miércoles, 16 de enero de 2019

II Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 20/01/2019. Juan 2, 1-11

   El episodio de la boda de Caná de Galilea es progranático. Juan construye esta narración sobre la base del significado que tenía una boda como símbolo de alianza entre Dios y los hombres. Dios aparecía como el esposo de su pueblo. En esta línea se inician las vivencias de la misa de hoy. Entónate con ellas.

   Como frase para memorizar se propone una tomada de 1 Corintios 12: "A cada uno se le da el Espíritu para el bien común". Repite o ten en la memoria lo del bien común.

   Isaías 62, 1-5 contiene la primera lectura. Se seleccionan dos frases para que las grabes: "Serás corona fúlgida en la mano del Señor y diadema real en la palma de tu Dios". Y en alusión a unas bodas: "Igual que se alegra el marido en su esposa, se alegra tu Dios contigo".

   1 Corintios 12, 4-11 presenta la segunda lectura. Si vivimos la vida de Dios, sabremos que se nos da el Espíritu y que se nos comunica para el bien común; y ese Espíritu nos llevará, a su vez, a comunicarlo a los demás. Es una cadena en la que nos vemos implicados si queremos ser fieles a Dios.

   El evangelio de este domingo nos presenta la simbólica boda de Caná de Galilea. En efecto, está llena de simbolismos que aquí no se pueden desgranar. El número seis (tinajas) es la cifra de lo incompleto y se opone al siete que indica la totalidad, lo perfecto. Las tinajas se usaban para la purificación, que no lograba unir al hombre con Dios. Faltaba en ellas el vino del amor, que no daba tanta necesidad de purificarse. El hombre estaba tan mediatizado por la Ley, que no experimentaba la falta del amor de Dios.

   No hace falta describir toda la escena de la boda de Caná de Galilea, por ser de sobra conocida. La práctica de la purificación constante dominaba la religiosidad judía. A través de tanta purificación era prácticamente imposible percibir el amor que Dios nos tiene o expresarle el nuestro. Por esa razón, los cristianos debemos saber prescindir de algunas leyes, no por desprecio, sino para no apoyar nuestro amor a Dios en la materialidad del puro cumplimiento de una ley. Entender así nuestra relación con Dios nos permite saber lo que es echarse en los brazos de Dios confiadamente. Ese amor de Dios y a Dios, es realmente la enseñanza de las bodas de Caná. En el Cantar de los Cantares el vino simboliza el amor. Es un libro, que partiendo del amor humano, simboliza el amor divino. De no ser así, sería un libro que no pintaría nada en la Biblia.

   Compromiso:
   Profundizar en el amor de Dios y a Dios.

 
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