martes, 12 de marzo de 2019

II Domingo de Cuaresma. Ciclo C. 17/03/2019. Lucas 9, 28b-36

   Las lecturas de este domingo nos dejan una profunda impresión en el alma, que nos acompaña desde la vivencia de la fe hasta el resplandor de Cristo, que nos invita a unirnos a él en una maravillosa vivencia mística. Hoy, como excepción, propongo para recordar y no olvidar la frase de un gran teólogo, que dice: "la fe está basada en un contacto personal con Dios, con Cristo". Manifiesta la importancia de la experiencia mística de los cristianos, que muchísimos sienten y de la que poco se predica.

   La primera lectura bíblica se toma del Génesis (15, 5-12. 17-18). Se refiere a la fe en Dios que tiene Abraham. Dice la lectura que Abraham creyó al Señor y se le contó como justicia, es decir, se le valoró en su relación con Dios.

   La carta a los filipenses (3,17-4,1) constituye la segunda lectura de este día. Nos dice que somos ciudadanos del cielo de donde aguardamos un salvador: el Señor Jesucristo. El va a transformar nuestro cuerpo en cuerpo glorioso como el suyo. Sabiendo esto, debemos acostumbrarnos a integrarlo en nuestras vivencias.

   En el evangelio de hoy, Jesús, tomando a Pedro, a Juan y a Santiago, subió a lo alto del monte para orar. El lenguaje nos indica que se trata de una teofanía o manifestación de Dios a la vez que de una tranfiguración de Cristo o experiencia mística. Tal es su unión de lo humano con lo divino, tal es la intensidad con que se vive, que ineludiblemente transciende al exterior. La oración de Cristo es una oración profunda. El contacto con Dios es grande. Dios se manifiesta a través de Jesús. Hablamos de la naturaleza humana de Jesús en relación con su naturaleza divina. Un misterio, pero que no podemos negar la posible relación entre las dos naturalezas, dando lugar a una experiencia mística en lo humano. Jesús se presenta aquí como lo que es. El Dios que viene a vivir entre nosotros. Y, por lo tanto, con expresiones místicas. La aparición de la nube forma parte del lenguaje de las Teofanías o manifestaciones de Dios. Recordemos lo que ya otras veces se recordó. Que fe está basada en un contacto personal con Cristo, con Dios. Y a veces lo experimentamos sin darnos mucha cuenta. Sobretodo cuando recibimos a Dios en la comunión o vivimos con una fe profunda o hacemos oración profunda y meditada. Vivamos la fe. Nunca nos arrepentiremos.

   Compromiso:
   Leamos con profundidad y deduzcámoslo.

 
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