miércoles, 14 de abril de 2021

III Domingo de Pascua. 18-4-2021. Lucas 24, 35-48.

    Seguimos con el espíritu en la resurrección de Jesús. Y por esea misma razón los textos de la misa abundan en ese recuerdo fijándose de una forma en algún aspecto de la misma. Pero la resurrección, siempre de una forma o de otra, nos trae el recuerdo de la pasión.

 

    Así, la primera lectura tomada de los Hechos de los Apóstoles 3,13-15.17-19, nos sitúa en plena actitud mística. En efecto, poner nuestra vida plenamente en los brazos de Dios, entregarla com Jesús la entregó, sin huir de ella en ningún momento, aunque no podía, pero quiso cumplir la voluntad plena del Padre. Lo aceptó todo en su corazón. Y esto es el mayor acto de amor que podemos hacer. Un acto plenamente místico, de unión con Dios Padre. Digamos con el salmo 4: Haz brillar sobre nosotros, Señor, la luz de tu rostro. Que sea nuestra oración en el día de hoy varias veces al día.


   Veamos ahora la segunda lectura de este día. Se toma de la primera carta de Juan 2, 1-5a. Jesucristo es nuestro abogado ante Dios Padre. Lo conocemos cuando guardamos sus mandamientos. Y entonces el amor de Dios ha llegado a nosotros en su plenitud, que nunca será tan total porque somos muy débiles.


   El evangelio es de Lucas 24, 35-48. Cuando Dios llega a nosotros y lo racivimos con el corazón abierto, nos llega una paz especial, es la paz de Dios que inunda nuestro corazón. Es una gracia especial que Dios te dará si buscas vivir unido a Él. Acuérdate de Él varias veces durante el día , dile que le amas y que te ayude a seguir amándole. Ayuda a los demás si puedes, por amor a Dios. Todo ello te dará una alegría especial y te abrirá el entendimiento para saborear las cosas de Dios. No te separarás jamás de Él. Es el camino de todos los grandes místicos de la Historia. Es el camino de Dios en el que todo lo que se logre es gracias a Él. 

   

   Y termina el evangelio de hoy afirmando que se predicará la conversión para el  perdón de los pecados a todos los pueblos. Pero, no cabe duda que esto depande de tí y de mí. ¿No te da qué pensar todo esto? La entrega a Dios, amarlo cada vez más, transmitirlo de una u otra forma... A ver si eres capaz de llegar a un verdadero compromiso. ¡Pídele a Dios que veas claro en este sentido!

 

    Propócito: llevo muchos años, dandote sugerencias. Ahora, deposito en tí la confianza. Eres capaz de eso y de mucho más.

 
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