miércoles, 23 de marzo de 2011

Domingo III de Cuaresma. 27/03/2011. Ciclo A. Juan 4,5-42.

   Los samaritanos eran un grupo étnico distinto a los propiamente judios, descendientes de viejas tribus del norte de Israel y entre ellas, grupos fenicios. Esta sería la razón por la que, por ejemplo, Lucas llama extranjero a un samaritano. Su región, Samaría, está situada en Israel, entre Judea y Galilea. Es el paso entre ellas.

   Doctrinalmente, de entre los libros de la Biblia, sólo aceptaban los cinco primeros libros, es decir, el Pentateuco. Además, rechazaban el Templo de Jerusalén como lugar de culto y de ofrecimiento de sacrificios, sustituyéndolo por el santuario del monte Garizín. Allí daban los samaritanos culto a Dios y no en Jerusalén. Ante la posible pregunta de la mujer samaritana, Jesús le dice: "Créeme, mujer, se acerca la hora de que ni en este monte ni en Jerusalén daréis culto al Padre". Y añade: "Se acerca la hora, ya está aquí, en que los que quieran dar culto verdadero adorarán al Padre en espíritu y verdad.... Dios es espíritu y los que le den culto deben hacerlo en espíritu y verdad".

   Es muy necesario que todos aprendamos a orar "en espíritu y en verdad". Es una lección muy importante del evangelio de hoy. Orar en espíritu y en verdad es prencindir del recurso a imágenes, que mucha gente necesita para empezar a orar de alguna forma. Orar en espíritu es saber encontrar el contacto con Dios en cualquier momento del día y en cualquier lugar. Es como respirar el aire divino, el aroma de Dios. Es saber abrir el corazón a Dios estemos donde estemos. Esto puede hacerse incluso en un baile. Son quizá segundos en que uno le dice a Dios que lo ama de verdad y le da las gracias por poder estar divirtiéndose. Y se continúa la diversión con todos los sentimientos y manifestaciones humanas que ello puede conllevar. Todos debemos aprender a orar en espíritu y en verdad. Es un reflejo del "ora y trabaja", o si quieres, buscar momentos de silencio y recogimiento para ello, hablando a solas con Dios, como un hijo a un padre, entre los que hay amor y diálogo cariñoso cuando descubrimos que Dios también nos habla al corazón.

   De esta forma, experimentaremos lo que afirma Jesús en este mismo evangelio: "El que beba del agua que yo le daré se convertirá dentro de él en un surtidor de agua viva que salta hasta la vida eterna". El que bebe del agua de la fuente o del grifo ese sí volverá a tener sed. Jesús nos hace experimentar lo que es un surtidor de agua viva dentro de nosotros.

   Otra lección del evangelio de hoy es que la samaritana va a anunciar a su pueblo la presencia de Jesús. Va a evangelizar, a predicar el evangelio. Ella se ha fatigado en su predicación. Ahora los samaritanos acuden a Jesús. Ya no creen por la predicación de una mujer, la samaritana, sino porque han experimentado lo que es la presencia del Señor. Su fe se ha fortalecido.

   Compromiso:
   Tratar de aprender a hacer oración en espíritu y en verdad.
   Hablar a los demás de la vida espiritual, como la mujer samaritana.

 
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