lunes, 27 de diciembre de 2010

II Domingo después de Navidad. 02/01/2011. Ciclo A. Juan, 1,1-18.

   El evangelio de hoy es el comienzo del evangelio de Juan. Dentro del Nuevo Testamento, es el trozo más estudiado y documentado. Es una síntesis de toda la teología cristiana. Nos recuerda la tienda del tabernáculo donde se manifestaba la gloria de Dios entre los judíos. También, nos dice el evangelio de hoy, Dios acampó entre nosotros, plantó su tienda y hemos contemplado su gloria.

   Ese Dios que toma existencia humana, dice el evangelio de hoy, nos hizo capaces de hacernos hijos de Dios. Todo ideal de hombre que no lo eleve a la altura de ser hijo de Dios, de ser amado de verdad por Dios, es un ideal que mutila el proyecto de Dios sobre el hombre.

   El que nace está capacitado para realizar la misma actividad que sus padres. Como hemos nacido de Dios, él nos capacita para hacer sus propias obras. Dios es ímpetu que impulsa al hombre a realizar obras de Dios. Y el único mandamiento que Jesús nos prescribe es el amor de unos a otros, igual al amor con que él nos ama.

   A los que mantenemos la adhesión a su persona, a la persona de Jesús, vislumbramos cual es el obrar de Dios. Dice Juan, en este evangelio, que la Palabra Divina acampó entre nosotros. Se trata de la imagen de una tienda de campaña. Todos estamos en un camping y nos llama la atención una tienda nueva y sorprendente entre todas las demás. Necesitamos recordarlo cada año, pero ahí está siempre. Es una tienda de campaña como la nuestra, de frágil como la nuestra, pero que está habitada por un ser especial. Es necesario que todos los que estamos en las otras tiendas miremos la de Jesús como referencia. De ella salen una gloria y una luminosidad que sólo pueden tener origen en Dios. Para experimentar esa gloria y esa luminosidad es necesario situarse al lado de Jesús que se ha quedado en la eucaristía. Recibiendo a Jesús tenemos las mismas experiencias que él tiene y que son experiencias divinas. Quienes las descubren crecerán y se sentirán cerca de Dios, agraciados por él.

   Dice Juan el evangelista que hemos contemplado su gloria. Ha desaparecido, pues, la distancia entre Dios y el hombre; su luz será quien guíe a los hombres en la noche de la tiniebla. Sólamente Jesús, Dios engendrado, puede expresar lo que Dios es. Jesús es la explicación de Dios. Jesús no enseña con una teoría; enseña experimentalmente. Su propia vida es un ejemplo de cómo es Dios.

   Práctica:
   Saber captar la experiencia de Dios que nos trae Jesús.

lunes, 20 de diciembre de 2010

La Sagrada Familia. 26/12/2010. Mateo, 2,13-15,19-23.

   Vemos hoy que, por temor a que el rey Herodes mate al niño Jesús, José obedece al ángel que lo avisa en sueños y, cogiendo al niño y a su madre, huye a Egipto y allí permanece hasta que lo avisa de nuevo el ángel para que vuelva a Israel, una vez muerto Herodes.

   Los primeros cristianos tienen muy viva la conciencia de que Dios orienta los grandes rasgos de la historia y que, por lo mismo, Cristo había estado presente a lo largo de la misma historia de Israel. Es algo parecido a lo que experimentan muchos cristianos que tienen una viva fe religiosa. Pueden tener sus más o menos grandes problemas en la vida, pero siempre terminan diciendo que han experimentado la mano de Dios en medio de las dificultades. Como afirmaba una mujer sencilla, pero de gran fe: "Diosito nunca nos abandona".

   También el evangelista Mateo ve que Dios está metido detrás de la historia y, tan es así, que ya ve predicha la marcha de Jesús a Egipto unos 750 años antes de Jesucristo. Por eso cita al profeta Oseas cuando dice "de Egipto llamé a mi hijo" (Oseas, capítulo 11, versículo 1). Oseas se refiere a Moisés y, por extensión, al pueblo de Israel al cual Moisés liberó de la esclavitud en Egipto. Como Moisés liberó de la esclavitud a su pueblo, así Jesús nos libera de la esclavitud del pecado. La mayoría de los eruditos dudan que sea histórica la estancia de Jesús en Egipto.  Sería, más bien, un género literario usado por el evangelista Mateo para explicar, con la mentalidad de aquella época, el verdadero significado de Jesús.

   En las navidades, es aquí donde debemos ahondar ¿Qué significa Jesús? Jesús es nuestra auténtica liberación. El nos hace descubrir el gran amor que Dios nos tiene. El nos libera del temor del pecado. Aunque somos pecadores, por la fe en Cristo nos volvemos, una y otra vez, hacia Dios, que nos llena de su inmenso amor. No nos condena. Nos ama sin límites. Esto significa que Jesús nos liberó de la esclavitud del pecado. Según la forma de pensar de los israelitas, nos liberó de la esclavitud de Egipto.

   Y dice el evangelio de hoy, que José cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Por temor a Arquelao, sucesor de su padre Herodes, no se queda allí y se establece en un pueblo llamado Nazaret, perteneciente a Galilea. No olvidemos que el evangelio de hoy se desarrolla todo él en familia.

   Compromiso:
   Acostúmbrate a ver a Dios en la historia y, sobre todo, en la historia de tu vida.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Domingo IV de Adviento. 19/12/2010. Mateo, 1,18-24.

   El evangelio de hoy, Mateo, 1,18-24, así como el de Lucas, 1,26-38, pertenecen al género literario llamado "anunciación". A partir de Pío XII y, en concreto, del Vaticano II, los géneros literarios en la Biblia y, por tanto, en los evangelios, deben ser tenidos en cuenta para una correcta interpretación de los textos sagrados. Hoy día no puede reducirse la predicación a un ser buenos y practicar la religión. Es necesario que los progresos de la teología, debidamente explicados, lleguen no sólo a las aulas universitarias sino, también, a los bancos de la iglesia. Hoy día, el creyente se encuentra con muchos enemigos y, en concreto, con el ateísmo organizado. Por esta razón el cristiano está obligado, en lo posible, a saber dar razón de su fe.

   Al comienzo, afirmaba que el evangelio de hoy se inserta dentro del género literario llamado "anunciación". En este evangelio no debemos fijarnos en el dato histórico, no debemos buscarlo porque no interesa. Los primeros cristianos proyectan en este relato de José, que piensa abandonar a María porque la encuentra embarazada, proyectan digo, su propia fe en Jesús resucitado. En este evangelio a Jesús se le imponen dos nombres: el ya mencionado, Jesús, y el de Enmanuel. El primero significa que nos salvará de todos nuestros pecados, y el segundo, que es Dios-con-nosotros. Estos dos nombres con su significado expresan profundamente la fe de los primeros cristianos. Por todo ello, Jesús es Dios o la obra de amor del mismo Dios. Lo que nace de María, como en otras anunciaciones que aparecen en la Biblia, es obra de Dios.

   El mensaje que aportan los significados de los dos nombres y esta última afirmación, constituyen la enseñanza del evangelio que se comenta. Lo demás son datos cuya historicidad ni nos importa ni nos interesa. Lo único importante es el significado que Jesús debe tener para nosotros, como lo tuvo para aquellos primeros cristianos que supieron dar su vida como testimonio de fe. A José se le presenta como un hombre de bien, lógicamente, y puede servirnos de espejo.

   Compromiso:
   Que mi vida sepa ver en Jesús al que me salva de mis pecados y experimentar junto a él la presencia de Dios en nosotros.

martes, 7 de diciembre de 2010

Domingo III de Adviento. 12/12/2010. Mateo, 11,2-11

   Juan el Bautista está encarcelado y allí se entera de las obras que realiza el Mesías. Entonces, envía a algunos de sus discípulos para que interroguen a Jesús preguntándole si verdaderamente él es el mesías que ha de venir, o si tienen que esperar a otro.

   El hecho de que Juan se encuentre en la cárcel puede sugerir que de la actividad de Jesús espere su propia liberación, si realmente Jesús es el mesías.

   Jesús pide a los emisarios de Juan que vuelvan y le digan lo que están viendo y oyendo: "los ciegos ven y los inválidos andan; los leprosos quedan limpios, y los sordos oyen; los muertos resucitan, y a los pobres se les anuncia el evangelio". Aunque en este pasaje caben verdaderas curaciones, también se puede interpretar de forma metafórica, como un ver y un oir espiritual; o como una invalidez que les impedía caminar y resucitar a las vivencias espirituales de un acercamiento a Dios. Lo cierto es que las gentes oyen y se unen al mensaje de Jesús. Por esta razón añade que a los pobres se les anuncia el evangelio.

   Interpretado así, la respuesta que Jesús envía a Juan Bautista da pie para realizar unas reflexiones. Podemos preguntarnos: ¿estamos ciegos para comprender signos de los tiempos como nos manda el concilio Vaticano II? Sin duda, hay hoy día signos de los tiempos que fueron correctos en algún momento de la historia de la iglesia. Y si en otra época fueron correctos evangélicamente, ¿por qué no pueden serlo hoy, aunque las normas de la jerarquía sean otras? El evangelio debe estar por encima de todo y la jerarquía no debe ser obstáculo para que anide en el alma de las gentes, según los signos de los tiempos. Pero, para ello, es necesario tener una mentalidad abierta evangélicamente, pues una mentalidad conservadora puede hacer mucho daño a la iglesia y a las personas.

   ¿Estamos sordos a la voz de Dios o nos dejamos invadir por ella? ¿Echamos de nosotros la oscuridad y dejamos que entre la luz para alejar de nosotros la lepra del espíritu y así quedar limpios? ¿Somos espiritualmente paralíticos?

   Estas y otras preguntas podríamos hacernos.

   Jesús, a continuación, hace una preciosa alabanza del Bautista.

   Vida práctica:
   En este comentario encontrarás la posibilidad de unas bonitas reflexiones.

 
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