viernes, 13 de junio de 2014

XI Domingo del tiempo ordinario. Ciclo A. 15–6-2014. Juan 3,16-18


Que Dios se ha quedado entre nosotros para salvarnos es el mensaje que se nos transmite en las tres lecturas bíblicas de este domingo. En la primera, tomada del libro del éxodo (34,4b-6,8-9), se manejan una serie de metáforas. Pero, lo esencial es que Dios baja en la nube para quedarse con Moisés. Entonces el Señor Dios pasa por delante de él proclamándose verdaderamente comprensivo y misericordioso. Ante esta manifestación divina Moisés le pide al Señor que vaya siempre con ellos delante de todo el Pueblo. Que lo tome como heredad, aunque sea de dura cerviz, perdone todos sus pecados. Saber que aunque pecadores, Dios nos comprende y perdona, es maravilloso.

La segunda lectura tomada de la segunda carta a los Corintios (13, 11-13), pide a los cristianos que trabajen para su perfección. De esa forma,  el Dios del amor y de la paz estará con ellos. Trabajar por la perfección lo centra Pablo en saber vivir en paz unos con otros, saludándose unos a otros con un beso santo. Esta segunda lectura es un bonito complemente de la primera. Si seguimos su consejo, la gracia, el amor y las vivencias del espíritu santo estarán siempre con nosotros.

Conforme al evangelio de hoy, Dios es el que siempre toma la iniciativa actuando en la historia. Y Jesús es el don del amor de Dios del amor de Dios a la humanidad. Jesús al ser levantado en alto en la cruz, muestra cuanto ama a Dios al mundo. Al igual que Abraham fue capaz de desprenderse de su propio hijo, así Dios entrega a su Hijo único para demostrarnos su amor. San Pablo nos da una pista de cómo podemos amar nosotros a los demás; Se trata de vivir en paz con nosotros, pero en relación no en aislamiento, expresado en el beso santo. Así, expresaremos de alguna forma el amor que Dios nos tiene y lo comprenderemos mejor.

Pero, Dios se nos dio por medio de su hijo para salvarnos por su amor. Nos pide la fe, creer que por Jesús estamos salvos. Aceptarlo con fe, es lo que se nos pide. Este pasaje es como una recapitulación de toda la doctrina de Pablo sobre la justificación por la fe. Los cristianos debemos acostumbrarnos a vivir de la fe en Dios, en Jesús de Nazaret. El creyente vive por la fe. Es esta una verdad profunda y fuente de experiencias de cercanía de Dios. En definitiva vivir de la fe es echarse en los brazos de Dios que nos da seguridad, es vivir el amor de Dios, escalar en los profundos misterios de nuestra existencia sumergida en el amor de la divinidad. Son experiencias que sólo atisba el que vive de la fe.

 

Palabras clave: fe

Compromiso: Aprende a vivir en paz con los demás, pero no pasando de ellos, sino tratando de hacer el bien

 

 
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