jueves, 26 de diciembre de 2013

Fiesta de la Sagrada Familia. Ciclo A. 29/12/2013. Mateo 2, 13-15.19-23

   La primera lectura es del libro llamado Eclesiástico (3,2-6.12-14). El autor se llama Ben Sirá y así se llama propiamente el libro, pero los cristianos le dieron el nombre del Eclesiástico. Dicho autor vivió por el año 200 antes de Cristo y, en tiempos de Jesús, dicho libro no pertenecía a la Biblia pero se usaba para educar a los jóvenes. Por los cristianos fue el libro más leído, después de los salmos. El nombre de Eclesiástico con el que llegó a conocerse significa "libro para leerse en las Iglesias". Es muy interesante leerlo por contener muchos y buenos consejos, útiles para gran cantidad de situaciones en la vida. La lectura de hoy habla de los deberes de los hijos para con sus padres. Merece la pena leerla detenidamente. Abre tu biblia y hazlo.

   La segunda lectura se toma de la carta de Pablo a los Colosenses (3,12-21). En el lenguaje bíblico el vestido es símbolo que exterioriza las disposiciones interiores de la persona. En la primera parte Pablo hace un listado de cómo ha de ser el vestido del cristiano. Este debe revestirse de compasión, amabilidad, humildad, mansedumbre, paciencia, soportándose unos a otros y perdonándose. Todo ese vestido debe ir ceñido con un cinturón o cíngulo que es la caridad. Y todo acompañado de la  oración, con cantos espirituales.

   A los maridos se les manda amar a sus esposas y, para un cristiano, amar es servir. Si el marido ha de servir por amor a su esposa, poco importa que la esposa esté, por costumbre de la época, sujeta a su marido.

   Ese ambiente de amor entre todos deben celebrarlo en la Acción de Gracias, en la Eucaristía.

    El evangelio presenta al ángel avisando a José para que coja a la virgen y al niño y huya a Egipto, pues Herodes desea encontrar al pequeño para matarlo. La familia de Jesús debe prepararse para vivir la experiencia de unos refugiados, pues debe huir de su propio hogar y buscar asilo en un país extranjero. Nace el niño de la paz, el Dios con nosotros, y él mismo empieza por no experimentar la paz.

   La familia de Jesús busca refugio en la provincia romana de Egipto, a donde no llega el control de Herodes y donde también encontrará otros paisanos suyos que estarán en parecidas circunstancias, necesitados de asilo. José huye de noche, sin duda de forma precipitada, con gran angustia pensando en dónde pasarán la noche. ¿Dormirán al aire libre o encontrarán una posada? ¿Y el dinero? Todo cuesta, ¿trabajarán por el camino para ganar algo? ¿Cuántos días les llevará el viaje? ¿De qué trabajará José en Egipto? De todo ello nada sabemos, pero podemos imaginarnos muchas cosas...

   Cuando murió Herodes, de nuevo el ángel los avisó para que volvieran a Israel. Pero José supo que entonces gobernaba Arquelao, hijo de Herodes, y tuvo miedo a quedarse en Israel, por lo que se fue a Nazaret, un pueblo de Galilea. Y de nuevo la familia de Jesús debió pasar parecidas peripecias que a la ida. Son refugiados que vuelven a su patria. ¡Qué alegría, aunque vuelven pobres! Las tristezas y sufrimientos quedan atrás. Ahora están con los suyos. Benditas experiencias de Dios entre los hombres.

   Compromiso:
   Piensa en la experiencia del que es arrancado de su ambiente natural, de forma inesperada.

martes, 17 de diciembre de 2013

IV Domingo de Adviento. Ciclo A. 22/12/213. Mateo, 1,18-24

   Nos acercamos ya a la celebración del nacimiento de Jesús. La primera lectura de la misa es del libro de Isaías (7,1-14). El rey Acaz recibe una señal de parte de Dios. En la mentalidad de Isaías, una señal no es precisamente un milagro, sino algo que va a suceder más o menos pronto y que tiene que ayudarle a esperar con fe lo que se realizará en el futuro.

   Se pone como señal que una virgen o joven dará a luz un hijo y se le pondrá por nombre Emmanuel o Dios con nosotros.

   Esta virgen es, probablemente la esposa del rey y, la señal consiste en que la joven esposa que aún no ha tenido hijos, va a dar a luz un niño: Ezequías. El continuará la dinastía de David.

   Aquí, la tradición cristiana vió el anuncio de la concepción de María y el nacimiento de Jesús.

   La segunda lectura es de la carta de Pablo a los Romanos (1,1-7). Nos presenta Jesús constituído Señor por su resurrección. "Señer" es la traduccíon griega de la palabra hebrea que significa "Dios". La palabra "Señor" representa, pues, con fuerza el estatus de Dios que Cristo posee.

   La misión de Pablo, según esta carta, es lograr que los gentiles respondan a la fe, obedezcan a la fe. La respuesta, la obediencia, es inseparable de la fe. Es una extensión de la fe. Jesús nos llama a todos a evangelizar y una llamada no significa nada si la persona no obedece a la llamada. Eso es la obediencia a la fe.

   Pablo, al final de esta lectura, nos desea la gracia y la paz de Dios y del Señor Jesucristo. La palabra griega que al castellano se traduce por gracia, significa el regalo de Dios que nos justifica. Ahora, no estamos bajo la ley, sino bajo la gracia. Somos justificados por la gracia, no por las obras buenas. Este es el eco que resuena en toda la carta de Pablo a los romanos. Las obras son necesarias, pero no para justificarnos.

   Y, ya en el evangelio, debe constatarse que cuando hablamos de la anunciación pensamos, generalmente, en la hecha a María que es la versión del evangelio de Lucas. Sin embargo, el de Mateo pone a José al frente del relato.

   El hijo de María no es de José, por ello, según la ley, merece morir apedreada, según el libro bíblico llamado Deuteronomio (22,23-24). José puede divorciarse de María y piensa hacerlo en secreto para no hacerle ningún daño. José refleja la compasión de Cristo frente al pecado, que aquí no existe. El ángel del Señor se aparece en sueños y le pide a José que no dude en recibir a María, porque la criatura que hay en ella es del Espíritu Santo. José debe de poner el nombre de Jesús al niño.

   El evangelio de Mateo no menciona ninguna palabra de José. Este obedece simplemente todo lo que el ángel le indica. Y se le manda poner al niño el nombre Emmanuel que significa "Dios con nosotros". Este es el compedio de toda nuestra vida. Dios está con nosotros aunque no nos cuenta a menudo. ¡Ojalá el conocer esta gran verdad nos sirviera para hacer oración y dar gracias al mismo Dios con el pensamiento! ¡Ojalá amáramos a Dios con frecuencia!

   Compromiso:
   Amar a Dios varias veces al día.

martes, 10 de diciembre de 2013

III Domingo de Adviento. Ciclo A. 15/12/2013. Mateo 11,2-11

   La primera lectura de este domingo (Isaías 35,1-6a.10) es una maravillosa colección de metáforas sobre la alegría de ver que Dios viene a este mundo. Nos alegraremos con gozo y alegría. Veremos la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios, que viene en persona y nos salvará. Esta fe es muy importante, es la verdadera fe. No creemos porque algo tiene que haber después de la muerte. Creemos porque Dios vino a este mundo en la persona de Jesús, y nos alegramos. Esto es lo que celebramos en la Navidad.

   El Señor ha venido a este mundo para traer su mensaje, pero la segunda venida para cada uno de nosotros está cerca, nos afirma la segunda lectura, tomada de la carta de Santiago (5,7-10). Nos hace una llamada a la hermandad entre todos, para no ser condenados. Todos deberíamos llamarnos hermanos y vivir este mensaje del Señor. 

  El evangelio de hoy comienza con una duda de Juan el Bautista o de sus discípulos, que le hace enviar emisarios a Jesús para preguntarle si es él el que ha de venir o deben esperar a otro.

   Quizá la duda que había en Juan tendría que ver con que algunos habían dejado de creer en él o lo menospreciaban. Además, Juan estaba preso y más de uno podría pensar que si lo estaba, sería consecuencia de que su predicación era toda una mentira. O también, que sería un predicador idealista equivocado. Sea como sea, todo se vuelve contra Juan e incluso le hace dudar a éste.

   Por eso, Jesús defiende el ministerio de Juan y lo pone como el más grande creyente y como un profeta.

   Los que hoy somos creyentes nos parecemos más a Juan que a Jesús, creo yo. Como Juan, también nosotros posiblemente tenemos nuestras dudas. Como él, tenemos necesidad de dirigirnos a Jesús para que nos ilumine, con esa luz que sólo él tiene. Como Juan, y como creyentes, debemos anunciar a Jesús. Con la nueva evangelización, todos los creyentes debemos sentir la necesidad de hacerlo. Pero, no sentiremos esa necesidad si no sentimos la presencia de Jesús en nosotros. Si la sentimos de verdad, evangelizaremos.

   Pero, mucho cuidado. Debemos ser mensajeros de Cristo, sin añadiduras.

   Dice Jesús que dichoso el que no se siente defraudado por él. Esto se aplica no sólo a la gente sino al mismo Juan, pues anunciaba el juicio inminente, cosa que no entra en las actividades primordiales de Jesús. A veces, en nuestra fe metemos ideologías, no es la fe de Jesús. Ya nos lo advirtió el Papa Francisco. Debemos purificar nuestra fe que, a menudo, está adulterada por ideologías. Santo Tomás de Aquino afirmaba que los preceptos dados por Cristo son poquísimos.

   Compromiso:
   Pedir a Dios de verdad, llegar a experimentar su cercanía, que va unida a la cercanía con el hermano y, por lo tanto, a la necesidad de evangelizar.

martes, 3 de diciembre de 2013

Festividad de la Inmaculada. 08/12/2013. Ciclo A. Lucas 1,26-38

   Los primeros capítulos del libro bíblico llamado Génesis están redactados en un lenguaje popular y metafórico, cargado de imágenes con profundo significado. La lectura de hoy se refiere al mal uso que las personas hacemos a menudo de la verdad, dejando a un lado el obedecer a Dios. Empieza la dinámica del hombre separándose de Dios. La tentación está representada por la serpiente y la afirmación final es que una mujer la herirá en la cabeza cada vez que aquella hiera a la mujer en el talón. El linaje humano logrará la victoria final, a través de una mujer, María, que nos trajo a Jesús.

   La segunda lectura, de la carta de Pablo a los romanos (15, 4-9), comienza afirmando que las antiguas escrituras o Antiguo Testamento se escribieron para nuestra enseñanza, y nos dan un gran consuelo para mantener la esperanza. Esta lectura tiene, además, un gran valor ecunémico pues le pide a Dios que nos conceda estar de acuerdo entre todos los cristianos para que, con una sola voz alabemos al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. Pide que haya explicación bíblica en tu parroquia.
 
   Ya en la lectura evangélica de hoy, tomada de Lucas, la figura de José aparece sin papel alguno. Sin embargo, el evangelio de Mateo empieza con una larga genealogía de José y nos habla del intento de este de abandonar secretamente a María, por encontrarla embarazada. Al final, José no la abandona como consecuencia del aviso del ángel.
 
   En una sociedad tan patriarcal y machista llama la atención que María ocupe el lugar central de la historia y de las decisiones, aún cuando las adolescentes no eran ni escuchadas. La edad para contraer matrimonio en Israel es para las chicas entre los doce y los trece años. Después de los desposorios, al año se casaban.
 
   El ángel dice a María: "El Señor está contigo". Es una expresión que se repite en el Antiguo Testamento, por ejemplo, Dios dice a Moisés: "Yo estaré contigo". "Que Dios esté contigo" u otra parecida, es una frase que bien podríamos adoptar en nuestra vida diaria. El lenguaje que destila religiosidad bien puede ser una forma de nueva evangelización. Los creyentes no sólo debemos aparecer como tales, sino que debemos anunciar el mensaje de maneras muy diferentes y oportunas.
 
   María debe poner a su hijo el nombre de Jesús, que significa "el Señor (Dios) salva" o "la salvación viene del Señor".
 
   Todo el relato de la anunciación del ángel a María es maravilloso y a la pregunta de María sobre cómo podrá ser todo ello, el ángel le contesta: "el Espíritu Santo vendrá sobre tí, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra, por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios".
 
   No todas las verdades de la religión tienen la misma importancia, sino que existe una graduación entre ellas.
 
   Compromiso:
   Usar con frecuencia palabras o expresiones con sentido religioso, por ejemplo: "si Dios quiere". ¡Hasta el próximo comentario si Dios quiere!, digo yo.

martes, 26 de noviembre de 2013

I Domingo de Adviento. Ciclo A. 01/12/2013. Mateo 24,37-44

   En este domingo entramos en el Adviento y comienzan las lecturas del ciclo A para el presente año litúrgico. La primera de hoy es del profeta Isaías (2,1-5). Es una lectura del final de los días. El Señor está en su monte por encima de  todos los montes, en lenguaje metafórico. En aquellos tiempos, todos los pueblos vivirán en paz; el Señor será el árbitro de las naciones y de las espadas, hará arados.

   Si todos caminásemos bajo la luz de Dios, este mundo ya sería una balsa de paz, sin guerras ni peleas.

   Dice Pablo en su carta a los Romanos (13,11-14), usando también el lenguaje metafórico, que la noche ya termina y llega la plena luz, el día. Por lo tanto, dejemos las obras de las tinieblas y cojamos las armas de la fe. Vistámonos del Señor Jesucristo.

   Ya en el evangelio, este queda resumido en el final del mismo cuando dice: "Estad preparados porque a la hora que menos penseis viene el Hijo del hombre".

   En este año que empieza, sin duda, algunos se encontrarán con el Hijo del hombre que viene. Se encontrarán a través de una predicación, de las palabras de un creyente amigo, de una enfermedad, o del recuerdo y nueva aceptación de sus antiguas experiencias religiosas, o de las vivencias junto a sus padres. Incluso algunos se encontrarán con Jesús, cara a cara en la muerte. Siempre es verdad que a la hora que menos se piense, viene el Hijo del hombre. Tenemos que estar siempre abiertos a recibirlo y aceptarlo.

   Este evangelio nos invita a estar vigilantes. Es verdad que hay que vigilar, pero no para defenderse sino para salir al encuentro.

   Aparece en este evangelio la expresión "Hijo del hombre". Esta expresión se remonta al libro bíblico de Daniel y está a mitad de camino entre lo divino y lo humano, lo individual y lo colectivo. Se incluyen Dios y el hombre, pero sin confundirse. La historia se presenta como un abrazo entre los dos protagonistas, Dios y el hombre. Los dos deben terminar dándose un abrazo.

   El evangelio de hoy se sitúa dentro de la mentalidad y la sicología propia del ambiente religioso judío, es decir, de los tiempos de Jesús. En aquella época se esperaba, de forma inminente, la llegada de un ser divino que pondría fin al estado de cosas existente. Según va pasando el tiempo se cae fácilmente en una despreocupación sobre la espera en su llegada, y uno acaba no estando alerta y durmiéndose.

   Sea lo que sea, para un creyente es imprescindible pensar, como se dijo más arriba, que el Hijo del hombre puede llegar en cualquier momento para darnos el abrazo de amor. Recibámoslo con los brazos abiertos.

   Compromiso:
   Lee este comentario y quédate con lo que más te guste.

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Festividad de Jesucristo Rey. Ciclo C. 24/11/213. Lucas 23,35-43

   El segundo libro de Samuel (5,1-3), primera lectura de la misa de hoy, trata de que los doce ancianos de las doce tribus de Israel ungen como rey a David.

   Entre las doce tribus de Israel y los doce apóstoles existe un evidente paralelismo. Los apóstoles representan al nuevo Israel, que sustituye al antiguo. Las nuevas líneas de investigación bíblica del Nuevo Testamento van en esta línea. En el momento oportuno se desarrollará el tema.

   La segunda lectura es un admirable himno religioso tomado de la carta a los Colosenses (1,12-20). Colosas era una ciudad romana al Oeste de lo que es ahora Turquía.

   Recojo algunas de las frases más importantes de la lectura. "El (Cristo) es la imagen de Dios invisible". A Dios nunca lo vió nadie, es cierto, pero hay muchas huellas suyas y sobre todo en tu vida interior espiritual. Y, sobre todo, en Cristo podemos ver a Dios.

   Cristo es "la cabeza del Cuerpo de la Iglesia". En el lenguaje de la Iglesia del primer milenio, la Iglesia es el cuerpo real de Cristo, no su cuerpo místico.

   Por último, Cristo es la reconciliación de todos los seres... haciendo la paz por la sangre de su cruz.

   La lectura evangélica de este domingo parece propia de un texto de Cuaresma, aunque de verdad sí lo es, porque vamos a entrar en Adviento que es como una Cuaresma pequeña. Esta es la razón del salto en las lecturas que se venían haciendo.

   El evangelio de Lucas nos sitúa hoy en la cima del monte Gólgota. Jesús está en la Cruz acompañado por dos malhechores. Es un hecho que se sigue repitiendo hoy día. Y si hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios y Cristo es nuestra cabeza, el rostro de Cristo sufriente en la Cruz lo encontramos en muchos hombres y mujeres de hoy.

El rostro del crucificado siempre es doloroso, marginado, bañado en sangre, crucificado. Tiene dos compañeros junto a la cruz. Uno le dice: "¿No eres tú el Mesías? Sálvate a tí mismo y a nosotros". Sin embargo, el otro le dice: "Jesús, acuérdate cuando estés en tu reino".

   En el Gólgota hay mucha ironía, burla, cinismo. Como hoy mismo entre nosotros, en el mundo, en la misma Iglesia. Existe entre nosotros mucha burla, pasamos unos de otros, no asumimos nuestras responsabilidades y dejamos que otros tengan que hacerse cargo de ellas. En los necesitados se manifiesta Cristo sufriente.

   Si hoy es la fiesta de Cristo Rey, el evangelio de este domingo es una curiosa manera de presentarla. Todo parece una burla. El rey tiene poder, dinero, fama y se le obedece. Sin embargo, a Jesús se nos presenta como un hombre moribundo en la cruz, semidesnudo, sin poder para bajar de la cruz, sufriendo las humillaciones y las burlas de autoridades religiosas, soldados y un malhechor. A pesar de todo, Cristo es Rey. Es Rey de los que lo siguen, de los que renuncian a la injusticia y se comprometen a trabajar por un mundo más justo y más humano.

   Compromiso:
   Pensar en la diferencia que hay entre ser rey como los de este mundo y ser rey como Cristo.

lunes, 11 de noviembre de 2013

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. 17/11/2013. Ciclo C. Lucas 21, 5-19

   La primera lectura se toma del libro bíblico de Malaquías 3, 19-20a. Dice que a los que honran el nombre del Señor de los ejércitos los iluminará un sol de justicia que lleva la salud en las alas.

   Un sol que lleva la salud es lo contrario al sol que da un calor axfisiante y bochornoso. Una de las más antiguas penas que se aplicaban a los prisioneros de guerra y a otros condenados era exponerlos al sol durante cierto tiempo para que se deshidrataran y muriesen irremisiblemente. De esta forma, se aplicaba justicia empleando al sol como ejecutor y, así, no quedaría de ellos ni rama ni raíz.

   Sin embargo, para los que honran el nombre del Señor no sólo con los labios sino de verdad, ese sol de justicia no es un sol de castigo sino un sol de salud.

   La segunda lectura de 2 Tesalonicenses (3, 7-12) fue escrita por el mismo Pablo hacia el año 51 de nuestra era. Tesalónica era una ciudad marítima, rica y silenciosa. Es la actual Salónica y la población era de unos 200.000 habitantes.

   En la comunidad de Tesalónica, se había producido la creencia de la rápida vuelta del Señor Jesús. Por esta razón, algunos piensan que para qué trabajar más, si ya se va a acabar todo.

   Pablo sale al paso de estas ideas afirmando que si bien el que trabaja ministerialmente tiene derecho a vivir de ello, es decir a vivir del altar él, sin embargo, no ha usado ese derecho y ha trabajado por su cuenta para poder sobrevivir.

   Podemos preguntarnos: ¿Esta lección de Pablo no tendrá aplicación hoy día? O, no se debería revisar la dedicación de los sacerdotes plenamente a sus parroquias.

   El evangelio sigue en la línea del final de cada uno de los tiempos. No existe una fecha fijada para el final de la historia, que tristemente es una sucesión de conflictos entre los mismos hombres o consecuencia de fenómenos naturales: guerras, hambre, pestes, terremotos, enfermedades...

   Los cristianos debemos estar espiritualmente preparados para lo que nos toque vivir, incluída la persecución por el hecho de ser creyentes. Conocer los sufrimientos de Jesús, la paciencia con que llevó su pasión y cruz y echándonos en sus brazos, nos llevará a saborear interiormente el don divino de la paz, incluso en los momentos más amargos de la vida.

   La opción por Jesús es tan radical que ha de ser una opción permanente y definitiva, por encima de cualquier persecución. La paz que se manifiesta en el rostro de las personas de profunda fe nos hace ver un signo de las realidades futuras. No en vano se dice que la sangre de los mártires es semilla de cristianos. Si somos fieles a Dios, encontraremos en él la hondura de la vida divina. Es una experiencia inexplicable, pero real.

   Compromiso:
   Recuerda tus experiencias de algunos momentos en que estuviste cerca de Dios.

lunes, 4 de noviembre de 2013

XXXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 10/11/213. Lucas 20,27-38

La primera lectura, fuerte y maravillosa en contenidos y enseñanzas, es de 2 Macabeos, 7,1-2.9-14. Enseñanzas fundamentales del dogma y de la moral se entrecruzan en el pasaje. El relato es de 600 años abundantes antes de nacer Jesucristo.

   Se describe el martirio de siete hermanos y una madre torturados por negarse a comer carne de cerdo. En esta lectura, no se relata lo referente a la madre y, por lo tanto, no hay referencia a la creación desde la nada, lo contrario de lo afirmado por el filósofo coetáneo Epicuro.

   Los hermanos macabeos son torturados por su fidelidad a lo que ellos consideran ley de Dios: no comer carne de cerdo. Ello está prohibido por la religión judía. Quieren ser fieles a Dios y dan su vida en medio de tormentos. Son mártires.

   Pero, es necesario hacer una importante observación. Dice el papa Francisco que las enseñanzas de la Iglesia, sean dogmáticas o morales no son todas equivalentes. Hoy debemos buscar un equilibrio. El anuncio del amor salvífico de Dios es lo primerísimo. Después, iran naciendo fácilmente las obligaciones morales y religiosas, que jamás consistirán en comer o no comer carne de cerdo.

   Los cristianos debemos acostumbrarnos a usar el discernimiento, ante las leyes que emanan de la misma jerarquía eclesiástica. No debemos huir del martirio por amor a Dios, jamás. Pero, ser mártires a lo tonto, no es ser mártires.

   La segunda lectura, de 2 Tes. 2,16-3, 5, comienza pidiendo que Dios nos consuele internamente y nos dé fuerzas para toda clase de palabras y obras buenas. Y termina deseando que el Señor dirija nuestros corazones, para que amemos a Dios y permanezcamos en Cristo. Meditémoslo seriamente.

   Y, ya en el evangelio, la enseñanza sigue en la línea de la primera lectura: es la enseñanza de que hay vida después de la vida. No se acaba todo con la muerte.

   Los saduceos llaman a Jesús Maestro, pero sólo para darle confianza, engañarlo y avergonzarlo. Tratan de demostrarle que no puede haber resurrección. La ley dice que cuando un hombre muere sin hijos, un hermano del difunto debe casarse con la viuda para darle hijos y que su linaje continúe. La mujer del evangelio va quedando viuda y se casa, sucesivamente, con los hermanos de su primer marido, hasta siete veces. Entonces le preguntan a Jesús: ¿En la resurrección, esa mujer de cuál de los hermanos será esposa? Si Jesús contesta que será esposa de los siete, enfadará a todos, pues, la gente se podría imaginar a un hombre con siete esposas, pero no a una mujer con siete esposos.

   La vida del futuro no es imaginable. Intentar explicar lo que es la resurrección a una persona acostumbrada a pensar terrenalmente, es como intentar explicar el color rojo a una persona que nunca ha visto los colores porque nació ciega.

   En la vida futura, no existe la práctica del sexo y no se nos da en casamiento. Seremos iguales a los ángeles e hijos para siempre de Dios que nos inundará de amor.

   Compromiso:
   Dentro de las ordenanzas religiosas, aprender a discernir con sentido cristiano.

lunes, 28 de octubre de 2013

XXXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 03/11/2013. Lucas 19,1-10

   La primera lectura se toma del libro de la Biblia llamado la Sabiduría, capítulo 11, versículos 22-12,2. Empieza con la palabra "Señor" que, en lenguaje bíblico, se aplica a Dios. El Señor es el mismo Dios. Y ante él somos nada. El comienzo de la lectura dice: "Señor, el mundo entero es ante tí como un grano de arena en la balanza". Efectivamente, nosotros ante Dios somos la nada, una insignificancia. Y, sin embargo, Dios nos ama infinitamente. El, afirma la lectura, cierra los ojos a los pecados de los hombres, para que se arrepientan. "A todos perdonas, porque son tuyos, Señor, amigo de la vida".

   La segunda lectura se toma de la segunda carta a los Tesalonicenses, capítulo 1, versículos 11-2,2. La idea central es que Pablo desea que Jesús, nuestro Señor, sea nuestra gloria y que nosotros seamos la gloria de él.

   Termina la lectura aconsejando no perder fácilmente la cabeza por supuestas revelaciones... Aplicado a hoy día, sucede en sectores de la población que, olvidado Dios, olvidado Cristo, olvidada incluso la religión, se cree fanáticamente en poderes milagrosos de las piedras o de determinados ejercicios de liberación o de concentración.

   Ya en el evangelio, Jesús pasa por Jericó, ciudad en la que abunda el dinero y es un gran centro comercial. Se sitúa estratégicamente junto al camino que va a Jerusalén y un cruce del río Jordán. Sus habitantes exportan dátiles y bálsamo.

   En este evangelio, aparece Zaqueo como jefe de los publicanos y, como tal, persona próspera y rica. Los romanos contrataban a personas, los llamados publicanos, para cobrar los impuestos en los diferentes pueblos y zonas. Es posible que Zaqueo contratara gente con tal misión, a la vez que adquiría enemigos entre el pueblo.

   Zaqueo intenta desesperadamente ver a Jesús, pero tenía poca estatura y vence la vergüenza de tener que subirse a un árbol. No perdamos de vista que, como jefe de publicanos, merece un respeto. Su puesto exige dignidad y autoridad y, sin embargo, se expone a quedar en ridículo.

   El caso de Zaqueo es un caso singular. El no pide a Jesús perdón. Este no habla de la fe de Zaqueo, ni de su arrepentimiento. Jesús no lo llama, pero le ordena que se dé prisa y baje del árbol. Zaqueo baja rápido y recibe con gozo a Jesús. Es muy importante recibir con goza a Jesús. Cuando Dios toma la iniciativa para favorecernos, nuestro gozo es una respuesta adecuada.

   Cuando nos tropezamos con gente que dice no creer, podemos indicarle que existe una oración que todos podemos hacer aunque no tengamos fe. Todos podemos decir: "Señor, si un día me haces ver que existes, yo creeré, te aceptaré en mi corazón". Estaremos con esta oración un año, dos, tres, el tiempo que sea, pero, si somos constantes, Dios nos iluminará, y aceptándolo, recibiéndolo en nuestra casa como hizo Zaqueo, nos llenaremos de gran gozo.

   Zaqueo reparte la mitad de sus bienes entre los pobres y así demuestra su gratitud para con Jesús. Este no salva sólo a Zaqueo, Jesús salva también a toda su casa o familia. Zaqueo, que era un leproso social, un extranjero, es declarado hijo de Abraham por Jesús.

   La misión central de Jesús es salvarnos a todos y la palabra buscar indica que él es quien tiene la iniciativa.

   Compromiso:
   Propagar, en su debido caso, la oración que se aconseja en este comentario.

lunes, 21 de octubre de 2013

XXX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 27/20/2013. Lucas 18,9-14

   La primera lectura de la misa de hoy es del libro llamado Eclesiástico (35,12-14.16-18). En ella se continúa la enseñanza sobre la oración iniciada el domingo pasado.

   La experiencia bíblica nos dice que Dios escucha y ayuda a los últimos de este mundo. El oprimido, el huérfano y la viuda, son bíblicamentete el símbolo de las personas desamparadas, que sólo en Dios encuentran consuelo y justicia y a quien Dios siempre oye y auxilia.

   La segunda lectura es el final de la 2ª carta a Timoteo (4,6-8.16-18). Pablo trae a la memoria su vida y su ministerio y utiliza para ello tres metáforas: combate, carrera y corona. Dice Pablo: "He combatido bien mi combate, he corrido hasta la meta, he mantenido la fe. Ahora, me aguarda la corona". ¡Ojalá todos podamos decir lo mismo al final de nuestra vida!

   Pablo, nos dice que ante los tribunales, se ha visto solo y abandonado y dos veces menciona a Jesús resucitado, pues le llama "Señor". El es quien le ha protegido y lo llevará a su reino del cielo.

   El evangelio nos presenta dos tipos de personas: el que se considera justo y el que se considera pecador. En el capítulo 18 del evangelio de Lucas hay dos parábolas que tratan el tema de la oración. La primera es la de la viuda y el juez injusto, de la que se habló el domingo pasado. Hoy, se nos dice como hacen la oración algunos, que están representados por el fariseo, y los demás, representados por el publicano.

   El fariseo es ingrato con Dios e ignora que lo ha recibido todo de El. Desconocía que todos somos pecadores. Los obispos, los cardenales, los papas, todos son pecadores. Nadie se libra del pecado. No podemos ser ingratos con Dios. El fariseo reza en el templo y da gracias a Dios porque no es pecador, como el publicano situado atrás del todo. El fariseo ignora que continuamente dependemos de Dios para el bien, pues todos somos pecadores, hasta los más santos. El publicano, en cambio, reconoce en la oración que hace, toda su humana miseria y su total necesidad del Dios misericordioso. Su oración respondía a la verdad. El publicano invoca al médico que todos, sin excepción, necesitamos para nuestra salud espiritual. Ya los antiguos hablaban de Dios como médico.

   Dice el evangelio que el publicano volvió a casa justificado. Se había reconocido sinceramente pecador en su oración y Dios lo recibió con los brazos abiertos.

   El farieso, sin embargo, no marchó justificado ante Dios. Como diría un Santo Padre, el fariseo por la enfermedad de su arrogancia, no marchó justificado, en amistad con Dios.

   Compromiso:
   Ver los propios defectos y aprender a reconocerse pecador ante Dios. De esa forma, Dios nos dará su amistad y nuestros pecados son perdonados totalmente.

lunes, 14 de octubre de 2013

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 20/10/2013. Lucas, 18,1-8

   El libro del Exodo (17,8-13) constituye la primera lectura de este domingo. Se trata de la lucha de Josué contra Amalec. Rafidín, donde Amalec atacó a los israelitas, es el final de una de las etapas en la peregrinación hacia Jerusalén. Los amalecitas atacaban con frecuencia a los que transitaban por las rutas comerciales, y esta es la razón de que también los israelitas se sientan atacados. Una de las veces, mientras dura la batalla, si Moisés está con los brazos levantados, los israelitas ganan; pero si los baja, pierden. Sostienen los brazos de Moisés y los israelitas vencen definitivamente.

   ¿Qué significan los brazos levantados? Para los judíos y los cristianos significa la oración. Los creyentes debemos aprender a entrar en unión con Dios que siempre está dispuesto a dársenos.

   La segunda lectura es de la 2ª carta a Timoteo (3,14-4,2). Este conocía, desde niño, las Escrituras del Antiguo Testamento. Magnífico Testimonio para nuestros niños. Afirma, además, esta lectura que toda Escritura o Biblia, como inspirada que es, es útil para enseñar y para toda obra buena. Lo importante es vivir la fe más que coleccionar verdades aunque, a menudo, a la jerarquía le preocupa más la verdad que la práctica.

   El evangelio trata de un tema precioso: el tema de la oración. Jesús enseña a los discípulos a orar sin desanimarse. Pero, no son los discípulos que tenía mientras vivía en este mundo. Son los primeros cristianos, somo nosotros. Lo sabemos porque a Jesús se le llama el Señor, y sólo se usa este nombre cuando se habla de Jesús como ya resucitado. Ese Jesús es, pues, la primera comunidad cristiana que, recogiendo la herencia y el espíritu de Jesús y en su nombre, nos transmite el espíritu de oración.

   Conociendo lo profundo de la oración de Jesús en su pasión, hasta sudar sangre en la agonía en el Monte de los Olivos, penetramos en la esencia misma de lo que es la oración. Ella debe conducirnos a una continua comunión con Dios. Debe amoldar nuestros corazones para que se parezcan al diseño original de Dios.

   Existe una historia parecida a la del evangelio de hoy, en el libro bíblico de Sirach (35,15-25), que sin duda Jesús conocía.

   La parábola de hoy establece un contraste entre la maldad del juez y nuestro Dios amoroso. Además, no habla de que Dios concede todo lo que pedimos, sino de que Dios hace siempre justicia.

   Pero, la oración, como comunión con Dios, encierra una gran fe. Y termina la lectura evangélica de hoy diciendo el Señor: "Cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?

   Compromiso:
   Dedica diez minutos diarios a la oración diciéndole al Señor que, a pesar de tus pecados quieres amarlo cada vez más.

martes, 8 de octubre de 2013

XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 13/10/2013. Lucas, 17,11-19

   La primera lectura y el evangelio de este domingo coinciden en que su tema se refiere a leprosos. La primera es del libro bíblico llamado 2 Reyes, capítulo 5, versículos del 14 al 17. Fue escrito probablemente entre los años 560 al 540 antes de Cristo, y es una continuación del primer libro de Reyes.

   La lepra de la que se habla no es la lepra que nosotros conocemos, pues no hay evidencias arqueológicas de su existencia en Palestina, en tiempos antiguos. En aquella época, "lepra" se refería vagamente a enfermedades de la piel con erupciones.

   El general Naamán, enfermo de lepra, se decide a ir a Israel y bañarse en el agua fangosa del río Jordán, donde es curado. El militar se convierte y termina diciendo que en adelante, no ofrecerá holocaustos ni sacrificios a otros dioses, sino sólo al Señor.

   Continuamos con la segunda carta a Timoteo como segunda lectura (2 Timoteo, 2,8-13). Empieza con el conocido canto de los funerales: "Acuérdate de Jesucristo resucitado de entre los muertos". Este ha sido el evangelio que Pablo predica.

   Pablo, aunque está preso y encadenado, soporta las penas no pasivamente, sino con resistencia o perseverancia activa para seguir enseñando el evangelio. Las últimas líneas probablemente forman parte de un himno antiguo de la primitiva Iglesia. Son las que empiezan por la condicional "si". En parte, se recogen.
   El pasaje evangelico de hoy, se sitúa en una múltiple zona fronteriza, entre las provincias de Samaria y Galilea. Acuden a Jesús diez hombres leprosos que, según la ley judía, son impuros por lo que tienen que permanecer a cierta distancia de las demás personas. Esa es la razón por la que necesitan gritar a Jesús para pedirle la curación.

   Jesús los envía a los sacerdotes y durante el camino se sienten curados. La sorpresa inesperada es que sólamente uno se vuelve a dar las gracias a Jesús y éste era samaritano, y por lo tanto mal visto por los judíos.

   Jesús queda sorprendido. Sin embargo, los demás obran correctamente, pues hacen lo que Jesús les mandó: presentarse a los sacerdotes. Pero, el samaritano reconoce que su curación bien merece una muestra de gratitud hacia Jesús y glorificar espontáneamente a Dios. Esta glorificación expontánea es muy propia de Lucas.

   A menudo, es más apropiado seguir los impulsos de la conciencia que cumplir lo que mandan los preceptos de la religión. Jesús mandó a los leprosos presentarse a los sacerdotes, porque así lo exigía la religión. Pero, por encima de los preceptos religiosos está el obrar siguiendo los dictámenes de la conciencia. Esto nos ayuda a un buen discernimiento y, aunque podamos quedar mal agusto, por no cumplir el precepto, sin embargo, el echarnos en brazos de Dios y confiar en él, nos hace descubrir lo más íntimo de la relación con la divinidad. Pocos cristianos saben hacerlo y, bastantes, si lo hacen, necesitan decirlo al sacerdote para quedar tranquilos. No saben quedar tranquilos y en paz ante sólo Dios. Es una pena.

   El samaritano no cumple con la religión ni sigue las instrucciones de Jesús, porque su conciencia le hizo ver que otra cosa era lo más apropiado. Y, por actuar en consecuencia, manifestó la "fe" que lo salvó.

   Compromiso:
   Aprender a seguir la conciencia.

  

lunes, 30 de septiembre de 2013

XXVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 06/10/2013. Lucas 17,5-10

   La primera lectura de hoy se toma del libro bíblico de Habacuc (1,2-3;2,2-4). Habacuc es uno de los profetas llamados menores y vivió a finales del siglo VII antes de Cristo. Es de la época del profeta mayor Jeremías.

   Comienza la lectura con una frase que repiten, hoy día, muchos creyentes: ¿hasta cuándo clamaré, Señor, sin que me escuches? A menudo, el creyente experimenta la sensación de que Dios está lejos, como ausente. Permanecer fiel es una excelente forma de crecer en la fe. Y la gran luz de Dios llegará.

   La segunda lectura tomada, como de costumbre, del Nuevo Testamento, y hoy, de la 2ª Carta de Pablo a Timoteo (1,6-8. 13-14), comienza recordando la imposición de manos que Pablo le hizo a este. Esta ordenación es una reinterpretación cristiana de la ordenación de los rabinos judíos y garantizaba la continuidad con la legislación mosaica, aún cuando el nuevo rabino podía interpretar la tradición de manera independiente.

   De una forma o de otra, la comunidad es responsable de elegir a sus dirigentes, cosa que hoy no sucede. Lo importante no es la sucesión de las personas o continuidad ininterrumpida, sino la sucesión ininterrumpida en la doctrina o tradición apostólica.

   Es importante el comienzo del evangelio de hoy. Dicen los apóstoles: "Señor, auméntanos la fe". Esta no es una posesión de verdades, sino una disposición a la fidelidad. "Auméntanos la fe" es como decir "Haznos gente fiel a tí, Señor", "Que confiemos siempre en tí".

   Dice el Señor: "Si tuvieseis fe como un grano de mostaza..." El grano de mostaza es una de las semillas más pequeñas. Jesús utiliza esta pequeña semilla para contrastarla con el gran árbol del sicómoro.
 
   A continuación, Jesús utiliza una hipébole o lenguaje exagerado, para demostrar el gran poder que tiene aún la fe más pequeña.
 
   La versión de Mateo habla de mover una montaña y no de trasladar un árbol al mar. Lucas nos recuerda que la fe más pequeña tiene un gran valor ante Dios. Y no es la fe la que puede lograr maravillas, sino el Dios que está detrás de nuestra fe. Es como el billete de 500 euros impreso en un papel que sólo vale unos céntimos. El billete tiene tanto valor porque cuenta con el crédito del gobierno. Así, nuestra fe tiene valor porque Dios nos bendice. La fe, es decir, la fidelidad a Dios, es un regalo suyo.
 
   Seguidamente explica Jesús la parábola del siervo. Un amo tiene un siervo que trabaja en el campo durante el día, y al llegar a casa, como siervo, debe preparar la cena del amo y, al final, limpiar la mesa. Es ahora, cuando el siervo puede reponer sus fuerzas y cenar. Con este ejemplo, se significa que Dios no nos debe nada por muchas obras buenas que hagamos. Las bendiciones de Dios no se pueden exigir, no se pueden ganar. Son pura gracia de Dios.

   Se trata de una verdad difícil de entender, pero es muy importante comprenderla. Dios nos pide que realicemos obras buenas pero, si las cumplimos, Dios no queda endeudado con nosotros aunque libremente nos premie. No podemos exigir nada a Dios por muchas obras buenas que realicemos, aunque él, libremente, nos premiará.

   Compromiso:
   Conforme a lo explicado, tratemos de comprender el final de este evangelio: somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

lunes, 23 de septiembre de 2013

XXVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 29/09/2013. Lucas, 16,19-31

   La primera lectura de hoy, tomada del libro bíblico de Amós (6,1a.4-7) continúa la virulenta crítica contra los ricos indolentes. Critica a los que duermen en camas de madera con incrustaciones de marfil y que comen abundante carne. Esta era relativamente escasa en la antigüedad y privilegio de los ricos, que comían terneros engordados con granos en su establo.

   Los ricos a los que se refiere el profeta Amós disfrutaban de grandes juergas y orgías. Bebían vino con los recipientes llenos y se ungían con los aceites más valiosos. No les importa la miseria en que viven otros.

   Estos ciudadanos de élite, de primera clase, serán también los primeros en marchar al exilio, y sabrán lo que es pasar de una vida opulenta en grado máximo, a una de pobreza y miseria.

   El texto quizá esté haciendo referencia a Marzeah, un antiguo club de lujo, donde algunos encontraron la muerte por excesivo consumo de comida y alcohol.

   Comienza la segunda lectura (1 Tim, 11-16) dirigiéndose a Timoteo con la expresión "Hombre de Dios". Con ella, se recuerda a Timoteo su alta vocación y linaje espiritual y es la misma que se dio a Moisés, Elías y otros profetas. Es, pues, una persona que está al servicio de Dios, que habla por Dios y que representa a Dios.

   La fe, que Pablo recomienda a Timoteo, es la confianza personal que éste debe tener en Dios y su palabra ante el reto y los peligros de su ministerio.

   "Conquista la vida eterna" o mejor "echa mano de la vida eterna", como calidad de vida de la que nos debemos apropiar y aprovechar ahora, en la vida práctica.

   Las lecciones que nos da esta epístola son tan abundantes y tan ricas, que es imposible abarcarlas hoy.

   En el evangelio, se relata la parábola del rico epulón y el pobre Lázaro. Esta parábola cambió la  vida de Albert Schweitzer y lo llevó a dejar su confortable vida europea, para fundar el Hospital Lambarene en Africa.

   Dice el evangelio que el hombre rico vestía de  púrpura y de fino lino. La púrpura simbolizaba la riqueza y el poder, y los romanos según el estatus, podían llevar más o menos púrpura. Otra señal de riqueza era la finura del lino.

   Un mendigo llamado Lázaro estaba echado junto a la puerta del rico, y lleno de llagas. ¿Cómo se sentirá Lázaro al ser tan pobre, rodeado de tanta riqueza? Hoy, la extrema riqueza y la extrema pobreza, a menudo se encuentran tan cercanas, que es extremadamente insultante, creando un gran resentimiento. Millones de Lázaros sufren, hoy día, situaciones parecidas.

   Es muy significativo que Lázaro es la única persona que se nombra en todas las parábolas de Jesús. Su nombre significa que Dios sana o que Dios ayuda. Resulta paradógico. Sin embargo, sean lo que sean los azares de la vida, jamás debemos separarnos de Dios. Si es así, tendremos una experiencia iluminativa maravillosa.

   Conocemos el desarrollo de la parábola. Notar, sin embargo, que no se habla del entierro de Lázaro y sí se dice que el rico fue enterrado. En aquella cultura, no ser enterrado como es debido sería la última indignidad para quien llevó una vida realmente indigna.

   Pero, con la muerte se han invertido los papeles. Ahora es el rico que clama pidiendo la ayuda de Lázaro. Siempre es conveniente leer el evangelio entero para completar este comentario. Simplemente añadir ahora que, aunque viniese alguien del otro mundo a ponernos alerta de lo que hay en el más allá, no le creeríamos, buscaríamos explicaciones. Realmente, si tenemos buena voluntad, nos basta el testimonio de Jesús en los evangelios.

   Compromiso:
   Reflexionar sobre lo que más nos guste de los evangelios.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

XXV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 22/09/2013. Lucas 16,1-13


   Amós es uno de los profetas llamados menores y vivió en el siglo VIII antes de Cristo. Es uno de los primeros profetas que puso por escrito sus mensajes. Recogía el fruto de las higueras y era pastor de ovejas. La primera lectura de hoy se toma de Amós 8,4-7.

   Este profeta se siente enviado por Dios a Betel, en Israel, donde proclama valientemente el mensaje de Justicia y juicio contra la opresión y la avaricia. Los comerciantes, que se enriquecían abusivamente a base de trampas en el peso, y deseando que terminase pronto el día de descanso religioso para volver a acaparar riquezas con sus negocios sucios o abusivos, son la diana hacia donde apuntan sus dardos.

   La pregunta surge hoy día, en el siglo XXI, cuando ante tanta injusticia está totalmente silenciada la doctrina social de la Iglesia.¿Cuánto se predica de justicia social? ¡¡Nada!! Es verdad que no hace falta tanta doctrina social; bastaría con predicar la línea dura del evangelio, un día y otro día!

   La segunda lectura es de la primera Carta a Timoteo, 2,1-8. Timoteo, a quien se dirige esta carta, era natural de Turquía e hijo de padre griego y madre judía.

   En esta segunda lectura se vierten dos ideas principales. En la primera nos anima a hacer oraciones y acciones de gracias por todos los hombres para que podamos llevar una vida tranquila. En la segunda idea, afirma que sólo hay un mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús. Afirmación tajante que, por mucho amor que tengamos a la Virgen María, nos impide llamarla mediadora. En este sentido, y para que la verdad de Cristo resplandezca plenamente, debemos evitar las disquisiciones teológicas.

   Respecto al evangelio del administrador infiel, este ha demostrado ser inteligente y decisivo, rápido en la reacción. Esto es lo que Jesús alaba.

   Los hijos de este siglo comprenden como funciona el mundo, pero, a menudo, los hijos de la luz no comprenden como funciona el reino de Dios. Como nos dice Jesús: "Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos que los hijos de la luz".

   Dice Jesús: "Ganáos amigos con el dinero adquirido injustamente". A menudo, se obtienen riquezas injustamente y aunque se quiera devolverlas para obtener el perdón de Dios ya no se sabe a quien se ha de devolver. Pero esas riquezas siguen sin ser de quien ilícitamente las obtuvo. Para obtener el perdón debe desprenderse de todas, todas, todas ellas en bien de los pobres, que no es lo mismo que hacer una obra benéfica importante. Muchos roban y roban y, luego, hacen obras benéficas importantes, granjeándose las alabanzas incluso de la jerarquía eclesiástica. Pero es necesario, de una forma o de otra, devolver todo lo robado. Es la única forma de ganar amigos con el dinero injustamente adquirido.

   Compromiso:
   Conviene meditar lo que se refiere en este comentario.

 

miércoles, 11 de septiembre de 2013

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 15/09/2013. Lucas 15,1-10

   Esta primera lectura de la misa de hoy (Exodo 32,7-11.13-14) contiene un inestimable valor teológico, pues, al mismo tiempo que Dios está sellando su alianza con su pueblo elegido, por medio de Moisés, arriba en el monte, ese pueblo apostata. El dramatismo es grande.

   Dios pensando en el bien de su pueblo y, mientras tanto, el pueblo se fabrica un becerro de oro como idólo. Es verdad que el becerro era considerado como el escabel de la divinidad, pero el pueblo lo convierte en un puro ídolo al que adorarán. El infito amor de Dios por los hombres y la versatilidad, flaqueza y debilidad nuestra, frente a frente. Sin embargo, Dios siempre nos permanece fiel y amoroso. Dios perdona y olvida con facilidad.

   La segunda lectura se toma de la 1ª carta a Timoteo (1,12-17). Cuando se escribe esta carta Pablo ya había muerto mártir. Pero, un discípulo suyo, que conocía muy bien el pensamiento y la actitud de Pablo, la escribe simulando que es el mismo apóstol. En aquella época esta simulación se hacía frecuentemente y era signo seguro de autenticidad y veracidad del pensamiento expresado.

   ¡Qué bonito es que Pablo diga que no sabía lo que hacía cuando perseguía a los cristianos y que, sin embargo, Dios le dió la fe y el amor cristiano, perdonándole!

   El evangelio de hoy es un bonito exponente de la actuación de Dios con los pecadores. Lucas trata a  publicanos y pecadores muy favorablemente pues los considera abiertos al arrepentimiento y a ser discípulos de Jesús. Los publicanos están al servicio de los dominadores romanos y se llaman pecadores, no sólo a los que son culpables de faltas morales, sino también a los que no observan las leyes rituales, por ejemplo, los que no se lavan las manos o no se bañan cuando la religión lo ordena. En nuestra Iglesia Católica, por ejemplo, no son lo mismo los mandamientos de Dios que los preceptos que impone la jerarquía. Lo que Dios de verdad ordena debe cumplirse siempre. Sin embargo, ante lo que ordena la jerarquía tenemos mucha más libertad. Siempre es primero atender al necesitado de verdad que cumplir los preceptos eclesiásticos. Ante los mismos, tenemos una libertad evangélica muy grande y a quien los incumpla no se le puede llamar automáticamente pecador.

   A veces estamos tan preocupados con las leyes de la religión que ello nos hace olvidar  el amor de Dios hacia los pecadores. Jesús habla con publicanos y pecadores y es criticado por los hombres religiosos.

   El amor de Dios a los hombres es una característica de las tres lecturas de esta misa. Y Dios siempre sale al encuentro de los hombres en lo más íntimo de sus corazones. Ello queda bien caracterizado en las parábolas de hoy: El pastor que va en busca de la oveja perdida o la mujer que pierde una moneda. Correspondamos pues a este amor que Dios nos tiene.

   Compromiso:
   Fácilmente adoramos becerros y no a Dios. Busquemos adorar sólamente a Dios en nuestros corazones.

martes, 3 de septiembre de 2013

XXXIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 08/09/2013. Lucas, 14,25-33

   ¿Quién puede conocer los designios de Dios? ¿Quién puede comprender lo que Dios quiere? La primera lectura (libro bíblico Sabiduría, capítulo 9, versículos 13-18) nos invita a reflexionar sobre la sabiduría de Dios y nos exhorta a pedirla.

   No podemos comprender muchas cosas de la actuación de Dios. No podemos explicar que Dios permita la existencia del mal y para algunos es motivo para no creer en El. Es que, cuando se trata de seres creados, la sabiduría de la cruz adquiere un gran sentido. Ante Dios, como criaturas que somos, somos muy poca cosa, somos nada. Y cuando nos sentimos nada y pecadores estamos en la verdadera sabiduría.

   Para obrar así, debemos pedir a Dios dicha sabiduría. El nos iluminará dándonos el Espíritu Santo, como dice esta primera lectura.

   La carta de Pablo a Filemón es el escrito más corto del Nuevo Testamento. Hoy comentamos los versículos 9b-10.12-17. Onésimo, esclavo del cristiano Filemón, se había escapado de su amo y había ido a refugiarse a donde Pablo. Esto constituía un delito grave y el dueño podía matar al esclavo fugitivo.

   Onésimo es convertido a Cristo por Pablo y este le entrega una carta de recomendación para que la presente a su amo Filemón. De dicha carta se toma la segunda lectura de la misa de hoy.

   Aunque la esclavitud es incompatible con el cristianismo, sin embargo, Pablo es hijo de su tiempo y no la condena. Pero, Pablo lanza unos principios subversivos que forzosamente acabarán con ella. Son los principios que emanan del evangelio: el amor y la fraternidad, pero con la circunstancia de que el esclavo Onésimo es ahora hermano en Cristo para Filemón, su dueño.

   El evangelio tiene como tema el ser discípulo de Jesús. Pero hay algo muy importante: los que desean seguir a Jesús deben saber el precio antes de decidir. Deben aborrecer a sus seres más queridos: padres, hijos, hermanos, e incluso la propia vida. Naturalmente, esto va contra la propia enseñanza de Jesús, contra el mandamiento del amor. En realidad, los judíos usan mucho la hipérbole o exageración para llamar la atención del que escucha, para lograr algún efecto. La exageración es un estilo literario muy usado por los judíos y, por lo tanto, no debe tomarse nunca al pie de la letra. Es una exageración para causar efecto, para que se recuerde más facilmente y no se quite de la memoria. El significado es que debemos a Cristo sobre todo, pero sin olvidar que el mismo Jesús nos manda amar a nuestra familia. Esta es la enseñanza de todo el Antiguo Testamento sobre Dios. (Veánse los libros bíblicos de Génesis 29,30-33; Proverbios, 13,24; Malaquías, 1,2-3).

   Jesús dijo que la señal de sus discípulos es amar a todos, incluso a nuestros enemigos y, por lo tanto, no es posible que Jesús nos mande aborrecer a nuestros familiares más queridos.

   Sigamos, pues, fielmente a Cristo hasta dar nuestra vida, si es necesario, para no renegar de él.

   Compromiso:
   Examinar mi amor a Jesús y entregarme a él de verdad.

viernes, 30 de agosto de 2013

XXII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 01/09/2013. Lucas 14,1.7-14

   Primera lectura tomada del libro bíblico llamado Eclesiástico (cap. 3, versículos 17-18.20.28-29), escrito hacia el año 190 antes de Cristo. Este libro se conoció sólamente en griego hasta comienzos del siglo XX, pero gracias a importantes descubrimientos de manuscritos en el Cairo (1896-1964) conocemos más de dos terceras partes del texto hebreo original de la obra.

   Esta lectura contiene una alabanza de la humildad. La presenta como virtud humana: "procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso". La considera, además, importante en la experiencia de Dios pues afirma: "Es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes". La humildad con relación a Dios es echarse en sus brazos, no exigirle nada, darle gracias por tantas cosas, dejarse conducir por él, luchar por no pecar, amarle gratuitamente. Ser humilde ante Dios abarca, realmente, muchas virtudes.

   Con relación a la segunda lectura, (Hebreos, 12,18-19.22-24a) diremos que Moisés y los suyos, cuando se les manifestó Dios fue en un medio material, en un fuego ardiente, en el huracán, en el estruendo de trompetas, en la voz que les atemorizaba y que no querían volver a oir nunca. A nosotros, en cambio, el Dios vivo se nos manifestó de forma maravillosa, en la Jerusalén celestial, es decir, intimamente, en convivencia con los ángeles, con aquellos cuyos nombres están escritos en el cielo. Por tanto, con nuestros padres, con nuestros abuelos, con todos nuestros familiares y amigos que ya están con el Señor. En todos ellos se nos ha manifestado Dios a nosotros, y al estar con Dios estamos con ellos, y viceversa, al estar con ellos estamos con Dios. Todo gracias a Jesús, el único mediador entre Dios y los hombres. Con todo el amor y el cariño que le tenemos, María no es mediadora entre Dios y los hombres. Eso va contra la enseñanza del Nuevo Testamento.

   En el evangelio se pone e manifiesto el valor de la humildad como virtud e incluso como proceder humano. Lucas nos pone el ejemplo del invitado a un banquete. Hay invitados que buscan colocarse entre los primeros puestos, incluso con superioridad y desprecio hacia los demás.

   Para nuestras relaciones con Dios es fundamental la humildad. A Dios no podemos exigirle nada, por muchas obras buenas que realicemos. Ante Dios hemos de presentarnos con las manos totalmente vacías, como pecadores que somos.

   La humildad concede dignidad a los demás; los enaltece.

   La verdadera humildad sabe situar a cada uno en el lugar que le corresponde. Ante Dios, somos solamente una criatura, aunque una criatura amada de verdad. En consecuencia, debemos amar a Dios en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad. Si lo hacemos y perseveramos, comprenderemos lo acertado de este proceder.

   Ante los demás todos somos compañeros de camino. Compañeros que Dios nos da para amar, no para condenar o humillar. Todos valemos en una comunidad, todos tenemos algo positivo, algo bueno. A veces ser los primeros nos lleva a ser arrogantes. El humilde es misericordioso.

   Compromiso:
   Haz la experiencia de dejarte conducir por Dios.


martes, 20 de agosto de 2013

XXI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 25/08/2013. Lucas 13,22-30

   La primera lectura tomada del libro bíblico de Isaías (cap. 66, versículos 18-21) tiene para nosotros el gran honor de mencionar a España con el nombre de aquella época, es decir, con el nombre de Tarsis. De entre los que ven la gloria del Señor Dios, éste envía algunos a diversas naciones, entre ellas a Tarsis (España) para que anuncien su gloria. De esos lugares, mandarán ofrendas al templo del Señor en Jerusalén, décho en lenguaje de la época, pues sabemos que a Dios se le puede honrar en cualquier lugar del mundo. Y, entre los de diversas naciones, Israel escogerá sacerdotes, termina diciendo esta primera lectura.

   En nuestra iglesia católica, está planteada la cuestión de admitir las mujeres al sacerdocio. La jerarquía considera cerrada esta posibilidad, pero, en el pueblo de Dios hay varios movimientos a su favor. De hecho, existen varias mujeres ordenadas por obispos y no a todas ha sido enviada notificación de excomunión.

   En la segunda lectura (Carta a los Hebreos 12,5-7,11-13) se nos aconseja que afrontemos las dificultades y sigamos caminando por un camino allanado para que el cojo ya no tropiece y se sienta aliviado.

   Es necesario que fortalezcamos a los más débiles en la fe, que animemos a los más vacilantes y que procuremos facilitar el camino a los demás.

   Con relación al evangelio de este domingo, Lucas ha creado un marco literario utilizando un viaje en el que va haciendo paradas para reflexionar. El evangelio de hoy está formado por una pregunta, una parábola y una máxima final. Jesús utiliza esta técnica cuando no comparte el planteamiento del que le hace la pregunta. La respuesta no va de acuerdo con la pregunta.

   Una imagen del cielo, que estaba muy extendida, era la de un salón dispuesto preparado para un banquete. El acceso es a través de una puerta estrecha que se cierra para comenzar el banquete. Siguiendo la mentalidad judía, los que se salven serán los judíos, sean pocos o muchos. En este sentido, le hacen la pregunta a Jesús. Sean pocos o muchos, serán sólo judíos, piensan. Es a esta formar de pensar a la que responde Jesús. En el ejemplo o parábola el Señor pone como únicos comensales judíos, es decir como salvados, a Abrahán, Isaac, Jacob y los profetas. Sin embargo, añade que vendrán al banquete, es decir, se salvarán, de Oriente y Occidente, de Norte y del Sur, mientras que los judíos que escuchan, serán echados fuera.

   Jesús no responde a la pregunta de si son muchos o pocos los que se salvan. Afirma que el pertenecer al pueblo de Dios, es decir, al pueblo judío, no es garantía de salvación. El no desea aterrorizar a los pecadores ni tranquilizar a los justos; desea que todos estemos en actitud de conversión.

   Compromiso:
   Procura estar siempre en actitud de conversión.

lunes, 12 de agosto de 2013

XX Domingo del Tiempo Ordinario. 18/08/2013. Ciclo C. Lucas 12,49-53

   Este domingo se inicia la liturgia de las lecturas con una del capítulo 38 del libro bíblico de Jeremías (versículos 4-6,8-10). Este texto se encuadra en los años del 597 al 587 antes de Jesucristo.

   Jeremías con Isaías, Ezequiel y Daniel, es uno de los profetas mayores. Jeremías une su vida a su palabra con lo que tiene una fuerza imprevisible. Pero, como en su caso, es difícil oir la voz del profeta que predica la confianza en Dios, cuando el que escucha sólo confía en si mismo.

   A Jeremías lo encarcelan y luego lo meten en un aljibe lleno de barro, como castigo por su predicación.

   Siempre, ayer y hoy, el profeta aprende en su propia carne que la verdad, a menudo, hiere.

   La segunda lectura tomada de la carta a los Hebreos (12,1-4) nos recuerda que hay multitud de testigos de todo lo sucedido a Cristo. ¡Es maravilloso hacer el via crucis siguiendo el mismo recorrido de Jesús camino de la cruz! Y nosotros no somos testigos verdaderos de aquel suplicio atroz, simplemente meditamos sobre ello.

   Y dice la carta a los Hebreos que los cristianos debemos de quitar lo que nos estorba y correr la carrera con la meta puesta en Cristo. En Cristo que tanto sufrió, pero ahora, está a la derecha del Dios Padre. Tengamos en cuenta que la mayoría de nosotros no hemos llegado a la sangre sufriendo como sufrió Cristo.

   En el evangelio, Jesús nos habla de su venida para traer fuego sobre la tierra. Sin duda nos habla de un fuego purificador. Ya Malaquías en el capítulo 3 nos menciona este fuego. Es el fuego de Dios que nos purifica. Las obras de Jesús, el amor inmenso que nos demostró, toda su enseñanza, es un fuego purificador. Este fuego penetró, a través de los siglos, a millones de personas y se manifestó en nuevas actitudes y motivaciones que las llevaron a una vida profundamente cristiana e, incluso, al derramamiento de su propia sangre.

   Pero, ese fuego purificador viene después del terrible sufrimiento que le espera a Jesús. A su muerte agonizante la llama el mismo Jesús, bautismo con el que ha de ser bautizado. Y sobre él, Jesús afirma en el evangelio de hoy: "¡Qué angustia hasta que se cumpla!"

   Todo ello debía suceder antes de que el fuego purificador se convirtiese en un incendio imparable, extendiendose rápidamente a las partes más distantes del imperio romano. Enseguida, llegó a España.

   Esto, naturalmente, da lugar a serias desavenencias, a veces entre los miembros de una misma familia. Tanto entre los practicantes del judaísmo como entre los paganos, a menudo, fue mal visto que la fe en Cristo prendiese en los corazones de familiares y amigos. Era salirse de lo conocido, de lo que  se estaba acostumbrado. A los que no conocen la fuerza interior que transmite Cristo, la especial iluminación y felicidad que da a las almas, les resulta imposible de comprender que se le acepte.

   Compromiso:
   Para comprender mejor a Cristo, aprende a saborear interiormente la felicidad que hay en el fondo de tu alma.

lunes, 5 de agosto de 2013

XIX Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 11/08/2013. Lucas 12,32-48

   La primera lectura de este domingo (Sabiduría, 18,6-9) es muy apropiada para tiempos de persecución y de promesas divinas. El final es maravilloso. Los que eran de Dios ofrecían sacrificios a escondidas y eran solidarios en los peligros y en los bienes y entonaban cánticos espirituales.

   La fe exige mucho corage. El corage de confiar siempre en Dios, en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, es decir, todos los días de nuestra vida. Como dijo el Papa Francisco en Copacabana durante la inauguración de los actos centrales de la JMJ de Río Janeiro: "La fe es revolucionaria. ¿Estás dispuesto a una revolución de la fe?"

   La segunda lectura continúa con el tema de la fe. Está cogida de la carta a los Hebreos (cap. 11, vers. 1-2.8-13.16-19). Comienza afirmando que la fe es seguridad de lo que se espera y prueba de lo que no se ve. Por su fe son recordados los antiguos, dice, y pone de modelo a Abrahán.

   Pocos capítulos de la Biblia provocan tan amplios estudios como Hebreos 11. Lo llaman el capítulo de la fe, y cada ejemplo de fe contiene un verbo o una palabra de acción. Así, vemos que fe es algo más que creer, es creer lo que nos impulsa a la acción. La fe no es pasiva, nos mueve a hacer, a obrar. La fe, en la Biblia, nos mueve a la acción. Por esta razón, no es de extrañar que el Papa Francisco nos diga que la fe es revolucionaria, pues la fe obliga a hacer cosas y, si es una fe sincera y consecuente, nos lleva a acciones muy comprometidas. El evangelio, la fe del cristiano, nos lleva a veces a denuncias muy comprometidas. En el fondo, está siempre una fe que no duda de Dios y su revelación.

   En cuanto al evangelio, vemos un claro reflejo de la teología de la liberación acusada por los organismos vaticanos de tener visos marxistas o comunistas y condenada por lo mismo. Dice Lucas: "Vended vuestros bienes y dad limosna". Es una forma de afirmar que los bienes de la tierra, en principio, están para servicio de todos. Esta doctrina se recoge en la doctrina social propia de la Iglesia católica. Y la mejor forma de realizar el bien de todos es con una moderada propiedad privada. Quien obra teniendo en cuenta el verdadero amor cristiano al prójimo y da el sentido debido a sus bienes, se hace un tesoro en el cielo.

   A continuación, nos presenta el evangelio la parábola de los criados que esperan la llegada de su señor. Como cuando llega éste los encuentra velando y le abren la puerta, el señor les manda que se sienten y él mismo se pone a servirles. ¡Un señor sirviendo a sus criados! ¡Esto sólamente es propio de Dios, el Señor del universo!

   Pero, una cosa debe quedar clara. La fe nos pide realizar obras buenas pero, por muchas cosas buenas que hagamos, jamás podremos merecer que Dios nos dé tanto. ¡Qué Dios mismo se ponga a servirnos es inaudito! El cielo que Dios mismo nos va a dar, jamás podremos merecerlo. Y, sin embargo, debemos realizar obras buenas y así Dios nos dará el cielo, aunque jamás esas obras nos capacitarán para poder exigírselo a Dios.

   En este evangelio, se llama a Jesús el Señor. Y, por lo tanto, no se está refiriendo a la época de Jesús sino a la época de los primeros cristianos. Algún problema sobre la venida del Hijo del hombre tienen esos cristianos y, para solucionarlo, el evangelista presenta lo que  diría Jesús si aún estuviera en este mundo.

   Compromiso:
   Te pregunto: ¿cómo pdrían los cristianos o grupos de cristianos realizar su revolución de la fe, en la Iglesia y en la sociedad?

martes, 30 de julio de 2013

XVIII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 04/08/2013. Lucas, 12,13-21

   Hoy cogemos la primera lectura del libro bíblico del Eclesiastés, también llamado Cohélet (Ecl. 1,2;2,21-23). Esta palabra "Cohélet" significa predicador, o también, hombre de la asamblea o portavoz del pueblo. Este libro parece como si un contestatario se alzase contra las afirmaciones dogmáticas y tajantes de los sabios de Israel en aquella época.

   El Eclesiastés o Cohélet es un libro que presupone la crítica hecha por el cortito libro de Job, libro también bíblico. Comienza el Eclesiastés afirmando: "Vanidad de vanidades, todo es vanidad". El corazón del hombre experimenta un deseo de absoluto que nunca puede llegar a satisfacer. Sólo en Dios puede llegar a alcanzarlo, pero humananmente, con sólo sus fuerzas, jamás. La vanidad de Eclesiastés es el absurdo, el no poder alcanzar por nosotros mismos lo que nos pide nuestra propia naturaleza.

   Hoy día, vanidad de vanidades son, a menudo, abundantes afirmaciones de la jerarquía hechas sin contrastar. Situándose la jerarquía en el lugar que no le corresponde, es decir, por encima del pueblo de Dios en contra de lo que afirma el Vaticano II.

   Tomemos conciencia de la importancia de ser el pueblo de Dios.

   La segunda lectura se toma de la carta a los colosenses capítulo 3, versículos 1-3 y 9-11. En ella se nos pide que nos despojemos de la vieja condición humana, con sus obras, y nos revistamos de Cristo. Se nos pide que demos muerte a una serie de cosas. Cada uno de nosotros sabe a cuales, delante de Dios. El significado de cada palabra, inclída la fornicación, nos llevaría mucho espacio para explicarlo aquí. Por esta razón, se deja que cada lector busque la forma de ser más fiel a Dios.

   Al final de esta lectura se afirma que "no hay distinción entre judíos y gentiles, circuncisos, bárbaros y escitas, esclavos y libres, porque Cristo es la síntesis de todo y está en todos". En otra parte del Nuevo Testamento se afirma que tampoco hay diferencia entre hombre y mujer. Este texto y otros de ejemplos reales según una exégesis aceptable, se apoyan los defensores del sacerdocio de las mujeres. Cuando Pablo VI consultó a la Comisión Pontificia, esta contestó que, en su opinión, no existía ninguna base bíblica para oponerse a la ordenación de las mujeres al sacerdocio. Sin embargo, los documentos eclesiásticos contrarios a dicha ordenación, dicen apoyarse en la tradición. Preguntamos ¿en qué tradición?

   Respecto al evangelio, nos encontramos con una persona que lícitamente adquiere una enorme riqueza. Surge la pregunta sobre cuales son las responsabilidades que adquirimos si acumulamos más de lo que necesitamos. Aparte, no aparece ninguna palabra de agradecimiento a Dios por la abundante cosecha. Pero, aunque parezca mentira, es más importante el uso cristiano que hagamos de la riqueza. Un cristiano no puede perder de vista que los bienes del mundo, en principio, son para bien de todos. No son para que los acaparen cuatro personas, aunque sea como fruto de su trabajo, y menos de la explotación. El bien de todos como mejor puede realizarse es con una propiedad privada equitativa y evitando las situaciones abusivas. Esto significa ser rico para Dios.

   Compromiso:
   En ti, hay un deseo de infinito que sólo en Dios puedes satisfacer. Piénsalo.

miércoles, 24 de julio de 2013

XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 28/07/2013. Lucas 11,1-13

   En nuestra primera lectura continuamos hoy con nuestro Padre Abraham (Génesis 18,20-32). A menudo, la Biblia nos presenta a Dios con imágenes antropomórficas. Hoy, se le presenta bajando del cielo o firmamento para comprobar si en Sodoma y Gomorra hay tantos pecados como se le acusan.

   Sodoma y Gomorra, según una antigua tradición, se encuentran cubiertas por el mar Muerto. El texto es un precioso ejemplo de oración de intercesión por los demás. Los autores no se ponen de acuerdo sobre los pecados de dichas gentes pues se incluyen pecados de poca atención con el prójimo. Como dice el texto bíblico Ezequiel 16, 49-50, "Esta fue la maldad de Sodoma: soberbia, demasiado pan, y abundancia de ociosidad... y no tendió la mano al afligido y al mendigo. Y se llenaron de soberbia y abominaron de mi Ley", dice Dios.

   Con relación a la segunda lectura (Colosenses 2,12-14), Colosas era una ciudad de Asia que al producirse cambios en la rutas comerciales, perdió toda su importancia. Su población era griega aunque también eran numerosos los judíos. Epafras fue el gran evangelizador de Colosas.

   El valor teológico de esta lectura se resume o se compendia en las dos primeras líneas, que dicen: "por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, porque habéis creido en la fuerza de Dios que lo resucitó".

   Lo importante es la fe en Cristo y de ella nace lo demás. Sin fe, el mismo bautismo carece de valor. De ahí, la fe de los padres en la que desean educar a sus hijos. La gratuidad de la gracia de Dios nunca mejor representada que en el bautismo de niños. Y la fe de los padres y padrinos es el mejor regalo que se les puede hacer. De ahí, la responsabilidad de educarlos en ella.

   Para los que vivimos de la fe en Cristo, vemos en ello, vivimos y experimentamos la vida que Dios nos da, perdonándonos todos nuestros pecados.

   La lectura evangélica de hoy comienza con Jesús rezando. Lucas se refiere frecuentemente a las oraciones. Jesús llama a Dios Padre. Llamarle "Padre" tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. Pero se llama a Dios Padre, como padre del pueblo israelita. Por eso, sin duda, sorprende a los discípulos que Jesús empiece sus oraciones con la palabra "Padre". Ello manifiesta una gran familiaridad con Dios y la mayoría de los judíos se sienten incómodos con ella.

   Jesús les manda que recen por la santificación del nombre de Dios. Para los judíos, el nombre de una persona es más que una simple identificación. Hay una relación íntima entre lo que es la persona y su nombre. Una persona inteligente valora su nombre y hace lo posible por mantenerlo. Jesús nos invita a rezar para que el nombre de Dios permanezca sagrado y sea honrado y mantenido puro por la gente. A menudo, el que muchos bendigan el nombre de Dios, depende de nuestra conducta.

  Venga a nosotros tu reino. El reino de Dios es el lugar donde se santifica el nombre de Dios, donde permanece sagrado y es venerado.

   El pan nuestro de cada día, representa lo esencial en nuestra vida. Algunos de nosotros sabemos lo que significa no tener luz eléctrica, no tener agua en las casas y tener que ir a la fuente; no tener carretera ni teléfono. Hay muchas cosas que nos parecen esenciales para la vida y, sin embargo, no lo son. Y, que algunos no tengan el pan para poder vivir, depende de los hombres que no cumplimos el mandato divino.

   Pedimos que Dios perdone nuestros pecados, y será realidad si nosotros perdonamos los pecados de los demás que nos ofenden.

   Líbranos del malo. Hoy, hay cristianos perseguidos y martirizados. Oremos por ellos.
  
   Compromiso:
   Haz una redacción sobre como puedes santificar el nombre de Dios.

miércoles, 17 de julio de 2013

XVI Domingo del Tiempo Ordinario. 21/07/2013. Ciclo C. Lucas 10,38-42

   La primera lectura de este domingo tomada como siempre del Antiguo Testamento (Génesis 18,1-10a) nos relata un episodio de Abrahán. Un icono ruso del siglo XV, de Andrey Rublev, representa la escena de los tres visitantes que se convierten en símbolo de la Santísima Trinidad.

   En el Antiguo Testamento, Dios se aparece generalmente en forma de ángel o, como en este caso, en forma de ser humano. En esta lectura son tres hombres los que representan a Dios y Abrahán se dirige a ellos, unas veces en plural y otras veces en singular.

   La principal lección de esta lectura es que aprendamos a recibir a Dios como invitado en nuestra casa, en nuestra vida. Abrahán pone todo su esfuerzo en el recibimiento de Dios.

   Respecto a la segunda lectura, es necesario aclarar alguna idea teológica que, más de una vez, ha llevado a predicadores, catequistas y creyentes en general, a errores de bulto. Comienza esta lectura afirmando Pablo que sufre por vosotros y "así completo  en mi carne los dolores de Cristo sufriendo por su cuerpo que es la Iglesia".

   Doctrina teológica de siempre es que cualquier acción de Cristo, y por tanto sus sufrimientos, es de un valor infinito y, por tanto, no necesita ser completada como si le faltara algo para nuestra justificación. Pablo sabía esto muy bien. Pero, Cristo necesita que su mensaje sea llevado a todo el mundo lo que, a veces es causa de dolores y sufrimientos para el misionero. Esto es lo que Jesús ha dejado en nuestras manos.

   Para los primeros cristianos, como para Pablo, la Iglesia es el cuerpo de Cristo, pero el cuerpo real de Cristo no el místico como decimos hoy día. Las consecuencias de esta afirmación son de gran valor. Aquí tenemos un punto notable de meditación.

   El evangelio de hoy es un evangelio muy discutido en su concepción sobre la mujer cristiana o la mujer en la Iglesia. Ha sido muy controvertido desde el principio y prueba de ello es la existencia de seis variantes textuales que dan lugar, fundamentalmente, a dos versiones diferentes. La versión más larga supone como escenario una comida. Hoy día, la mayoría de los intérpretes contemporáneos abandona la versión larga propia de antiguos libros de religión y de traducciones del Nuevo Testamento, y se prefiere la versión corta como en la liturgia de hoy donde no existe banquete.

   Además, a Jesús se le llama varias veces el Señor, lo que nos indica que este texto se sitúa después de la vida de Cristo, después de su resurrección cuando ya es el Señor. Alude, pues, a algún problema de los primeros cristianos y el escritor, usando un modo literario, lo sitúa en la vida de Jesús. Pero, no pertenece a la vida, sino a la vida de la iglesia, a la de los primeros cristianos.

   En este sentido, ya a finales del siglo I se da en la iglesia la lucha de las mujeres contra la gradual patriarcalización de la iglesia. Según el evangelio de Juan, Marta y María son figuras apostólicas históricas e independientes de pleno derecho. Sin embargo, en el evangelio lucano de este domingo, se trató de presentar a María como la mujer que escucha y no como apóstol que trabaja en igualdad con los hombres, siendo, por lo tanto superior a Marta. Como se dijo al comienzo de este comentario evangélico, no se trata de un banquete, como se creía, se trata de la diaconía, del servicio a los demás, del ministerio en una palabra. En la época del evangelio de hoy, la diaconía se refiere al servicio eucarístico en la iglesia doméstica. La mujer no debe ceder en su lucha por ocupar puestos en la iglesia. Es obligación servir a Dios y al prójimo y, por lo tanto, cada uno según sus cualidades, independientemente del sexo.

   (Para completar buscar en google: lucas 10,38-42 teologiaovetense)

   Compromiso:
   Seguir mentalizándose en que Jesús no hizo distinción entre hombre y mujer, ni siquiera para el servicio eucarístico.

lunes, 8 de julio de 2013

XV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 14/07/213. Lucas 10, 25-37

   En el quinto libro de la Biblia, es decir, el Deuteronomio (30,10-14), se ubica la primera lectura de este domingo. Esta comienza invitándonos a convertirnos al Señor nuestro Dios con todo el corazón y toda el alma, para cumplir sus leyes. Estas no son inalcanzables, no hay que subir al firmamento ni cruzar el mar. Están en nuestro corazón y en nuestra boca. Están en nuestro interior.

   Pero, aunque nosotros cumplamos la ley, quien nos justifica, quien nos hace santos, no es la ley. Es Dios. Como afirma la segunda lectura (Colosenses, 1,15-20), Dios quiso por medio de Cristo Jesús, reconciliarnos consigo haciendo la paz por la sangre de su cruz.

   Otras dos afirmaciones muy importantes contiene esta segunda lectura. Cristo Jesús es imagen de Dios invisible y, también es la cabeza del cuerpo de la Iglesia. Si quieres ser cristiano, un creyente de verdad, debes tener a Cristo, aceptarlo de verdad en tu interior. Entonces él te justifica, él te santifica de verdad, porque él es la imagen de Dios invisible que te ama. Y él interioriza en ti la ley del amor. Toda la ley de Dios se resume en el amor.

   Para los primeros cristianos, la Iglesia es el cuerpo real de Cristo y éste su cabeza. La eucaristía aparece como el cuerpo místico de Jesús. Debemos tomar conciencia de que somos el cuerpo de Jesús y él, realmente, nuestra cabeza.

   En la lectura evangélica, un letrado le pregunta a Jesús: "¿Quién es mi prójimo?" Como respuesta, Jesús le presenta el ejemplo del buen samaritano, de todos conocido.

   Ante aquel hombre molido a palos por los asaltadores, un sacerdote y un levita dan un rodeo y pasan de largo. Para comprender bien lo denigrante de tal comportamiento, se dirá que la religión de Israel había alcanzado una mayoría de edad. Los rabinos consideraban el odio a cualquier ser humano como algo equivalente al ateísmo, pues el hombre estaba hecho a imagen de Dios. El asesinato no sólo era un crimen contra la humanidad, sino un sacrilegio. Algún comentarista bíblico dice que, quien derrame sangre humana debe considerarse como si hubiera ofendido directamente a la imagen divina. Y que quien salva una vida redime a toda la humanidad.

   En este ambiente, la conducta del sacerdote y del levita es totalmente denigrante. Es una desfiguración sacrílega de la imagen de Dios. Es negar su existencia. Cualquier interpretación de la Biblia que alimentara el desprecio hacia los demás era ilegítima. La buena exégesis siembra el afecto.

   Pues bien, el sacerdote y el levita quedaron totalmente retratados. Todo cambia de sentido cuando aparece el buen samaritano. Dios sabe hablar a los corazones vayan al templo que vayan. Los samaritanos iban a un templo distinto de los judíos. No acudían al templo de Jerusalén. Y, sin embargo, nuestro samaritano sabe obrar y obra conforme a la voluntad de Dios. Sabe quién es realmente su prójimo y lo ayuda hasta el límite. Esta es la lección fundamental de este evangelio.

   Alguien así, no cabe duda, ama la presencia de Dios y ama a todos; alegra la presencia divina y a todas las criaturas.

   (Quien desee ampliar ideas busque en google: lucas 10,25-37 teologiaovetense)

   Compromiso:
   Mejora tus relaciones con el prójimo.

lunes, 1 de julio de 2013

XIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 07/07/2013. Lucas 10, 1-12. 17-20

   En la primera lectura de este domingo (Isaías, 66,10-14c) se presenta una promesa de alegría, de paz, de consuelo para Jerusalén, en medio de una zona donde fácilmente se desataba la violencia. Se desataba y se desata.

   Hoy, como siempre, es necesario proclamar esta lectura. Dios quiere la paz y que no perdamos la esperanza. Esta lectura nos hace ver que Dios es Padre y Madre. Como cristianos, debemos llamar a Dios no sólo Padre, sino también Madre. Dios es mi Padre. Dios es mi Madre. Así termina la lectura: "Como un niño a quien su madre consuela, así os consolaré yo".

   De la carta de Pablo a los gálatas (6, 14-18) se toma la segunda lectura. Es fundamental pensar que cuando uno se entrega a Jesucristo no importa se se está circuncidado o no. O, pasando a nuestros tiempos, si se está en una u otra iglesia. Lo fundamental es Cristo y no olvidan el Concilio Vaticano II, en que la Iglesia, antes que jerárquica, es misterio y pueblo de Dios. Para poder comprender a los demás cristianos, no católicos, debemos tener claras estas ideas. Hoy, el problema no es el de esta carta, es decir, si estamos circuncindados o no. Hoy, el problema es la rotura de la unidad cristiana. Cristo está en todos, pero Cristo desea la unidad de todos. Cristo nos santifica a todos, pero nuestro testimonio ante el mundo es incompleto. Los católicos no debemos pedir que vengan a unirse a nosotros los demás cristianos. Debemos ir los unos en busca de los otros, conforme el espíritu del Vaticano II. Lo importante, como dice esta segunda lectura, es que los cristianos somos "criatura nueva" y es triste que estemos divididos.

   El evangelio de hoy parece como si Lucas lo hubiera escrito para nuestros días. Porque hoy día, se habla mucho de la necesidad de una nueva evangelización en el viejo mundo. Las iglesias sólo presentan canas propias de las personas mayores que acuden a ellas. Nuestras iglesias están vacías de juventud. Además, los sacerdotes son poquísimos.

   Nos dice el evangelio que Jesús envía a misionar 72 discípulos. En otro momento, Jesús escoge 12 apóstoles. Es el número que representa las 12 tribus de Israel. El pueblo cristiano es el nuevo pueblo de Israel. Al pueblo de Israel le va a suceder el nuevo pueblo de Dios, el de los cristianos. Esto es lo que significan los 12 apóstoles. Hasta tal punto que, exceptuando dos o tres, poco se sabe de ellos.

   Los 72 discípulos simbolizan la multitud de las naciones paganas. Si el número 12 es simbólico, ese mismo número multiplicado por 6, sigue siendo simbólico. Y los 72 son enviados al mundo.

   Ahí estamos representados todos los cristianos. Somos enviados a todo el mundo y a todos los ambientes. Todo cristiano es un misionero de Jesús.

   Se nos dice en el evangelio que podemos tener éxito o fracasar pero sabemos que al final nuestros nombres estarán escritos en el cielo.

   El Reino de Dios que Jesús nos manda anunciar tiene una relación directísima y primordial con los pobres. Esta es la línea que nos marca Jesús y es la que nos trae el papa Francisco. Por aquí ha de ir la nueva evangelización. Deben terminarse las riquezas, lo ampuloso, el oculto orgullo en la iglesia, y aparecer el sencillo pueblo de Dios. Así se verá traslucir la verdadera iglesia de Dios, iglesia que comprende y no condena tan fácilmente. Porque el pueblo de Dios es antes que la jerarquía.

   La Iglesia de los comienzos creció gracias a la acción de los seglares, que se fueron esparciendo por el mundo. Los seglares tienen que implicarse sin esperar a ser enviados por un obispo. Nos envía a todos Cristo Jesús.

   (Si desea más ideas consulte en google: Lucas 10,1-12.17-20 teologiaovetense).

   Compromiso:
   Si participas en alguna parroquia, propón pensar como podríais ser más iglesia de los pobres.

 
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