura y es la que el autor sagrado escogió para aplicar al redentor. Es muy dura pero es muy expresiva. El salmo 32 nos propone "Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros como lo esperamos de ti". Memoricémosla y repitámosla varias veces durante el día. La segunda lectura se toma de la carta a los Hebreos, 4, 14-16. Esta lectura nos presenta a Jesús maravilloso. Su fidelidad ha sido probada, totalmente probada, y además en él no hay ni rastro de pecado. El es nuestro sumo sacerdote ante el trono de la gracia. Precioso nombre: "el trono de la gracia". ¡Todo se nos va a dar gratis por los méritos de Jesús! Seguro. Por eso, comparezcamos confiados, con esa confianza que tiene el que ama a Dios. Y, llegamos al evangelio de hoy. Marcos 10, 35-45. La enseñanza principal de este evangelio se encuentra al final del mismo: "El que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, que sea esclavo de todos". Tengamos presente este texto durante toda la semana y pongámoslo en práctica. Creceremos al lado de nuestro sumo sacerdote, Jesucristo. Iremos descubriendo, poco a poco, en nuestros corazones, cómo el amor a Jesús crece de verdad, en nosotros. Permanezcamos en esta actitud, en este proceder, y no desfallezcamos. Y si desfallecemos, volvamos a empezar rápidamente. Si Dios nos concede alguna experiencia santa, recibámosla en nuestro corazón con sencillez, no creamos que somos santos de verdad. Nunca llegaremos a ser como Jesús, que es verdadero amor. Que nos ama de verdad. Que está a nuestro lado. Pero sigamos en esta línea que nos proponemos. Volvamos a empezar, si no queda más remedio, pero nunca la abandonemos. Propósito: Se deduce solo. No hace falta ponerlo aquí. ¡Adelante! Pero con Jesús a nuestro lado.

miércoles, 6 de octubre de 2021

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario. 10/10/2021. Marcos 10, 17-30

Las lecturas de este domingo nos ponen ante lo que debe ser la vida de un cristiano, la vida de un seguidor de Cristo. Nos encontramos ante una persona que ama a Dios y desea amarle siempre. La primera lectura, tomada del libro bíblico de la Sabiduría 7, 7-11, nos presenta a un hombre haciendo oración, a un hombre que suplica, a un hombre que ora y va consiguiendo los frutos de la oración. El que ora va consiguiendo sus frutos espirituales cuando Dios considera oportuno. Muchos cristianos consideran que tu rezas y Dios está obligado a concederte. Dios nos ama y nos quiere, pero nosotros no podemos obligarlo a nada. El sabe lo que es mejor a cada uno de nosotros. Al que suplica, en esta lectura, le da el espíritu de sabiduría. La sabiduría que es fruto del amor que Dios nos tiene. La sabiduría que nos mantiene unidos a Dios y que hace que broten de nuestro corazón muchos actos de amor a él. Con el salmo 89, digámosle varias veces durante el día: "Sácianos Señor de tu misericordia y estaremos alegres". La segunda lectura es de la carta a los Hebreos, 4, 12-13. Dos ideas son las que resumen la enseñanza de hoy: "La palabra de Dios es viva y eficaz", expresión del comienzo, y "todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas" que se dice al final. Tengamos siempre presentes estas dos ideas. Es decir, que la palabra de Dios, si lo amamos de verdad, si lo buscamos, si hacemos oración, cada vez sentiremos a Dios más cerca de nosotros y veremos como Dios conoce de verdad todo nuestro interior. En el evangelio, Marcos 10, 17-30, Jesús comienza interrogando a uno que se arrodilla ante él y que le pregunta ¿Maestro bueno, qué debo hacer para heredar la vida eterna? ¡Poquísimas veces llamamos bueno a Dios! Y sin embargo, Jesús contesta al que le pregunta: No hay nadie bueno más que Dios. Tan sólo Dios, Dios del cielo o ese mismo Dios bajo la figura de hombre, es decir, Jesús de Nazaret. El es bueno por excelencia. Los demás quedamos muy lejos. Deberíamos acostumbrarnos a llamar bueno a Dios en la profundidad de su significado. El nos quiere con locura. Con verdadera bondad. Precisamente, pensando en esa infinita bondad de Dios nadie, ningún papa, ningún concilio se atrevió a definir como dogma de fe la eternidad del infierno. ¿Cómo será la eternidad del que no se salve? ¿O, nos salvamos todos? Dios, en su infinita bondad, no nos condena para siempre. No nos tiene sufriendo para siempre. Pero, sea cual sea la solución, seamos fieles a Dios, rectifiquemos nuestro camino. Hemos tocado parte del evangelio de hoy. Dejamos lo demás para otra ocasión.

miércoles, 29 de septiembre de 2021

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. 03/10/2021. Marcos 10, 2-12

En la primera y tercera lectura de la misa de hoy resalta la institución del matrimonio como obra de Dios. Hoy, quizá más que nunca, conviene tener las ideas muy claras ante una institución como es la del matrimonio cristiano. Lo iremos viendo a través del comentario de las lecturas. El libro del Génesis, 2,18-24 nos presenta la primera. Dios se preocupa del hombre. No desea que se encuentre sólo en esta vida y va a poner remedio a su soledad. Y Dios hace un ser semejante al hombre, hace la mujer. No sabemos como fue, pero lo hace Dios y al final tenemos sobre la tierra a un hombre y una mujer, preparados para la convivencia y para extender la población humana. Lo importante es que de una u otra forma, Dios nos hizo, y con mucho amor. ¿Hizo más hombres y más mujeres a la vez? No lo sabemos. Suponemos que sí. La Biblia lo relata a su modo. Pero, somos obra de Dios que es la principal constatación del relato bíblico. Gracias Dios mío, porque somos obra de tus manos. ¡Somos obra tuya! Repite hoy varias veces con el pensamiento: "Que el Señor nos bendiga todos los días de nuestra vida". La segunda lectura es de la carta a los Hebreos 2, 9-11. Se refiere a Jesucristo y la gran lección -insuperable lección- que él como hombre fue perfeccionando por el sufrimiento, por el abandono en los brazos de Dios Padre. Si nosotros, en el dolor, en el sufrimiento que a todos llega y no podemos evitarlo, nos echamos en los brazos de Dios y lo llevamos con paciencia, estamos avanzando por el camino de la perfección. Así lo hizo Jesús y nuestro deber es imitarle. Es la gran lección que nos da Jesús de Nazaret. Y llegamos a la tercera lectura, la del evangelio (Marcos, 10, 2-12). Ante esta lectura, Jesús pregunta a los farieseos qué les ha mandado Moisés. Ellos afirman que Moisés les permitió escribir el acta de divorcio y repudiar a su mujer. Jesús contesta que eso fue por la dureza de su corazón. El deseo de Dios es que el hombre y la mujer sean una sola carne. Y por ello hay que luchar. La unión en el matrimonio, ese amor profundo, es maravilloso. Para lograrlo tienen que ser los dos personas de oración, de unión con Dios, pues sólo él hace maravillas. La oración y el amor mutuo hacen verdaderos milagros. Y el matrimonio logrado hasta el final es fruto de un estar junto a Dios, de amarle, y ¡¡¡vuelvo a decir lo mismo!!! Digo lo mismo, sin darme cuenta, porque es la verdad. A menudo se corta rápidamente teniendo a Dios cerca. La experiencia de conductores de almas, junto con las experiencias de la fe, van en esta línea. Los cristianos con nuestra conducta, debemos dar lecciones al mundo de hoy. Propósito: Piensa: ¿Cómo puedo crecer en el amor a Dios? ¿Cómo puedo aumentar la unión con mi cónyuge? Después de pensar, haz un propósito y cúmplelo. Si eres soltero, también queda espacio para tí.

miércoles, 22 de septiembre de 2021

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Marcos 9, 38-48. 26/09/2021

En este domingo, domina la idea de que ojalá el espíritu del Señor estuviera en el corazón de cada uno de nosotros. Irradiaríamos todo su pensamiento al corazón de los demás. Expresaríamos con nuestras palabras todo lo que Jesús espera de nosotros. Nuestras vivencias serían fruto de las mismas vivencias de Jesús, de Dios hecho hombre. Lo expresa muy bien la primera lectura del día de hoy, Números 11, 25-29. "¡Ojalá todo el pueblo del Señor recibiera el espíritu del Señor y profetizara!". Es un resumen perfecto. El Señor nos llama a todos para que expresemos su palabra, la palabra de Dios. Lo que él quiere y a lo que nos invita. ¿No estamos preparados para extender el reino de Dios? ¿No tenemos contacto con él en lo más íntimo de nuestro corazón? ¿No sabemos hacer oración con el pensamiento? ¿Sólo sabemos repetir oraciones ya hechas por otros? Debemos animarnos a tener nuestra propia vida interior y que broten palabras desde nuestro corazón. Repitamos durante el día: "Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón". Se toma del salmo 18. La segunda lectura es de Santiago 5, 1-6. Los que han nacido en una aldea conocen muy bien el día de la matanza. Con este ejemplo que se pone al final de la lectura ya está todo expresado. Y todo el metal de la moneda oxidado. Es el fruto de haber explotado al inocente, que sea por las malas, pero convirtámonos, no esperemos a que llegue el día de la matanza del cerdo para comer durante el año. El evangelio de hoy se toma de San Marcos 9, 38-48. A uno que echa los demonios en nombre de Jesús, se le quiere impedir, porque no pertenece al grupo de los apóstoles. Es como si hoy se tratara de impedir a uno que no es sacerdote hablar de Dios, de Jesús de Nazaret. El que vive de Dios, puede hablar de Dios y llevar las almas a Dios. Puede hacerlo cualquier cristiano que viva su fe. Y hay que animar a muchos cristianos a que lo hagan así. Si todos habláramos entusiasmados de nuestra fe, nuestras vivencias se translucirían en nuestras caras, en nuestro interior y en nuestro exterior. Si esto lo entendemos de verdad y nos decidimos a ponerlo en práctica, habremos dado un verdadero paso en nuestra vida de cristianos. Propósito: hoy sí es necesario hacerlo. Pero, debes hacerlo tú, desprendiéndose de algo de este comentario.

martes, 14 de septiembre de 2021

XXV Domingo del Tiempo Ordinario. 19-9-2010. Marcos 9,30-37.

En este domingo, se nos presenta la espiritualidad de los hijos de Dios frente a la espiritualidad de los impíos. Hablando de espiritualidad parece que suena mal o muy mal hablar de la espiritualidad de los impíos. La espiritualidad es algo muy serio. Se podrá tener mayor o menor grado de espiritualidad, pero nuestra espiritualidad siempre lleva la dirección de Dios, siempre apunta hacia Dios con el objetivo de amarlo cada vez más. A pesar de nuestros pecados, de nuestras debilidades. Pero, continuamente nos ponemos delante de su mirada y nos dejamos llevar de la mano. la primera lectura de la misa de este domingo es del libro bíblico de la Sabiduría en 2,1.17-20. Según nos dice, muchos piensan que al justo no le suceden cosas malas en la vida, pues Dios lo auxiliará y lo liberará del enemigo. Es verdad Dios está siempre con nosotros. Pero, no es menos cierto que Jesús sufrió muerte de cruz y Jesús, no obstante ¡sigue vivo! ¡Con Dios no hay muerte definitiva! La segunda lectura es de la carta de Santiago, 3,16-4,3. Nos dice que la verdadera sabiduría nos viene de lo alto y está llena de misericordia y buenos frutos. Pero, ellos a los que se dirige la carta, ambicionan y envidian y no pueden conseguir nada. Les dice Santiago, que no obtienen porque no piden y si piden, lo hacen mal, porque piden para satisfacer sus pasiones. ¡Y todavía hay algunos que piden mal, pues no piden para que la gente vaya por el buen camino, sino para satisfacer sus propios intereses! Y entramos ya en el evangelio de este domingo (Marcos 9,30-3,7). ya lo decía al comienzo de este comentario: Jesús sufrió muerte de cruz. A estas dos ideas se hace referencia el evangelio. La primera es una que Jesús no pierde de vista: Que va a ser entregado y lo matarán, pero al tercer día resucitará. La segunda, es quien va a ocupar el primer puesto en el grupo que va a organizar Jesús. La respuesta es bien sencilla: Será el servidor de todos. Y pone de ejemplo a un niño. El que acoge a un niño en nombre de Jesús, a este es a quien acoge. Al servidor de todos, ni más ni menos. El evangelio de hoy nos deja totalmente desarmados, descentrados. Las reglas del mundo no son las de Jesús. Esas reglas no se entienden. Solo se entiende si está por el medio el amor a Cristo. Él nos da el gozo de practicarlo y entrenarlo. Él nos da luz y vida. Él nos hace comprender que es la verdad. ¡Lo que hay que hacer! ¡Ponte tú mismo el compromiso, sin olvidar tus primeras obligaciones!

miércoles, 8 de septiembre de 2021

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Dulce nombre de María. 12/09/2021. Marcos 8,27-35

 Algún día, o mejor más de uno, habrá que dedicar a reflexionar sobre el estar dispuestos a dar nuestra vida por defender a Jesús, nuestro Señor, o los valores que él nos trajo. Un cristiano tiene que estar siempre dispuesto a ello. Amar a Dios, a Jesús, cada vez más. Dice el profeta Isaías 50,5-9a que no escondió el rostro ante ultrajes y salivazos. El señor Dios lo ayudaba, e Isaías no quedó defraudado. Que esto nos sirva para una profunda oración. Pero una oración sencilla, con amor, echándonos en brazos de Dios y llenándonos de confianza.


El salmo 114,1-6,8-9 dice: "Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos". Repitámoslo varias veces durante el día. Nos ayudará a mantener la presencia de Dios en nosotros. Animémonos.


En la Carta de Santiago 2,14-18 se los presenta la fe y las obras. La fe sin las obras no vale nada. Las obras son las que nos muestran el valor real de nuestra fe. Como tengo oído a gente sencilla, cristiana, y nos recuerda el evangelio, la fe sin obras es fe muerta. Toda la razón. La fe no se puede demostrar sin las obras.


En el evangelio de hoy, cuando Jesús pregunta a sus discípulos quién dice la gente que es él, cada uno opina a su modo. Pero cuando les pregunta directamente a ellos: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?", tomo Pedro la palabra y dice: "Tu eres el mesías". Así, de frente, y no por decirlo, sino plenamente convencido. Jesús no quiere dar publicidad de que él es el mesías. Y empieza a dar una formación muy seria a sus discípulos de lo que le espera., empezando por decirles cómo va a ser despreciado por todos, ejecutado con muerte de cruz, como cualquier malhechor, y como resucitará al tercer día. Pedro no puede admitir eso, porque espera sin duda un alto puesto después de Jesús. No sabe todavía para qué vino Jesús a este mundo. El pensamiento de Dios es muy distinto. Por eso le contesta Jesús: "Tu piensas como los hombres, no como Dios". Y para terminar, la iglesia nos recuerda el final de este evangelio que se puede unir, con su significado, con la primera lectura de la misa de este domingo: "Mirad, el Señor Dios me ayuda".


Reflexiona sobre tu fe.



lunes, 30 de agosto de 2021

XXIII Domingo del Tiempo Ordinario. 05/09/2021. Marcos 7, 31-37

La primera lectura de hoy es preciosa. Está latente una gran fiesta donde todo es alegría y espontaneidad. Es la alegría que nos trae Dios. No se menciona la fiesta ni la alegría, pero ahí están. ¡Dios viene a salvarnos! Lo dice él mismo en la primera lectura de la misa de este domingo. Está en el libro de Isaías 35,4-7a. Dios viene en persona a salvarnos. Qué expresión tan bonita. Dios no espera que los suyos vayan a él. No. ¡Viene él a los suyos! Es lo que nos sucede cuando morimos. En ese momento Dios se presenta ante nosotros, tiene prisa por abrazarnos, ¡es verdad! Y viene adornado de tanta gloria, de tanto brillo, que nosotros quedamos en el momento completamente limpios ¡Y... al cielo directos! Y se arma la gran fiesta: se abren los ojos de los ciegos, los oídos de los sordos, la lengua de los mudos se despega, brota el agua en los desiertos...


Por todo ello, repite varias veces durante el día, del salmo 145, "alaba, alma mía, al Señor".

Santiago 2,1-5 es la segunda lectura. Comienza diciéndonos: "No mezcléis la fe en Nuestro Señor Jesucristo con la acepción de personas". Ante Jesús, todos somos iguales, el rico y el pobre, el hombre con sortija de oro y traje de lujo como el que es pobre de verdad. ¿Es que un pobre no puede ser rico en la fe? ¡Y es lo más importante! Más importante que los anillos de oro o ropas lujosas. Demos a nuestra fe el gran valor o la gran riqueza que nos aporta. Por la fe nos acercamos cada vez más a Dios, o mejor dicho, por la fe Dios se acerca cada vez más a nosotros. Es el gran valor de la fe.

El evangelio se toma de Marcos 7,31-37. Nos decía la primera lectura que "los oídos de los sordos se abrirán". Con Dios todo es alegría, pero alegría de corazón, la alegría que sólo Dios sabe darnos. Con esta alegría debemos leer el evangelio de hoy. Él hace realidad la primera lectura. Las tres lecturas de la misa de hoy parecen llevarnos a la gran experiencia de la fe. Jesús hace que los oídos de un sordo oigan. Pero no deben hacer publicidad del milagro. Jesús no quiere que lo hagan. Sin embargo, lo propagan a diestro y siniestro. Están todos muy contentos. Lo viven. Vivamos nosotros nuestra fe.


lunes, 23 de agosto de 2021

XXII Domingo del Tiempo Ordinario. 29/08/2021. Marcos 7,1-18.14-23

    Hoy es un día de verdadero agradecimiento a Dios porque las lecturas de la misa nos ponen en una situación de ver en que consiste la verdadera religión. Como dice el Papa Francisco, es la autenticidad de nuestra obediencia a la palabra de Dios, sin contaminarse con lo mundano o cayendo en una interpretación literal de las cosas.


   La primera lectura se toma del Deuteronomio 4,1-2.6-8. En ella vemos como las leyes y los preceptos de los judíos son verdaderamente admirados por los demás pueblos. Y las vivencias que tienen son las de un Dios cercano de verdad a su pueblo. Se vive, de verdad la religiosidad.


   Repitamos en nuestro interior varias veces durante el día: "Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?".


   La segunda lectura se toma de Santiago 1,17-27. Tiene una palabra clave para la interpretación de la misma y es la palabra "injertar". La palabra de la verdad ha sido injertada en nosotros y nos hace vibrar. Quien nos hace vibrar no es el rito, la ceremonia, sino la verdad que ese rito expresa, verdad que debemos vivir con intensidad. Es necesario vivir el significado de los ritos, profundizar en lo importante, para no quedarse con una piedad hueca, sin profundidad. En la misa hay alguna ceremonia que, sin duda, está cargada de emoción y de significado. Por ejemplo, darse la paz. Si yo le doy la paz a mi esposa y a mis hijos con un beso y lo hago con verdadero amor y cariño expreso lo que más importancia tiene: lo que de verdad nos queremos toda la familia. Pero siempre que sea breve y sencillo. Sin embargo, este mismo gesto puede ser realizado de una forma, más o menos fría. Pero, puede expresar muy bien el cariño entre padres e hijos. O la buena relación entre amigos o vecindad. ¿Y el recuerdo de los difuntos? ¿Los recuerdo y los veo ciertamente ante el amor de Dios? ¿Los veo alegres junto a Dios? ¿Me veo en ellos, en su amor y en su cariño? Y así podría seguir llenando a la misa con pleno significado.


Y ya en el evangelio, se nos presenta la práctica de lavarse las manos antes de comer. En vez de tener un significado religioso expresado con sencillez, a modo de oración para dar gracias a Dios por todo lo que él nos da, los fariseos ponen todo el interés en restregarse las manos una y otra vez, como si el acercarse a Dios dependiese de nuestro esfuerzo puramente humano, cuando en realidad es un fruto del amor que va creciendo en nuestros corazones, que no quieren estar lejos de él. No nos apeguemos a un esfuerzo puramente humano, pues no estamos ante un precepto humano, sino ante un deseo cariñoso de Dios. Es pues necesario echarnos de verdad en los brazos de Dios, confiar en él, y los gestos humanos que debamos hacer, hacerlos con sencillez, porque le verdadero amor, aún el más entregado, es fruto de acciones sencillas que nacen de un profundo amor. En este caso, de amor hacia Dios, amor que va creciendo poco a poco.


Compromiso: resume en una frase cortita algo que te haya gustado. Y si te parece, aplícatela.



jueves, 12 de agosto de 2021

XXI Domingo del Tiempo Ordinario. 22/08/2021. Juan 6,60-69.

    La primera lectura se toma del libro bíblico Josué 24,1-2a.15-17.18b- Josué reunió todas las tribus de Israel con todas las autoridades y les preguntó si querían servir a Dios o a los dioses de los pueblos amigos de vuestros padres. Josué aclara que él y su casa seguirán sirviendo al único Señor verdadero. El pueblo entero, con todas sus tribus, respondió que jamás abandonaría al Señor, al verdadero Dios, al único Dios, al que estuvo siempre con ellos. ¡Ojalá nosotros como pueblo nos comprometiésemos así con Dios! Trabajémoslo sabiendo sacar conversaciones sobre las cosas de Dios.


   Durante el día pensemos y digamos en nuestro interior: "Gustad y ved que bueno es el Señor".


   La segunda lectura es de Efesios 5,21-32. Nos habla de la relación entre marido y esposa con referencia a Cristo. Debemos quedar con los pasajes donde se habla del amor entre los esposos. ¡Es maravilloso el amor entre los esposos! Y si está Dios por entre ellos, no digamos. Cuando los de casa aman a Dios y le son fieles, la casa es otra casa. ¡Hagamos de la casa un templo!


   La lectura evangélica es de Juan 6,60-69. Pedro le dice a Jesús: Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios. Así termina el evangelio de hoy. Pero, el día de hoy tiene gran importancia. El capítulo 6 del evangelio de Juan deja traslucir siempre la eucaristía. De ahí que uno sienta la obligación de hacer alguna referencia a la misma. La eucaristía sólo puede entenderse bien desde la fe. Pero no como la fe que consiste en creer verdades, sino la fe que consiste en vivir como Cristo vivió, con sus valores, con sus costumbres, con sus criterios. La eucaristía es la expresión o mejor la unión o la fusión con la vida o el destino de Jesús. La eucaristía es abrazarse enteramente a Cristo. Pero, abrazarse de verdad. Sentir sus vivencias, su amor. Su entrega a nosotros y nuestra entrega a él. Llenarnos de su amor. Es así como debemos recibir la comunión. A eso debemos tender y a ello llegaremos con la ayuda de Dios.

miércoles, 11 de agosto de 2021

Asunción de la Virgen María. 15/08/2021. Lucas 1, 39-56

   Hoy celebramos la fiesta de la asunción de la virgen María. Hoy debemos contemplar este misterio y ver en él la intención de Dios que desea no solamente salvar nuestra parte espiritual sino también nuestra parte física. Nuestro cuerpo vivificado por nuestra alma nos hará vivir al completo. La resurrección de la carne es una verdad propia de la  revelación cristiana, es una piedra angular de nuestra fe. Resucitaremos y seremos nosotros mismos. Con esta introducción entramos por completo en la comprensión y celebración de esta fiesta de la virgen María. Celebrar esta fiesta de la virgen María es celebrar nuestra propia fiesta al completo.
   La primera lectura de la misa de hoy se toma del último libro de la Biblia, es decir del Apocalipsis 11,19a;12-ab. Es la imagen de la Virgen María en el momento de dar a luz. Un gran dragón coge un gran montón de estrellas y las arroja sobre la Tierra. Es la imagen de quien está lleno de odio hacia Dios, que ni siquiera sabe administrar sus armas para hacer daño. Es la maldad por la maldad, y nada más. El dragón se ha puesto loco y no logra devorar al hijo de la virgen. El niño está junto a Dios y su madre tiene un lugar preparado por el mismo Dios.

   Repite varias veces durante el día: "De pie a tu derecha está la reina, enjoyada con oro de Ofir". Es del salmo 44.

   La 2ª lectura es de 1 Corintios 15,20-27a. Cristo es la primicia de los resucitados y después resucitaremos todos los demás. El último enemigo en ser destruido será la muerte. Y todo quedará bajo los pies de Cristo, bajo los pies de Dios.

   El evangelio se toma de Lucas 1,39-56. Se trata de la visita que hace María a su prima santa Isabel. Esta reacciona diciendo: ¿Quién soy yo para que me visite María, aunque sea mi prima? De ella va a nacer nuestro redentor. Dios toca el corazón de quien desea. En nuestro corazón toca sin duda muchas veces, porque el "Poderoso hace grandes obras por mi". La misericordia del Señor llega a sus fieles de generación en generación. Dispersa a los soberbios de corazón y enaltece a los humildes. Dios se acuerda de su misericordia, como lo tiene prometido a nuestros padres...

   Estas cosas son las que contó Isabel con motivo de la visita que le hizo María. En aquella ocasión, el hijo de Isabel, que estaba en el vientre, aún no había nacido, saltó de alegría. Sin duda, se emocionó en el vientre de su madre. ¡Cómo obra Dios en el interior de cada uno! Te pregunto: ¿lo sabes por experiencia? Da gracias a Dios y respóndele positivamente. Y estate atento porque te hablará muchas veces. Tú también habla con Dios y dile que quieres vivir siempre cerca de Él y serle siempre fiel. Es un gran compromiso para hoy.

martes, 3 de agosto de 2021

XIX Domingo del Tiempo Ordinario. 8-8-2021. Juan 6,41-51.

    Nuestra vida es un caminar hacia la eternidad. La misa de hoy empieza también con un caminar. Es el profeta Elías que se presenta caminando por el desierto, sin comida, muerto de hambre. Me hace recordar nuestro  andar por este mundo hasta llegar a la meta, al final de nuestra vida. A menudo nos cansamos de caminar y nos dan ganas de cometer algún pecadito, tenemos hambre de Dios y no nos damos cuenta, languidecemos, poco a poco, sin enterarnos. Es así parte de nuestra vida. Nos hemos cansado de ser medianamente buenos. Nos pasa como al profeta Elías. Nos quedamos dormidos y no seguimos caminando. Y lo que es peor, si no nos llevan algo de comida, el tiempo pasa sin darnos cuenta y ahí nos quedamos. Pero, Dios nos despierta como sea y, además, nos va a pedir lo imprescindible para nosotros: caminar y caminar porque Elías aún está lejos del monte de Dios, el monte Horeb. Elías comió y bebió y con la fuerza que adquirió caminó y caminó hasta llegar, después de muchos días, a Horeb. Elías es un ejemplo de lo que nos puede suceder a nosotros. Leamos 1 Reyes 19,4-8. Es la primera lectura. Y repite varias veces durante el día: "Gustad y ved qué bueno es el Señor". (Tomado del salmo 33).


   La segunda lectura se toma de Efesios 4,30-52. Estamos sellados con el Espíritu Santo y debemos ser de verdad imitadores de Dios como hijos queridos.


   El evangelio es de Juan 6,41-51. Los judíos conocen a los padres de Jesús y no son capaces de admitir que Él pueda ser "el pan bajado del cielo". Sin embargo, Jesús lo reafirma por tres veces seguidas. Yo soy "el pan de vida"; "es el pan que baja del cielo"; "Es el pan vivo que ha bajado del cielo". Es un convencimiento que está en la conciencia de Jesús. Es algo que Jesús vive de verdad. Jesús nos lo dice para que nosotros lo vivamos de verdad, lo experimentemos en nosotros mismos. Por ello nos afirma al final de la lectura: Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo.

lunes, 26 de julio de 2021

18º Domingo del Tiempo Ordinario. 1-8-2021. Juan 6,24-35.

    Las lecturas de hoy nos ponen en contraposoción dos tipos de realidades: Una material y la otra espiritual. Veremos a ver por cual nos inclinamos nosotros preferentemente. 

 

    En la primera lectura, tomada del libro bíblíco Éxodo, 16,2-4.12-15, se nos expone la necesidad de comida que tiene el pueblo de Israel estando en el desierto. Preferían estar sometidos en Egipto porque, al menos, tenían resuelto el problema de la comida. Le echan en cara a Dios, que los ha sacado de Egipto para matarlos de hambre a todos ellos. Pero Dios hará llover pan del cielo, es decir, comida y podrán comer. No obstante, parecen no enterarse que lo que llovió es un regalo de Dios. Los hijos de Israel no están en la línea de Dios y Moisés tuvo que aclararles que era el Señor el que les daba de comer. ¡Cuántas veces nos afanamos tanto en nuestro trabajo que al final ni damos gracias a Dios! Pensemos en ello durante el día y digamos con el salmo 77:"El Señor les dio pan del cielo" y expresemos a Dios agradecimiento.


   Segunda lectura: Efesios 4,17.20-24. Se puede oír hablar de Cristo pero sin oirlo a Él, sin captar su mensaje, sin sentirse transformado por Él. En Jesús hay una verdad que nos puede llegar muy al interior y renovarnos completamente. Es necesario llegar a tener experiencia o experiencias de Jesús. Con Él somos una nueva criatura. Como dice la lectura, debemos renovarnos en la mente y en el espíritu. Aceptar de verdad a Jesús es revestirnos de una nueva naturaleza, creada a imagen de Dios: Una verdadera santidad.


   La lectura evangélica de hoy se toma de Juan 6,24-35. Jesús pone a los que le buscan, entre la espada y la pared. Les dice: Me buscáis porque comisteis pan hasta saciaros. El verdadero pan del cielo no es el que comieros los Israelitas en el desierto. El pan del cielo es el que nos lleva a realizar las obras de Dios. Y la obra de Dios es creer en el que Dios ha enviado, en Jesús de Nazaret. Pero, se trata de un creer fuerte. Un creer que nos es solamente tener fe. Abarca la persona completa. Es una fe de verdad. Es una fe que obra, es una fe operativa de verdad. No lo olvidemos. No lo olvidemos, cuando decimos que creemos en Jesús de Nazaret, le entregamos toda nuestra persona. Y, así, estamos dando vida al mundo. Porque entregarle a Jesús toda nuestra vida, toda nuestra persona, toda nuestra actividad, es transmitir a los demás las experiencias que enstán el lo más íntimo del corazón de Cristo. Algo quedara en nosortos de todo ello. Y de verdad que lo transmitiremos de una forma o de otra. Jesús es el pan de vida. Jesús es el pan del cielo. El que viene a Él no tendra habmre y el que cree el Él no tendrá sed. 



   Compromiso: Empieza a hablar a los demás de las cosas de Jesús, de unirse más a Él. Inténtalo alguna vez.

martes, 20 de julio de 2021

Solemnidad de Santiago el Mayor. 25/07/2021. Mateo 20, 20-28

    Hoy, domingo, celebramos la fiesta de Santiago apóstol patrono de España. Este año celebramos el Año Santo Compostelano ya que cae el domingo el día de Santiago. Es un día grande para los españoles creyentes. Santiago debe ser uno de nuestros modelos como verdaderos creyentes en Cristo. En la sociedad hay muchos que no desean que los creyentes hablemos y enseñemos en nombre de Cristo, como en tiempos de Santiago sucedía en Jerusalén. Y en cuanto puedan nos lo prohibirán. Pero, nosotros seguiremos en un mismo espíritu con nuestras reuniones y nuestra unión con Cristo en la Eucaristía. Los cristianos tenemos muy claro que debemos obedecer a Dios antes que a los hombres. Nosotros procuramos respetar a todo el mundo y agradeceríamos que también a nosotros se nos respetara. Con estas reflexiones considero explicada y aprovechada la primera lectura de la misa de hoy, Hechos 4,33;5,12.27-33;12,2.


   Repitamos durante el día, del salmo 66, 2-8: "Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben".


   La segunda lectura es Corintios 4, 7-15. Es la vida de los cristianos perseguidos por ser discípulos de Cristo. Realmente, es un complemento de la primera lectura. Cuando damos nuestra vida por ser fieles a Cristo, estamos manifestando que, a pesar de que nuestra fe está en vasijas de barro, Dios inyecta en nosotros una fuerza extraordinaria que nos hace capaces de serle fieles y entregar nuestra vida.


   La tercera lectura se toma del evangelio de San Mateo 20, 20-28. Se trata de una madre que sólo piensa en sus hijos. Se acerca a Jesús y le pide que ordene, nada menos ¡Qué ordene!. Que ordene que sus hijos se sienten uno a su derecha y el otro a su izquierda, ¡nade menos!


   A menudo, la persecución o la causa de la misma no proviene de los otros. A veces está en nosotros mismos. Dentro de la misma Iglesia. Nos movemos por nuestros mismos intereses y entonces entran los egoismos y vuela, se marcha, el espíritu de ayuda a los demás. Es muy difícil tener esa limpieza de espíritu, esa entrega a los demás. Es muy difícil ser cristiano como verdadero discípulo de Cristo. Pero, existe el milagro. Para Dios no hay nada imposible. Somos creación suya no sólo como personas, hombre o mujer, sino también como discípulos suyos. Nos lo dice muy bien la segunda lectura, la segunda Carta a los Corintios 4, 7-15. Nos dice que lllevamos ese tesoro "en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros". Somos creados en dos veces, una como seres humanos y otra como cristianos. Demos gracias a Dios y seámosle fieles de verdad.


   No nos olvidemos de hacer un propósito a propósito de esta lectura.

lunes, 12 de julio de 2021

Domingo XVI del tiempo ordinario. 18/07/2021. Marcos 6,30-34

    A la vista de las lecturas de la misa de hoy, podemos dedicarla a reflesionar sobre nuestra obligación de extender el reinado de Jesucristo entre las personas de todo el mundo. Debemos concienciarnos de ello y empezar ya. Tomarlo como una obligación ineludible, pues nuestro tiempo, el tiempo de cada uno, va pasando con suma rapidez. En la iglesia, en la comunidad cristiana, es verdad que hay personas a las que llamamos jerarquía o pastores nuestros, pero, realmente todos tenemos obligación de extender el reinado de Jesús de Nazaret. Nosotros no podemos dejar que se pierdan las ovejas del rebaño de Dios. Así empieza la primera lectura de la misa de hoy, tomada del libro bíblico Jeremías capítulo 23, versículos 1-6. Empecemos así, y lo demás lo irá poniendo Dios.


   El salmo de hoy es el 22, 1b-6. Repitamos varias veces durante el día: "El Señor es mi pastor, nada me falta". De esta manera iremos aprendiendo a llevar la presencia de Dios, acordándonos de él con frecuencia.


   Como nos dice la segunda lectura, ahora, para Dios, su pueblo ya no es sólamente el pueblo judío, por él empezó, es verdad, pero ahora todos somos el pueblo de Dios. Esto es lo que nos dice el pasaje bíblico de la carta a los Efesios 2, 13-18.


   El evangelio o tercera lectura de la misa de hoy, es de Marcos capítulo 6, versículos del 30 al 34. Es un relato  muy expresivo de lo que es Jesús. El se preocupa porque sus discípulos descansen. Pero, a la vez, ante el gran gentío que encuentra, a Jesús se le "conmovieron las entrañas" o "las tripas" según la traducción original. Jesús se conmovió hasta lo más profundo de su ser. La emoción de Jesús es muy profunda cuando ve que la gente se acerca a él, cuando las personas van por el buen caminor en su busca. Por eso nuestra labor es maravillosa. La gente corría tras de Jesús. Dice el evangelio de hoy que "andaban como ovejas que no tienen pastor". Y Jesús se puso a enseñarles con calma, con paciencia. ¡Aprenderemos la lección! Si quieres un consejo para el día de hoy y para siempre, es fácil deducirlo de lo que queda dicho. Coge la costumbre de hablar de las cosas de Dios, de hablar bien de Dios, de propagar su reino. En este sentido, yo aprendo mucho de mi esposa. Observo que ella se las arregla y mete a Dios en las conversaciones con sencillez...Y nada más, hasta el domingo que viene.

jueves, 8 de julio de 2021

Domingo XV del Tiempo Ordinario 11-7-2021. Marcos 6,7-13.

    Todos los cristianos estamos llamados a predicar, a transmitir a los demás el mensaje de Cristo. Para eso nos llamamos cristianos. este es el mensaje de la misa de hoy.



   El libro bíblico de Amós7,12-15 nos da la primera lectura. A menudo, el demonio a través de las personas enemigas de Dios trata de desbancar y suplantar el mensaje divino. Dios tiene enemigos, sin lugar a duda. Pero, nosotros estamos llamados a dar la cara como hace Amós en esta lectura. Amasías, sacerdote de Betel, enemigo de Dios, quiere que Amós no predique donde lo esta haciendo porque alli no quieren nada con las cosas de Dios. Pero, Amós defenderá siempre a Dios y enseñará su verdadero camino. Ciértamente, Amós no es profeta, no es de la escuela de los profetas, ni hijo de profeta. Pero, aún así, Amós recibe la llamada de Dios que lo manda a profetizar y obedece rápidemente. Menudo ejemplo que nos da Amós.


   Repitamos varias veces durante el día "Muéstranos Señor tu misericordia y danos tu salvación" Salmo 84. 

   Efesios 1,3-10 comprende la segunda lectura. Nos pone en claro que todos los regalos nos vienen a través de Cristo. Nos lo dice Pablo. Dios no ha destinado para ser sus hijos a través de la gracia de Jesús. Y un hijo es lo que más se quiere. Además, Dios ha perdonado todos nuestros pecados y nos perdona, con tal de que no seamos rebeldes a su gracia. En las lecturas de la misa de hoy tenemos multitud de ideas para meditar, aprovechémoslas.


   En el evangelio de hoy (Marcos 6,7-13) Jesús llama a los Doce para que vayan a predicar de dos en dos. Los llama Jesús, van en su nombre y por lo tanto deben predicar a Jesús, anunciarlo. No es de su competencia predicar ideas políticas. Hablarán del reino de Dios, de la conversión, del perdón de los pecados. Jesús les dice que no pierdan el tiempo donde no quieran escucharlos.


   Resumiendo de las 3 lecturas, la primera nos enseña que no debemos consentir que el maligno nos domine contra Dios. En eso debemos ser intransigentes. Los otros que hagan lo que quieran, pero nosotros no debemos hacer lo que Dios no quiera que hagamos. Nosotros debemos ser siempre amigos de Dios, fieles a Él. De la segunda lectura cojamos la idea que más nos guste y pensemos sobre ella. Y saquemos alguna conclusión o propósito. Y ya de la tercera lectura, dedica algún tiempo a sacar una conversación sobre las enseñanzas de Dios, sobre lo que Dios quiere que hagamos, o lo que a Dios le gusta. Dios confía en ti.

miércoles, 30 de junio de 2021

Domingo XIV del Tiempo Ordinario. 04/07/2021. Marcos 6,1-6

    Las lecturas de este domingo están dispuestas de una manera singular. En la primera y tercera, la lección de fondo es que, prediques lo que prediques, da igual, son gente de muy dura cerviz, unos por una razón y otros por otra, pero el resultado es el mismo, no se hace caso a la palabra de Dios.


   En la segunda lectura es Dios mismo quien ha puesto una espina en la carne de Pablo para que no se ensombrezca y piense que es algo de mucho valor. Este es el esquema de las tres lecturas de la misa de hoy.


   La primera lectura de la misa se toma del libro bíblico de Ezequiel, capitulo 2, versículos del 2 al 5, ambos inclusive. Comienza la lectura con una experiencia que le sucede a muchos cristianos y es que en algún momento de su vida sienten la experiencia de Dios en su alma. A Ezequiel le entró el espíritu, lo puso en pie y le dio una misión que cumplir, lo envió a predicar a los de Israel. Y, como es un pueblo de muy dura cerviz, Dios le dice a Ezequiel que háganle caso o no, que les predique igual, para que no puedan decir que no les llegó la palabra de Dios. Tú no olvides que Dios te habla siempre y algunas veces de manera especial. Hazle caso.


   Durante el día, repite varias veces con el salmo 122:"Nuestros ojos están en el Señor, esperamos su misericordia".


   La segunda lectura (2Corintios 12, 7b-10) nos presenta a Pablo con una molestia fuerte, pero él quiere seguir predicando a Cristo. Pide al Señor que se la quite, pero Dios le responde que le basta su fuerza que se manifiesta en la debilidad. Pablo vive contento en medio de los insultos y persecuciones sufridas por Cristo.


   El evangelio, nos presenta a Jesús enseñando en la sinagoga de su pueblo. Pero, la gente, sus propios vecinos no le hacen caso. Y eso, a pesar de que hace milagros y de que se preguntan que de dónde saca tanta sabiduría, siendo como es el hijo del carpintero. Conocen a toda su familia y ven que son como los demás. No tienen nada de especial. Este es el panorama especial en que Jesús se ve envuelto en su propia tierra. Y no pudo hacer allí ningún milagro. Porque no desprecian a un profeta más que en su propia tierra, entre sus parientes y en su propia casa. Todos brillaban por su falta de fe en él.


   Saquemos nosotros nuestras propias conclusiones y nuestros propósitos y tengamos fuerza de voluntad para ser siempre fieles a Dios.

lunes, 21 de junio de 2021

Domingo XIII del Tiempo Ordinario. 27-6-21. Marcos 5,2021-30.33-43.

   La lección de la misa de hoy es sobre la virtud teologal de la fe y las virtudes que la rodean y le dan verdadero valor.


   La primera lectura es del libro bíblico de La Sabiduría 1, 13-15;7,23-25. Expresa algo fundamental y es que Dios no ha hecho la muerte, ni se complace destruyendo a los vivos. Esta verdad debe quedarnos bien grabada. En lo que Dios ha creado no hay veneno de muerte. Esta es una verdad que debemos grabar bien en nuestros corazones. En el hombre, la muerte es simplemente un cambio de vida para mejor, para mejorar. Al "morir" nos tropezamos con la inmensidad de la gloria de Dios que nos deslumbra y nos deja purificados y limpios de toda marcha y ... derechos al cielo. Claramente, no hay purgatorio, no hace falta, porque Dios es la misma santidad que nos deslumbra y nos purifica. Así nos lo enseña el catecismo de la Iglesia en el apartado sobre el purgatorio. El catecismo menciona una lista de Santos que defiende la explicación corriente sobre el purgatorio y al final pone uno (no se atreve a poner más) que defiende la explicación que damos aquí. Cada uno que escoja para él y para sus familiares la explicación que más les guste, las dos son válidas y lícitas, aunque una va más de acuerdo con Dios, que la otra.


   2 Corintios 8,7-9.13-15 es la segunda lectura. Habla sobre la caridad. Dice Pablo que no le dice como obligación sino para comprobar el nivel de amor al prójimo. Quiere que todos sean iguales. Es una forma de decir que debemos dar al que lo necesita, con cierta abundancia.


   Y llegamos al evangelio, Marcos 5,21-30.33-43. Se relatan dos milagros: la niña de 12 años y la hemorroisa de 12 años enfenma. La niña es hija de un jefe de la sinagoga. A la hemorroisa, que toca el manto de Jesús y queda curada, le dice el Señor:"Hijo, tu fe te ha salvado". Y, al padre de la niña, le dijo:"No temas;basta que tengas fe". Cogiendo a la niña de la mano, le dijo:"Contigo hablo, niña, levántate". Y la niña se levantó y se puso a andar.


   El tema de la fe es muy importante para el cristiano. El creyente sabe en su corazón que la realización de lo que pide en la oración, no es la prueba de la validez de su fe. No se pueden pedir tonterías y alguna vez habrá desengaños materiales. Iremos aprendiendo lo que debemos pedir. Concédase o no, jamás debemos echar en cara nada a Dios.Nuestro amor a Dios debe sobrevivir siempre a cualquier desengaño. Al final de todo debe estar nuestra paz espiritual, la confianza y seguridad de que Dios está a nuestro lado y Él sabe lo que nos conviene. Nuestra amistad con Dios será verdadera si vamos por el camino por donde camina Dios. Es decir, si guardamos los mandamientos y practicamos la virtud.

martes, 15 de junio de 2021

XII Domingo del TIempo Ordinario. 20-6-2021. Marcos 4,35-40.

    No hay como conocer la violencia de la tempestad para aprender a sentirnos seguros cerca de Jesús. Sólo nos hace falta aprender a echarnos en sus brazoss. Aprender a echarnos en sus brazos en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas. Es decir, todos los días de nuestra vida. Si alguien pudo entender bien esta forma de pensar, de entender la fe, fue el santo Job. Precisamente, la primera lectura de la misa de hoy se toma del libro de Job, 38,1.8-11. Dios puso límites al mar para que se rompa la fuerza de sus olas. Es verdad que el mar, a veces, se salta esos límites y ocasiona desgracias, pero Dios siempre está ahí, cuidándonos. Dios ve mucho más allá que nosotros. Y, al final, si perservamos en su amistad, si le somos fieles, nos encontraremos radiantes de felicidad en sus brazos.

 

    Repitamos durante el día. (salmo 106) Dad gracias al Señor, porque es eterna su misericordia.

 

   La segunda lectura es de la 2ª carta a los Corintios 5,14-17. Nosotros ya no vivimos para nosotros, sino para Cristo. Ahora lo conocemos de otra manera. Somos una criatura nueva. Una criatura nueva en el ser y en el conocer. Y vemos las cosas de Dios como Él quiere que las veamos. Al lado de Dios somos plenamente felices.

 

   Marcos 4,35-40 nos relata el evangelio de hoy. Jesús con sus discípulos se van a la otra orilla. Se levanta una fuerte tempestad, cosa frecuente en la zona, pero Jesús se durmió. Los discípulos temen perecer y lo despiertan. Jesús se pone de pie y dice al viento:"¡Silencio, enmudece!". Y llegó la calma. Esta calma que llega es la calma del agua, del corazón, de la vida que Dios nos da, que Dios nos trae.

 

   La segunda lectura nos hablaba de que ahora conocemos a Dios de otra manera. Pues, sí. Ahora, conocemos al Dios que nos hace vibrar con una alegría profunda, en lo más íntimo del corazón. Pero, necesitamos conocer más íntimamente a Cristo. Serle fieles en las alegrías y en las penas. A pesar de nuestras dificultades no separarnos jamás de Dios. Que nuestra oración sencilla y profunda sea decirle que lo amamos. Que nos salga del corazón con cierta espontaneidad. Sí. Te amo Señor.

 

   Insiste en el mismo propósito del otro día. A ver si lo vas logrando. Pero, échate en los brazos de Dios.


  

miércoles, 9 de junio de 2021

Domingo XI del Tiempo Ordinario. 13-6-21. Marcos 4,26-34.

    La liturgia de hoy nos habla de la acción de Dios en cada uno de nosotros. Dios obra con toda libertad. A veces tiene que hacerlo para ir remodelando el mundo. Si Él no interviene a veces en el mundo, que ya de por si (lo llevamos a menudo) por muy malos caminos ¡Cómo podría acabar todo esto! Sea como sea, debemos dejar a Dios con toda la libertad que Él quiera. Él es plenamente libre y todo cuanto hace es para nuestro bien, confiémonos siempre a Él.

 

    La primera lectura es de Ezequiel 17,22-24. Dios toma una rama joven, tierna del cedro. La planta en la cumbre de un monte elevado, echa brotes y da fruto. Se hace un cedro muy alto y todas las aves anidan en él. Dios humilla al árbol alto cuando las aves no acuden a él. Pero, si acuden es bendición de Dios. El Señor ha dicho esto y lo hará. Piensa: ¿Acuden a tí en busca de Dios?¿Acude a tí como aves al árbol florido?¿Expandes el olor de Dios, de Cristo a los demás? Cuando veas un árbol florido recuerda todo esto. ¡Habla de Dios, contagia a los demás.


   Hoy se lee el salmo 91. Repite varias veces durante el día: "Es bueno darte gracias, Señor".


   La segunda lectura se toma de la 2 Corintios 5,6-10. Ahora lo que sabemos lo sabemos por la fe, por la visión; no lo vemos pero lo sabemos. Si penetras el saber de Dios al que te lleva el verdadero vivir por la fe, cada vez estarás más unido a Dios. ¡Si te pegas a Dios, no te despegarás de él! ¡Busca siempre la unión con Dios!


   Y llegamos al evangelio de Marcos 4, 26-34. Seguimos con el ejemplo de la agricultura que tanto le gusta a Jesús. Que venga el tiempo adecuado, la temperatura, el sol, el agua conveniente, los abonos orgánicos por lo menos, y sin que el agricultor se entere la tierra produce, hace nacer, salir y desarrollase todo lo que has sembrado. Para hablar del reino de Dios, Jesús, sin mencionarlo, supone en nosotros la fuerza de Dios que obra si la dejamos. Esta es la gran verdad si queremos proguesar en nuestra vida interior, de intimidad con Dios, de confianza en Él. En lo más hondo de nuestro corazón sentimos que Dios obra en nosotros. Seamos siempre fieles a Dios. Empezaremos siendo muy poca cosa, pero, como el gramo de mostaza, llegaremos a bastante más de lo que pensamos. Ante Dios, somos una perla preciosa o muy preciosa, pero nosotros jamás debemos vanagloriarnos. Somos obra de Dios que, no obstante, cuenta siempre con nosotros. Después de tantos años, si la Iglesia subsiste es por ser obra de Dios. Sólo una institución que está en manos de Dios puede subsistir tantos siglos, tanto tiempo. Hagámoslo una realidad, para que el reino de Dios crezca en nuestra Iglesia.

miércoles, 2 de junio de 2021

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo. 6-6-2021.

    Hoy celebramos la llamada, con una expresión latina, fiesta del Corpus Christi o del Cuerpo de Cristo. Es la fiesta de la Eucaristía. Por la cansagración, en la Santa Misa, el pan y el vino se convierten, y el creyente lo sabe, en el cuerpo y la sangre de Cristo. Para celebrarlo, los cristianos nos reunimos cada domingo para la eucaristía. No deberíamos pasar sin comulgar, sin recibir a Cristo en la comunión. Haciendo las cosas como es debido, nos arrenpentimos en nuestro interior de todos los pecados que podamos tener, disposición a pedir el perdón que debamos a las demás y comulgamos con deseos de ser mejor. 


   El libro del Exodo 24,3-8 nos de la primera lectura de hoy. Al empezar ya se nos presenta el primer compromiso: cumpliremos todo lo que nos manda el Señor. Tengámoslo muy presente. No nos dejemos llevar de las pocas ganas que nosotros tengamos. 

   Digamos con el salmo 115:"Alzaré la capa de la salvación, invocando el nombre del Señor". Precioso brindis. Repitamoslo varias veces durante el día.


   La segunda lectura es de Hebreos 9,11-15. Hoy no usamos la sangre de animales como sacrificio por nuestros pecados. Hoy es Cristo que repite su entrega al Padre por todos nosotros. Él se ha ofrecido a Dios Padre como sacrificio sin mancha y nos renueva totalmente. Aprovechemos el momento y abracémonos a Dios definitivamente. No nos separemos jamás de Él por el pecado.


   El evangelio es de Marcos 14,12-16.22-26. Jesús manda a dos discípulos a preparar la cena de Pascua. Así lo hacen. El evangelio menciona las palabras de la consagración escuetamente. A pesar de que el tiempo urge, cantan el himno de oración a Dios y salen para el monte de los Olivos. Jesús nos deja su Eucaristía. Gracias, muchas gracias. Pero ¡cómo va tu corazón! Visto desde tu lado humano, ¿estás muy nervioso?¿Cómo te pones en las manos de tu Padre?¿Eres capaz de hacerlo?¡Y el caso es que hay que hacerlo!¡Echarse en los brazos de Dios! En estos momentos, parece totalmente imposible, pero Dios lo hace en nosotros. Conservemos la total confianza en Dios y Él lo hace en nosotros como lo hace con los que llevan al martirio por ser fieles a Cristo, a Dios. Es un momento culmen de amor a Dios y de inmensa felicidad para el mártir. Estemos dispuestos a hablar a Dios de esta manera. ¡Que se haga su santa voluntad!


Propósito: Te repito, mucho mejor que lo hagas tú. Da el paso ante Dios. Decídelo. Estás haciendo una preciosa oración. No lo dudo.

miércoles, 26 de mayo de 2021

Solemnidad de la Santísima Trinidad. 30-05-21

    Cuando los cristianos nos proponemos hacer apostolado, Dios no nos pide generalmente que demostremos su existencia. El ideal es que la gente llegue a experimentar lo que es Dios con nosotros, Dios en nosotros, Dios cerca de nosotros. Ah, y que Dios nos ama. Nos ama de verdad. Esta idea es la que auna todas las lecturas de la misa de hoy. Dios desea que le llamemos Padre, así con mayúscula. Padre en el que podemos echarnos en sus brazos con plena confianza, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad.


   La primera lectura de la misa de hoy se toma del libro Deutoromio, capítulo 4, versículos 32-34.39-40. Dos ideas que me parece pueden resumirlo todo, son: "tú has escuchado la voz de Dios" "medítalo en tu corazón". Tienes que aprender a escuchar la voz de Dios, lo irás aprendiendo poco a poco. Haz también algo de meditación. Piensa algo en Dios y dile que lo amas, que lo quieres y, sin darte cuenta, ya estas haciendo oración mental. Acuérdate de Dios con el pensamiento alguna vez durante el día. El Señor es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra.


   La segunda lectura es de la Carta a los Romanos 8,14-17. Esta lectura se resume en que los que nos dejamos llevar por el Espíritu de Dios somos hijos de Dios. ¿Nos dejamos llevar por el Espíritu de Dios?¿Estamos en buena dirección? Si es así, este Espíritu de Dios está dando testimonio a nuestro espíritu de que, de verdad, somos hijos de Dios.


   La tercera lectura o evangelio se toma de Mateo, capítulo 28, versículos del 16 al 20. Es muy corto, pero en él se menciona la misión de la Iglesia y de cada uno de nosotros, pues la Iglesia somos nosotros. Y, además, debemos saber que Jesús estará con nosotros siempre, todos los días, hasta el final de los tiempos. Aquí se incluye también el mandato de bautizar a todos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. No olvidemos que Dios está en nosotros, somos su tempro y debemos serle siempre fieles.

miércoles, 19 de mayo de 2021

Solemnidad de Pentecostés. 23/05/2021. Juan 20, 19-23

    Empezamos un tiempo nuevo en la liturgia de la Iglesia: es la Solemnidad de Pentecostés. Ayer, fue el séptimo sábado después de Pascua y mañana, lunes 24, comienza el tiempo ordinario de la liturgia de la Iglesia. Hoy es como un cruce de caminos, en el que empieza una gran avenida. Es la gran avenida que nos abre el Espíritu Santo que habita en nuestras almas, en lo más íntimo de cada uno de nosotros. Es el que mueve, el que anima toda nuestra vida interior, nuestra vida mística, de la que debemos ser plenamente conscientes para crecer cada vez más en esa realidad divina.


   La primera lectura se toma de los Hechos de los Apóstoles 2, 1-11. Los apóstoles vieron aparecer unas lenguas que se posaban encima de cada uno de ellos y se llenarono todos del Espíritu Santo. Empezaron a hablar, sin duda, de la vida del Espíritu Santo en cada uno de nosotros. No cabe duda que Dios manifiesta su grandeza en cada uno de nosotros si se lo permitimos, si le abrimos nuestras almas, si lo dejamos actuar en nosotros.


   Repitamos varias veces durante el día: "Envía tu Espíritu, Señor, y repuebla la faz de la tierra" (Salmo 103).


   Segunda lectura: 1 Cor. 12, 3b-7.12-13. Nadie puede decir: Jesús es el Señor, sino por el Espíritu Santo. Así es la vida interior en cada uno de nosotros. Toda ella es obra de Dios. Aunque parezca que es obra nuestra, no lo es. Es obra de Dios. No lo olvidemos jamás. Si no lo vemos así, si Dios no obra en nuestro interior, no será una obra con valos sobrenatural. Como dice San Pablo, todos hemos sido bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo Espíritu.


   El evangelio se toma de Juan 20, 19-23. Los discípulos tienen miedo y se encuentran en una casa con las puertas cerradas. Tienen miedo pero Jesús los llenará de paz.  Es lo primero que les trae, que les da. En los países donde hay persecución, los cristianos mantienen la paz, la confianza en Dios, y están dispuestos a morir por no renunciar a Cristo y seguir siéndole siempre fieles. Jesús les da una alegría, una paz especial. Aún hoy en día, Jesús nos sigue diciendo: paz a vosotros. Y nosotros nos llenamos de alegría si vivimos junto a Él y le somos fieles de verdad. Es el regalo que Jesús tiene para todos los que somos sus discípulos: "Recibid el Espíritu Santo: a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos". Bonito regalo. Es algo que debemos aprender. Perdonarnos unos a otros. Sería bonito que te enteraras cómo era el perdón de los pecados al comienzo del cristianismo. No era igual que hoy día. A ver si eres capaz. ¡Antes de la penitencia pública! 


Hoy, sí podemos comprometernos a algo. Haz oración y pide a Dios perdón de tus pecados. Del pedir perdón de tus pecados haz una verdadera oración, conviértelo en oración. Y si consideras que debes pedir perdón a alguien, hazlo también. Has quedado perdonado de verdad.

miércoles, 12 de mayo de 2021

VII Domingo de Pascua, Ascensión del Señor, 16-05-2021. Marcos, 16,15-20.

    Celebramos la solemnidad de la Ascensión del Señor. Hoy es un día en que de verdad, como los apóstoles, debemos quedarnos mirando al cielo, con admiración, con espíritu de oración, con gran amor a Dios en nuestro corazón. Mirar hacia arriba debe servirnos para hablar con Dios. Cada uno tiene su forma de hacer oración, pero lo importante es dirigir nuestra mirada hacia Él, muchas veces durante el día. Acordarnos de Él. Es el día de la Ascensión del Señor. 


   La primera lectura de la misa se toma del libro bíblico Hechos de los Apóstoles 1, 1-11. Tanto en esta primera lectura como en la tercera se nos presenta la subida de Jesús a los cielos. En esta primera, Jesús convive con los discípulos y les da numerosas pruebas de que está vivo. Se les aparece numerosas veces para explicarles lo conveniente. No sabemos cuantas veces fue, pero fueron las necesarias. Es verdad que se dice cuarenta días, pero es un número significativo que significa el tiempo necesario. Lo importante es que van a ser bautizados con el Espíritu Santo y recibiremos su fuerza para ser testigos suyos.


   Para celebrarlo digamos varias veces: Dios asciende entre aclamaciones; el Señor al son de trompetas.


   La segunda lectura (Efesios 1,17-23) nos hace pedir a Dios con Pablo un espíritu de sabiduría para conocer a Cristo y que de verdad ilumine nuestros corazones y comprendamos lo mucho que nos espera y sobre todo que El nos espera con los brazos muy abiertos.

 

   Y ya en la tercera lectura, Marcos 16,15-20, que debemos proclamar el evangelio a todo el mundo, nos indica. No lo olvidemos. Debemos aprender a hablar, con los demás, de las cosas de Dios. Esto siempre hace mucho bien, aunque parezca que no. Lo hace a los demás y nos lo hace a nosotros mismos. Si vamos siguiendo todas las llamadas de Dios que nos van llegando, de verdad que nos sentiremos cerca de Él.

 

  Las tres lecturas de esta misa de la Ascensión nos presentan las mismas aspiraciones hacia Dios. la misma palabra "Ascensión" nos lo dice, nos lo pide. Debemos ascender continuamente hacia Dios. No lo olvidemos. Pero, no debemos olvidarnos de los demás. Ellos necesitan que los ayudemos a subir. Es el saber hablar con los demás, de las cosas de Dios.

 

   Muchos días ya no te indicamos propósito para hacer. después de leer este comentario, seguro que ya sabes lo que puedes hacer. Pues adelante y cúmplelo. ascender

miércoles, 5 de mayo de 2021

VI Domingo de Pascua. 9-5-2021. Juan 15,9-17.

    Las lecturas de este domingo nos abren y nos ensanchan todo nuestro ser. Es el día del amor, del amor fuerte que nos da Jesús el de Nazaret, el de la virgen María. Ese a quien tú y yo queremos tanto. No podemos hablar de Él sin reconocer lo mucho que nos ama. El amor de Cristo no es un amor superficial, es un amor profundo de verdad. 


   La primera lectura se toma  de los Hechos de los Apóstoles 10.25-26.34-35.44-48. Nos dice que Dios acepta  a todo el que lo teme y practica la justicia. En efecto, Pedro está predicando a un grupo de personas, y Dios, que penetra los carazones, está actuando en ellos y lo ve. Aquellos temen a Dios y practican la justicia. Dios no mira de donde son. Dios los acepta sean de la nación que sean. Y así fue: el Espíritu Santo bajó sobre todos los que escuchaban la palabra. Y el Espíritu Santo se derramó sobre ellos. Todos proclamaban la grandeza de Dios. No habían sido bautizados pero ya habían recibido el Espíritu Santo. Esto parece que salta todos los cánones, sin embargo, fue una realidad. ¡Quién se niega a bautizarlos! Digamos todos con el salmo 97: El Señor revela a las naciones su salvación.


   La segunda lectura es de 1 Juan 4,7-10. Afirma lo esencial: que Dios es amor. El amor que Dios nos tiene no es porque nosotros lo hayamos amado primero sino porque Él nos ama de verdad, desde siempre. Meditémoslo. Pensémoslo en nuestro corazón un momento. Digámosle cosas que nos salgan de adentro. Puede ser más tiempo o menos tiempo. Tú verás, según puedas. Pero dile que lo amas, que lo quieres. Así, estás haciendo verdadera oración. O estás aprendiendo a orar. 


    El evangelio se toma de Juan 15,9-17. Cristo nos ama tanto como el Padre le ama a Él. Permanezcamos siempre en su amor. Cumplamos siempre sus mandatos. Y si alguna vez no lo hacemos, con el pensamiento pidamos de verdad, con el pensamiento, perdón. Dios nos perdona siempre con mucho amor y ganas de que vivamos siempre unidos a Él lo más posible.


   Dios nos de siempre una alegría especial, interior. Es la paz interior que llevamos dentro. Vayamos dejándonos modelar por Dios y, en este día tan especial, démosle un abrazo o un beso ante el Señor a nuestra madre en la Tierra: ¡Recordemos que hoy es también su día!


Propósito:

   No olvidemos hacer algo de oración con el pensamiento. Vayamos aprendiendo. Digámosle a Dios, el Señor, que lo amamos.

lunes, 26 de abril de 2021

V Domingo de Pascua. 02/05/2021

    Un cristiano, con  buena formación como creyente debe saber que su vida del espíritu depende de su vida ascética y de su vida mística. Es decir, de su vida de sacrificio, de entrega, de ayuda a los demás cuando de verdad necesitan de nosotros, y de nuestros sacrificios y de nuestra vida de oración. Esto es lo que se llama la vida ascética pero, ¿y nuestra vida mística? ¿La tenemos abandonada? Cuando nos acordamos de Dios varias veces al día y decimos con nuestro interior, con el pensamiento, que lo amamos, estamos iniciándonos en la vida mística, que es la vida de unión con Dios. Pero, no olvidemos que esa vida en definitiva es siempre un regalo de Dios. En este domingo, en que Jesús se nos presenta como la vid verdadera es necesario hablar de nuestra vida ascética, de nuestra unión con Él. Que Jesús, Dios hecho hombre, nos inyecte su propia vida y que la vivamos plenamente.


   La primera lectura es de los Hechos de los Apóstoles 9,26-31. Cuando Pablo llega a Jerusalén, todos los discípulos le tienen miedo, porque había perseguido muchísimo a los cristianos e ignoraban que se habían convertido al cristianismo. Entonces, Bernabé lo presenta a los apóstoles, lo da a conocer y explica su conversión y cómo había defendido a Jesús valientemente. Por esa razón, los helenistas se proponen matarlo. Los discípulos de Cristo cojen a Pablo y lo llevan a Cesarea, para que marche a Tarso y pueda librarse de la muerte. La Iglesia progresaba con el temor del Señor y se multiplicaba consolada por el Espíritu Santo.


   La 1ª de Juan cap. 3,18-24 o segunda lectura, lo tiene todo muy aprobechable, pero al final dice algo verdaderamente interesante: "En esto conocemos que (Dios) permanece entre nosotros: Por el Espíritu que nos dió". Lo sabemos muy bien cada uno de nosotros. Aunque a la hora de expresar nuestras vivencias lo hagamos de forma distinta. Esque Dios es tan infinito que es inexpresable. 

 

    El evangelio es de Juan 15,1-8. Es el evangelio de la vid(Cristo) y los sarmientos(nosotros). Es tan importante, que el verbo permanecer en Cristo aparece explícitamente 7 veces. Si permanecemos en Cristo daremos fruto abundante. Nosotros, los sarmientos, somos fecundos únicamente cuando estamos unidos a la vid, a Jesús. Ello es el secreto de toda la vida cristiana. Y él es quien nos lleva a la vida mística de verdad, a la vida unitiva con Dios.

lunes, 19 de abril de 2021

Domingo IV de Pascua. 25-4-2021.

    Seguimos con los domingos de Pascua. Es necesario e imprescindible impregnarse en profundidad de vivencias místicas de la resurrección de Cristo. Y todo ello en este tiempo pascual y mientras nos dure, es decir, hasta el 16 de mayo que es el último domingo de dicho tiempo. Es necesaria la convivencia y las vivencias de Cristo resucitado. ¡Cristo sigue vivo! Como un fiel amigo que me llega a lo más íntimo del alma, así es Jesús. Si realmente nos llenamos de Cristo resucitado, nuestra vida cristiana se hará muy distinta. Digámosle varias veces durante el día, que lo amamos, que queremos seguir siempre cerca de Él.


   Hechos 4,8-12, primera lectura, nos dice que Jesús es la piedra angular. Me gusta observar las esquinas de las casas de piedra. ¡Cómo presta observar las piedras angulares y acordarse de Cristo! Pero, Cristo es único. Es piedra angular única.


   Y dice el salmo de hoy, que "La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular". Repitámoslo durante el día.


   1 Juan 3,1-2 nos recuerda que somos hijos de Dios. Pero cuando se manifieste lo que seremos, entonces veremos a Dios tal cual es. ¡Qué regalo tan bonito nos espera!¡Qué nos querrá decir Juan! Nos llena de ilusión y de amor. Gracias Señor.


   El evangelio de hoy se toma de Juan 10,11-18. Es el evangelio del buen pastor. Nada mejor se puede decir de Jesús de Nazaret. Jesús es el buen pastor. Él cuida de sus ovejas hasta el final. 


   Lo decisivo, en el plano sentido de la palabra, es siempre la aproximación de Dios que viene hacia nosotros. Es lo que se encuentra en las parábolas de Jesús. Y en concreto en la parábola del buen pastor. En esta parábola Dios, Jesús, se presenta como el buen pastor; el que cuida de nosotros en todo momento, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, todos los días de nuestra vida.


   Jesús, como buen pastor, debemos corresponderle, como oveja noble que so deja llevar y que manifiesta amor y cariño. es una corriente mutua de uno al otro. 


   Que cada uno de nosotros ayude a interpretar esta parábola según sus necesidades y punto de vista.

 
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