martes, 3 de abril de 2012

Domingo de Pascua. Ciclo B. 08/04/2012. Juan, 20,1-9

   La lectura evangélica de este domingo comienza afirmando que es el primer día de la semana. Jesús ha muerto y el tiempo antiguo ya terminó. Ahora, el tiempo mesiánico ha comenzado, es el tiempo que nos trae la resurrección de Cristo. Es el primer día de la semana, de la gloriosa semana.

   Hay una contradicción aparente en el comienzo del evangelio de hoy. Se afirma que es por la mañana, aunque sea temprano, y, por lo tanto, debe haber luz. Pero, a continuación, se dice que aún se está en tinieblas. Y es que en el lenguaje del evangelio de Juan las tinieblas se refieren a la ideología contraria a la vida. María Magdalena aún está en tinieblas, piensa que Jesús sigue muerto. No sabe que el día ha comenzado ya, porque Jesús ha resucitado. Busca un cadáver sin saber que es el dador de vida, que está vivo. Pero, no encuentra ningún cadáver en el sepulcro. Lo encuentra vacío.

   María va corriendo a decirlo a Pedro y al discípulo querido por Jesús, a la vez que deja entrever que no es sólo ella, sino también la comunidad de discípulos la que está desorientada, pensando en Jesús como un cadáver. En efecto, María usa el plural y dice: "No sabemos dónde lo han puesto".

   Pedro y el otro van corriendo al sepulcro. Ahora, es necesario mejorar la traducción de la Vulgata que se propone en la misa de hoy. En lugar de "vendas", la palabra griega del original significa "lienzos". Y el texto griego dice: "los lienzos puestos" o, el equivalente: "las sábanas puestas". El lecho nupcial está preparado para que Jesús viva en la comunidad de sus discípulos.

   La verdad es que la traducción de los textos bíblicos para la liturgia no debía dar lugar a interpretaciones sospechosas en ningún momento. La Vulgata pudo servir en alguna época. No es lo mismo afirmar que los lienzos o las sábanas están puestas, o decir que las vendas están por el suelo. El amor de Jesús por la comunidad no se refleja en el texto de la misa.

   Con el sudario sucede algo parecido. El verdadero significado queda castrado, desvaneciéndose en significado cero, ni siquiera descafeinado. Esto es desconocer totalmente la forma simbólica de escribir del evangelio de Juan. El sudario se encuentra aparte "envolviendo determinado lugar", según el texto griego original. Juan usa el término "lugar" constantemente para designar el templo de Jerusalén, salvo cuando hay que referirlo a Jesús como nuevo templo. En este caso, el sudario no se encuentra con las sábanas nupciales, sino aparte. Como símbolo de muerte, cubre la institución judía, pues sobre ella pesa la muerte de Jesús.

   El discípulo amado entró en el sepulcro, vió y creyó. De Pedro no se dice nada. No conocemos su reacción ante los signos de los lienzos puestos y el sudario envolviendo determinado lugar.

   Si deseamos parecernos al discípulo amado no quedemos callados, manifestemos nuestra fe en que Cristo vive.

   Compromiso:
   ¡Atrévete a proclamar el mensaje de la resurrección!

 
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