lunes, 28 de diciembre de 2009

Domingo II de Navidad. 03/01/2010. Juan 1,1-18

El evangelio de hoy comienza con la expresión: "En el principio", y así comienza también el primer libro de la Biblia, el Génesis, donde se relata la obra de la creación. Esta es una de las claves para interpretar el evangelio de Juan. Jesucristo vino a culminar la creación derramando sobre nosotros la vida del Espíritu. La sabiduría de Dios estaba desde el principio junto a Dios, es más, siendo el pensamiento, o proyectos de Dios, era Dios mismo. La sabiduría, en el evangelio, es lo que llamamos "Palabra". Así que "Palabra", como dice este evangelio, es la sabiduría o proyectos que Dios tiene, en este caso, sus proyectos sobre el hombre. Es, según la correspondiente palabra hebrea, Dios actuando en la historia.

Otro principio para entender a Juan es que, desde el principio, opone la "Palabra" o proyecto de Dios a las palabras de la Ley promulgada por Moisés. Así, el versículo 4 dice: "..., y la vida era la luz de los hombres". Para los judíos, la Ley de Moisés era la luz de los hombres. Ahora, en el proyecto de Dios, la vida del hombre que él produjo es la propia luz del hombre. La verdad es la vida misma en cuanto es fuente de experiencias y formulaciones. Juan pretende mostrar a sus lectores la experiencia de vida suya y de toda su comunidad. Las personas llevamos dentro de nosotros un deseo tal de plenitud que nos invita a realizarnos y a querer ser felices para siempre. Lo que se conoce es la vida misma con sus experiencias y, en concreto, las experiencias de una vida cristiana de adhesión a Jesús de Nazaret nos iluminan con un resplandor muy peculiar. No nos iluminan las leyes del código eclesiástico, como no lo hacen las leyes de Moisés. Nos ilumina nuestra pertenencia a Jesús que nos da las experiencias del Espíritu que habita en nosotros. Si somos del Espíritu viviremos conforme al orden divino de amor a Dios y a las personas. No viviremos sometidos a la ley, sino al Espíritu de Jesús que nos da una gran libertad.

En resumen, el proyecto creador de Dios es que la persona humana alcance la plenitud de vida, la vida divina.

El versículo 12 afirma que a cuantos reciben la luz de que hablamos "los hace capaces de ser hijos de Dios", "si mantienen" la adhesión a su persona. Si realizamos sus propias acciones. Por ello, el único mandamiento definitivo de Jesús es que nos amemos unos a otros como Dios nos ama.

En el mismo versículo 12, no pide Juan la adhesión a una ideología ni a una verdad revelada, sino a una persona, Jesús, en cuanto es modelo y dador de la vida que Dios ofrece a la humanidad.

Se termina afirmando que "hemos contemplado su gloria". Ya no hay distancia entre Dios y el hombre. En el contexto bíblico del Exodo, la gloria de Dios es su propia luz que nos guía durante la vida. Es la experiencia cristiana y da sentido a nuestra vida.

Compromiso práctico:
Examinar mi propia vida y analizar: ¿tengo deseos de vivir para siempre?, ¿mi corazón desea una felicidad sin límites y plenamente vivida?, ¿reconozco que con mis propias fuerzas nunca podré hacer realidad tales deseos?, ¿tengo experiencia de Dios en lo íntimo de mi ser?, ¿sé lo que es la adhesión a Jesús de Nazaret y experimentar su presencia?.

martes, 22 de diciembre de 2009

Solemnidad de la Sagrada Familia. 27/12/209. Lucas 2,41-52

Cuando Jesús cumple doce años sube con sus padres a Jerusalén a las fiestas de la Pascua judía. Esta era la fiesta más popular y con este motivo acudía a Jerusalén una gran cantidad de peregrinos, hasta el punto que se estima por los investigadores que la población normal de Jerusalén, que no superaba los treinta mil habitantes, crecía alrededor de cuatro veces más. Con este motivo, y para guardar el orden, el prefecto romano se hacía presente en la cuidad.



La observancia de la pascua judía constaba de dos partes: primeramente las familias hacían el sacrificio del cordero pascual en el Templo y, luego, lo consumían en una comida hogareña que tenía que celebrarse en Jerusalén. Cuando los evangelios hablan de la Pascua sólo se refieren a esta segunda parte o ágape y se mueven dentro de las costumbres de la época. Los que participaban en dicha comida no se sentaban en sillas como se expresa en muchísimas pinturas a través de la historia. En vez de sentarse, se reclinaban sobre cojines y así comían la Pascua.

De las tradiciones que existían sobre la infancia de Jesús, el evangelista Lucas seleccionó la del evangelio de hoy. Jesús tiene tan sólo doce años y por lo tanto aún no tiene la madurez religiosa que se alcanzaba a los trece, convirtiéndose entonces en "hijo del precepto".

El muchacho, Jesús, se pierde durante la visita al Templo de Jerusalén para celebrar la Pascua, los padres, pensando tal vez que va con alguno de los familiares, tardan en darse cuenta de que está perdido. Dan la vuelta y lo encuentran en debate con los maestros religiosos del Templo. En algunas estancias del mismo, los maestros o rabinos se reunían para impartir sus enseñanzas, de igual forma que hizo Jesús en algunas ocasiones, así como también los Apóstoles, según afirma el mismo Lucas en los Hechos de los Apóstoles.

Lucas nos presenta a Jesús antes de cumplir los trece años, es decir, cuando todavía no ha asumido las obligaciones religiosas de un varón judío. Por lo que se ve, Lucas presenta a Jesús todavía menor, como sumamente entendido en materias religiosas, de forma que asombraba a los mayores. Es la primera vez en que Jesús, hablando con su madre María después de haberlo encontrado, menciona a Dios como su Padre. "¿Por qué me buscabais? ¿no sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero, los padres de Jesús no entendieron nada. ¡¡Con el disgusto que debían tener encima!!

A Lucas le parece todo esto un poco fuerte y trata de equilibrarlo afirmando que era un niño modelo, pues estaba sumiso a sus padres, e iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Jesús empieza a tener conciencia de Dios como su propio Padre. Pero, ¿cómo crecía en relación a conocimientos? Se estima que no sobrepasaba el 3% los alfabetizados en Palestina. La gente de pueblos tan pequeños como Nazaret no tenía ni libretas ni libros en sus casas y no sabemos si Jesús aprendió a leer y escribir. Pero, según se desprende de los evangelios, tenía un talento natural que podía compensar el bajo nivel de su formación cultural. Jesús no asistió a ninguna escuela de escribas, ni fue discípulo de ningún maestro, y no citará literalmente casi ningún texto de las Sagradas Escrituras. Pero fue de un talento natural extraordinario. ¡Y Jesús crecía en sabiduría!

Propósito:
Tomemos cada vez una mayor conciencia de que Dios nos ama y es padre de todos. Y no nos avergoncemos de hablar de Dios, nuestro padre.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Domingo IV de Adviento. 20/12/2009. Lucas, 1,39-45.

En el evangelio de hoy se nos presenta una visita que María hace a una prima suya, llamada Isabel. Por lo que se ve, eran dos primas que se querían de verdad y, por esta razón, María va a comunicarle su embarazo. Es, para ellas, un día de mucha alegría. Las dos esperan un hijo. María espera a Jesús e Isabel a Juan el Bautista.

Isabel vive en Ein Karem, cerquita de Jerusalén. La tradición la identifica como el pueblo o ciudad de Judá, del que nos habla este evangelio, y donde se encontrará María con su prima.

Al evangelista Lucas le gusta presentar a Juan el Bautista y a Jesús como dos vidas paralelas en su comienzo. Lo que les sucede a cada uno de ellos o a su familia, va a sucederle a la otra parte. Así:
- El ángel Gabriel se aparece, por separado, a Zacarías y a María (Zacarías es el padre de Juan).
- Zacarías y María se turban ante la aparición del ángel.
- El ángel tranquiliza a los dos.
- El ángel predice el futuro de Juan y Jesús.
- Los dos preguntan al ángel cómo puede suceder lo que les anuncia.

De esta forma, continúa el paralelismo en algunos otros aspectos. Ello es una característica propia y distintiva del evangelio de la pre y post natividad de Juan y Jesús, en Lucas.

No obstante, el autor evangélico intenta dejar bien clara la superioridad de Jesús, y, para ello, Isabel dice a María: "¡Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre!" Estas palabras fueron tan famosas que han quedado grabadas o recordadas para siempre por la tradición cristiana en el Ave María: "Bendita tú eres entre todas las mujeres y bendito es el fruto de tu vientre, Jesús".

En estos tiempos de ecumenismo y diálogo entre las religiones, conviente recordar que Jesús es distinguido en el Corán, libro sagrado de los musulmanes, con una considerable lista de títulos imortantes como Mesías, Palabra y Espíritu de Dios. Se le llama el Hijo de María y se hace fuerte énfasis en el parto virginal. Y, en relación con el evangelio de hoy, el Corán contiene la historia del nacimiento de Juan el Bautista, cuya misión es confirmar a Jesús como la Palabra de Dios. ¡Qué bueno sería, para la buena relación mundial, un efectivo diálogo interconfesional y religioso!

Práctica:
Musitar con alguna frecuencia, como oración, las palabras de Isabel a María: "Bendita tú entre todas las mujeres y bendito es el fruto de vientre".

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Domingo III de Adviento. 13/12/2009. Evangelio de Lucas, 3,10-18

El evangelio de hoy comienza con una pregunta que hacen a Juan el Bautista aquellos que acudían a ser bautizados por él. Le dicen ¿qué tenemos que hacer? Es la pregunta clásica de los que han iniciado el proceso de conversión y desean sinceramente salvarse. Es necesario fijarse que, en la respuesta, no se acude a la Ley religiosa ni a la necesidad de ofrecer sacrificios rituales. Se acude a las relaciones diarias con los demás. Juan predica al pueblo el compartir. Pide un mínimo de solidaridad con el prójimo compaginado con el deber de la profesión.

Sin duda, entre los que iban a ser bautizados por Juan, habría gente acomodada que tenía para abrigarse bien del frío de la noche junto al río Jordán y llevaban, además, buenos y abundantes alimentos. Por eso, a la pregunta ¿qué tenemos que hacer?, Juan contesta: "El que tenga dos túnicas, que se las reparta con el que no tiene, y el que tenga comida haga lo mismo".

Se acercan a bautizarse unos publicanos y le preguntan lo mismo: ¿qué tenemos que hacer?. Estos eran los encargados de cobrar los impuestos y colaboraban con una "multinacional", el imperio romano, para exquilmar lo que podían. Jesús les contesta: "No exijáis más de lo establecido". No les manda abandonar su profesión, a pesar de que por ello eran considerados pecadores.

A los militares que le hacen la misma pregunta, les dice: "no hagáis extorsión ni os aprovechéis de nadie, contentáos con vuestra paga". Y es que tanto los publicanos como los militares se aprovechaban del pueblo todo lo que podían.

La predicación de Juan Bautista no pide nada heroico, pero a todos pincha allí donde les duele. Los militares, aunque fuesen judíos, también eran considerados pecadores. Sin embargo, Juan no les obliga a que dejen su profesión con tal de que no extorsionen a la gente.

Utilizando un lenguaje actual, podemos decir que la reforma social no es por sí misma el contenido del reino de Jesús. La reforma ya la promovían los profetas del Antiguo Testamento y es la que pide Juan el Bautista. Creo que es aquí donde debemos situar las encíclicas sociales de los Papas. Se trata de una preparación a la verdadera conversión. Allanad los caminos, decía el Bautista.

Pero, el reino de Jesús es interno, es el amor del Espíritu, es su fuego devorador que nos arde por dentro. Es la gracia de Dios en nuestra vida. Sin la preocupación por los demás, sin ayudarlos, no llegará a nosotros el fuego del Espíritu que nos viene por la adhesión a Jesús de Nazaret.

Por esta razón, dice Juan que él bautiza con agua sólo. Pero viene Jesús que nos bautizará con Espíritu Santo y fuego. Si lo acogemos por la fe, nuestro espíritu dará testimonio de esta verdad. Ayudémos al prójimo necesitado y volvámonos a Jesús.

Compromiso:
Practiquemos cada día lo que ayuda a los demás en cada momento, en cada situación, según las verdaderas necesidades de cada uno. Así estaremos allanando el camino para la venida de Jesús en la Navidad. Acerquémonos a él para recibir su Espíritu.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

Domingo II de Adviento. 06/12/2009. Lucas 3, 1-6

Empieza este evangelio dando a conocer quienes gobernaban en Israel, tierra de Jesús. Nos recuerda el nombre del emperador romano, el gobernador, algunos virreyes y sumos sacerdotes. En esa época, vino la palabra de Dios sobre Juan el Bautista. El historiador Josephus, de finales del siglo I, nos aporta interesantes datos sobre él.

Palabras importantes del evangelio de hoy son: bautismo, conversión, perdón de los pecados y salvación de Dios.

Entre finales del año 27 y primeros del 28, aparece en Palestina un profeta que provoca un fuerte impacto entre el pueblo. Es Juan, que practica un rito desacostumbrado en las aguas del río Jordán. Era de familia sacerdotal y rural. En un determinado momento abandona su trabajo sacerdotal y, movido sin duda por el Espíritu de Dios, se marcha a predicar su mensaje al desierto. El lugar escogido es frente a Jericó, pues aquí, en la antigüedad, el pueblo conducido por Josué cruzó el río Jordán para entrar en la tierra prometida. La elección del lugar era intencionada. Hay que situarse simbólicamente en el punto de partida, escuchar la palabra de Dios, purificarse en las aguas del Jordán y entrar renovado en el país prometido.

Lo urgente del mensaje de Juan el Bautista es convertirse y acoger el perdón de Dios, manifestándolo externamente con un gesto llamado bautismo por inmersión. Las aguas vivas, las aguas que discurren limpias por el río, tienen un significado religioso entre muchas de las gentes de aquella época. De ahí el gran significado del bautismo.

El bautismo de Juan, que se da a los adultos, exige la conversión de verdad. Es necesario pedir perdón no sólo de los propios pecados sino, también, de los pecados de la nación. El pueblo de Dios debe ser ejemplo en todo y todos deben colaborar. La conversión es absolutamente necesaria y ningún rito religioso puede sustituirla, ni siquiera el propio bautismo. Los pecados se confiesan en voz alta, los propios y los de la nación. Este bautismo incluye el perdón. Según el evangelio de hoy, es un bautismo de conversión para el perdón de los pecados. Esto es, sin duda, lo que conmueve a la gente: que a su conversión acompañe el perdón.

Los bautizados por Juan vuelven a sus casas para vivir de manera nueva, preparados para la llegada inminente de Dios: ¡han hecho uno buenos ejercicios espirituales!

Cuando se haya hecho lo que implica el bautismo de Juan: preparar el camino del Señor, allanar los senderos, elevar los valles, rebajar los montes, enderezar lo torcido e igualar lo escabroso; entonces veremos la salvación de Dios. Bonitas metáforas.

Práctica:
Realizar una verdadera conversión y reflexionar sobre dicha experiencia.

miércoles, 25 de noviembre de 2009

Domingo I de Adviento. 29/11/2009. Lucas, 21, 25-28 y 34-36

De nuevo el tema escatológico, apocalíptico o del final de los tiempos. Si primero les tocó a otros evangelios tratar de ello, hoy le toca a Lucas. Se habla en el evangelio de diversas desgracias descritas en un lenguaje llamado apocalíptico: señales en el sol, la luna y las estrellas, la gente enloquecida por el estruendo del mar y el oleaje, llena de angustia. Los astros se tambalean y los hombres están llenos de ansiedad.

Ya en el antiguo testamento hay relatos escritos con este vocabulario, como en los libros de Ezequiel, Daniel y Esdras. El clímax o punto máximo de todas estas calamidades sería la profanación del templo, un sacrilegio desolador. Ese punto se refiere al altar pagano de Zeus establecido en el templo por un rey helenista el año 164 antes de Cristo (Dan, 9, 27). Un hecho histórico se anuncia con ese lenguaje de calamidades metafóricas. En aquella época, poner un ídolo en el templo, como queda dicho, fue un sacrilegio desolador, como si hoy nos ponen los enemigos de Dios un ídolo en nuestras iglesias y nos quitan el sagrario. Sería para nosotros como el fin del mundo, el "acabose". Creo que así comprendemos el lenguaje apocalíptico.

Aparte del antiguo testamento, en el lenguaje apocalíptico pueden mezclarse otras fuentes, como la astrología y mitos habituales del mundo grecorromano.

Algunos piensan que los apocalipsis son sólo una visión del futuro, lo cual conduce a una mala interpretación, olvidando su carácter y su objetivo. Los apocalipsis presentan una determinada situación histórica de persecución tan fuerte que se considera un preludio del fin del mundo y la justificación de los fieles. Se considera que este texto de Lucas hace referencia a los sucesos del año 70 después de Cristo, cuyo remate apoteósico es la destrucción del templo de Jerusalén con toda la revolución que ello comportaba. Era, para aquella época, para el mundo judío o para el cristiano-judío, una verdadera catástrofe cósmica. Lucas manifiesta su preocupación y la de las comunidades para las que escribe. Lucas pone las palabras apocalípticas en boca de Jesús, pero queda claro que, como se vio en el evangelio anterior, ni siquiera el Hijo del Hombre sabe cuando será el final.

¿Cuál es, pues, la enseñanza del evangelio de hoy? El mensaje es mucho más para el presente que para el futuro. Quiere decirnos que debemos estar preparados para cuando nos llegue el juicio de Dios. El misterio de Dios está presente en cada uno de nosotros, esperando sólo a que lo descubramos y respondamos a él. Realmente, ya vivimos en el tiempo final. Jesús ya ha pasado por este mundo y nos ha traído el reino del amor y del perdón. Y ahora, cultivando nuestro amor a Dios, de la mano de Jesús de Nazaret, Hijo de Dios, y amando al prójimo, esperamos el final de nuestra vida donde aparecerá de verdad el nuevo reino de Dios, reuniendo a toda la humanidad: a nuestros padres, abuelos, tatarabuelos, con todos los suyos y con nuestros hijos, nietos, tataranietos y demás. Todos abrazando a Dios por medio de su Hijo Jesucristo.

Propósito: ser fieles a Dios en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad, es decir, todos los días de nuestra vida.

jueves, 19 de noviembre de 2009

Solemnidad de Jesucristo rey del universo. 22/11/2009. Juan 18, 33-37

Recuerdo que previamente debe leerse el evangelio que corresponde e incluso tenerlo a mano.

Cuando Pilato pregunta a Jesús si es el rey de los judíos, Jesús le contesta: "¿Dices eso por tu cuenta o te lo han dicho otros de mí? (v. 34)". Es decir, le pregunta si actuó por propio convencimiento o como instrumento de otros. ¡Cuántas veces nosotros no estamos convencidos de algo y actuamos según nos dicta el pensamiento de otros! ¡Cuántas veces obramos al dictado de una ideología que nos imponen! La verdad os hará libres, dijo Jesús.

Los sumos sacerdotes odian más a Jesús, su paisano, que a los invasores romanos, a quienes lo entregan para satisfacer su odio.

En el diálogo con Pilato, Jesús descarta la realeza que se apoya en la fuerza de las armas. Renunciando al uso de la fuerza, manifiesta que no es rey como los demás. Le pregunta Pilato: "Luego, ¿tú eres rey?". Contesta Jesús: "Tú lo dices: yo soy rey" (v. 37a). Pilato queda extrañado porque no puede comprender a un rey que renuncia al uso de la fuerza para defender su derecho. Pero, no solamente Jesús es rey, sino que también hace reyes a sus discípulos, porque los hace libres, hijos de Dios.

Jesús explica lo que tiene que hacer como rey, es decir, su función: dar testimonio de la verdad. Esta verdad de la que Jesús da testimonio es Él mismo, el resplandor de la vida divina, la luz. Nos da su propia experiencia, la del Espíritu que es vida y amor. Nos da la experiencia de saber o intuir o tener una experiencia interior de lo que es la vida para siempre y de lo que es la vida de amor. Jesús, como rey, nos hace este inmenso regalo. Jesús es la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre.

Lo visto son las dos características de Jesús como rey: su renuncia al uso de la fuerza y su misión de dar testimonio de la verdad. Y ¡cuántas veces la iglesia ha recurrido al uso de la fuerza! ¡Por cuántas cosas debe pedir perdón a los mismos cristianos y a la humanidad entera! Y no miremos solamente a tiempos pasados, pues existe no sólo la fuerza y la violencia física. Existe también la violencia moral cuando no se predica una teología plural o un pluralismo teológico. Una pluralidad a la que los creyentes tenemos derecho. No es verdad que todo lo que hay que decir, ya está dicho. Cuando se trata de fomentar una unidad de pensamiento en todos los aspectos, se está derivando hacia una ideología o hacia una opresión.

"Todo el que es de la verdad escucha mi voz", termina diciendo Jesús en el evangelio de hoy. Jesús nos da testimonio de la verdad y nosotros escuchamos su voz.

¡Ojalá sea siempre así!

Compromiso: los cristianos más conservadores no deben mirar mal a los más aperturistas, y viceversa. Pero sí debemos tener siempre los ojos abiertos hacia los dolores y sufrimientos de los demás, que es lo que nos pide la fe en Jesús de Nazaret.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Domingo XXXIII del Tiempo Ordinario. 15/11/2009. Marcos 13, 24-32

Al empezar la explicación de este evangelio es necesario exponer la situación de los cristianos a quienes se dirige Marcos en su evangelio. Ellos pasan por los desastres de la guerra judía, en la que se destruye el gran edificio del Templo. Son amargas experiencias de aquel presente. Para ellos parece el fin del mundo y esperan ansiosamente la segunda venida del Hijo del hombre, es decir de Jesús. Marcos trata de afianzar en ellos la idea de que, a pesar de todo, Dios sigue siendo el Señor de la historia y que, en su fase final, él ordena todas las cosas. Pero, Marcos en su evangelio no da fechas de cuándo será el fin de este mundo. Sólo trata de responder a la ansiedad que tienen aquellos cristianos, deseando que Jesús vuelva pronto. Para dar respuesta a esos deseos, Marcos se vale de diversas tradiciones o formas de pensar. Usa, además, un lenguaje metafórico o apocalíptico que, como tal, no puede tomarse al pie de la letra, sino que debe comprenderse en su significado.

Dice el evangelio de hoy que el sol se oscurecerá, la luna no dará resplandor y las estrellas caerán del cielo. Es todo un vocabulario apocalíptico que usaban los judíos desde antiguo, para adornar literariamente cualquier juicio de la ira de Dios.

El punto más importante es la aparición del Hijo del hombre que, para Marcos, es Jesús. Continúa el lenguaje metafórico. Se dice que el Hijo del hombre viene sobre nubes para expresar que, como ser celeste, pertenece a Dios. El destaca entre la oscuridad del sol, la luna y las estrellas. Reunirá a todos los elegidos, de todas las partes del mundo y vivirán con él. El pueblo de Dios que se dispersa por toda la tierra es reunificado al final de los tiempos.

Dice Jesús que debemos aprender de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas deducimos que el verano está cerca (v.28). La higuera, a diferencia de otros árboles de Palestina que se mantienen verdes todo el año, pierde sus hojas en invierno. Además, allí la primavera es muy corta, con lo que al brotar las yemas de la higuera tenemos ya muy cerca el verano. Hasta tal punto tenía esto importancia, que los rabinos utilizaban los cambios de la higuera para medir las estaciones del año.

Marcos, en el evangelio de hoy, reúne diversas tradiciones o modos de pensar, dando de esta forma diversos puntos de vista sobre el comienzo de la parusía o fin del mundo y juicio final. El versículo 32 es el que pone las cosas en su sitio: el día y la hora nadie lo sabe, ni los ángeles del cielo, ni el Hijo, sólo el padre lo sabe. Así es como lo expone el propio Marcos en contraposición a otra opinión que circulaba entre los cristianos y que afirmaba que "no pasará esta generación antes de que todo se cumpla".

Aplicación:
Se ve en este evangelio un respeto a la pluralidad de pensamiento entre los cristianos. Permaneciendo en la fidelidad a Jesús, aprendamos a tener esa pluralidad de pensamiento y a respetarnos mutuamente sin despreciarnos unos a otros.

martes, 3 de noviembre de 2009

Domingo XXXII del Tiempo Ordinario. 08/11/2009. Marcos 12, 38-44.

Este evangelio comienza haciendo una severa crítica de los escribas. A ellos, les encanta pasearse con amplio ropaje. La punta de su manto estaba dotada de lujosos hilos. Sólamente los ricos poseían el traje de gran lujo de las fiestas y del sábado (hoy sería el domingo). En el evangelio de Mateo se critica que hagan bien anchas las filacterias y bien largas las orlas del manto con que se cubren.

A los escribas les gusta ocupar los primeros asientos en las sinagogas. Como eruditos tenían asientos propios y no se sentaban con el pueblo. Consta que, a menudo se abrían paso a codazos para alcanzar los puestos de honor o primeros puestos en los banquetes, al lado del anfitrión.

Pero si esta crítica ya es fuerte, mucho más dura y mordad es la que se refiere al trato que dan a las viudas. En el judaísmo, las viudas y los huérfanos gozaban de una protección jurídica especial. En los escritos contemporáneos a Jesús, se condena duramente la explotación de la gente con disculpas religiosas. De ésta gente, dice el evangelio de hoy que devoran las casas de las viudas. "Devorar las casas" significaba, entre los judíos, la apropiación indebida de bienes y posesiones. No sabemos cómo lo hacían, pero el hecho está ahí. ¿Acaso vendían sus largos rezos, que aprovechaban para explotar a la gente?. Jesús dice que hacen largos rezos para aparentar. Jesús no condena el que la oración sea más o menos larga, sino el que se haga sólo para ser visto. Los escribas se embozaban con el manto para rezar.

Estaba Jesús sentado en el templo frente al arca de las ofrendas, y observaba cómo la gente iba echando dinero. Dice el evangelista que muchos ricos echaban en cantidad; pero se acercó una viuda pobre que metió en el cepillo sólo dos de las monedas de menos valor que existían. Con esta ofrenda, la viuda entregó su amarga pobreza. Jesús aprovecha el suceso para instruir a sus discípulos afirmándoles que la pobre viuda a echado en el arca o cepillo de las ofrendas más que nadie. Los ricos daban de su abundancia; ella dió de su amarga pobreza. Esta acción hay que valorarla por lo que representa de amor a Dios. Al decir que echó todo lo que tenía para vivir, suele querer expresarse, entre los judíos, que echó lo que necesitaba para un día. Según la literatura de la época, sería una forma de expresar que una persona se ofrece a sí misma a Dios. Es la autenticidad de los sentimientos hacia Dios. El hombre tiene que saber orientar sus pensamientos hacia Dios, en la salud y en la enfermedad, en las alegrías y en las penas, en todos los momentos de su vida.

Es de suponer que las comunidades a las que fue dirigido este evangelio tendrían muchos más pobres que ricos. También en nuestra comunidad cristiana los pobres corren el peligro de ser menospreciados. La valoración que Jesús hace de los pobres debe espolearnos continuamente. Cáritas es una gran institución eclesial de ayuda a los más necesitados Debemos esforzarnos para que Cáritas cumpla su misión. La ofrenda de la viuda pobre es un ejemplo maravilloso. Siempre debemos ayudar a la causa del necesitado, que es la causa de Dios.

Práctica:
Sin olvidar tu necesaria actividad, aprende a echarte en los brazos de Dios, tanto en las alegrías como en las penas, en la salud como en la enfermedad. Ofrece a Dios tu persona como hizo la viuda pobre. Y acuérdate de los pobres, especialmente a través de Cáritas.

martes, 27 de octubre de 2009

Festividad de Todos los Santos. 01/11/2009. Mateo, 5,1-12a

El evangelio de este domingo, que coincide con la fiesta de Todos los Santos, trata de las Bienaventuranzas de todos conocidas. Como siempre, debe leerse previamente el evangelio correspondiente indicado en la cabecera de este comentario.

Aquellos que vivieron cerca de Jesús han palpado en él algo misterioso, en resumen, su divinidad. Esto se deja traslucir a lo largo de muchos pasajes evangélicos. Hoy, Jesús sube al monte. Según la cultura de la época, la expresión "subir al monte" tiene un fuerte significado teológico, lo mismo entre judíos que entre paganos. El monte es el lugar de Dios, la esfera divina. Jesús se sienta porque la esfera divina es lugar de permanencia. Los que siguen a Jesús, los que se le adhieren, entran con él en la esfera divina, en el monte de su presencia. Cuando Moisés, habló Dios. Ahora, es Jesús quien habla en el monte, mostrando así su condición divina. El "abrió su boca". Con esta expresión, los semitas indicaban la importancia de lo que se iba a decir, esto es, el código de la nueva alianza. Este código no tiene preceptos imperativos, sino que se presenta como invitación con sus correspondientes promesas.

A menudo, los predicadores no se preparan convenientemente y no realizan una buena exégesis o interpretación del texto. En la primera bienaventuranza, pobres no son los que interiormente viven despegados del dinero, pero lo poseen. Pobres son aquí los que no teniendo, ponen su confianza en Dios. Pero, en esta bienaventuranza se habla de los pobres de espíritu. La palabra "espíritu" entre los judíos, designa dinamismo, decisión. Los pobres de espíritu son, pues, los que deciden serlo por voluntad propia. Y sobre ellos actúa Dios como rey.Esta es mejor traducción que la que propone la lectura del misal, que afirma que de ellos es el reino de los cielos, algo distinto a la verdadera afirmación de que Dios actúa sobre ellos como rey.

Es necesario renunciar a acumular y retener bienes. Lo que nos da la naturaleza debe estar al servicio de todos. Se debe compartir con los que de verdad necesitan. Pero, compartir es bastante más que el simplemente dar.

"Dichosos los que sufren porque ellos serán consolados". El verbo griego empleado se refiere a un dolor profundo que necesariamente se manifiesta al exterior. Apoyándonos en Isaías, 61,1, vemos que esos que sufren es debido a una opresión tan dura que les produce un gran dolor. No pueden ni protestar. La segunda y tercera bienaventuranza van en la misma línea. Se condensan en la cuarta: "Dichosos los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos quedarán saciados". La justicia a la que se refiere es la ya expresada: verse libres de la opresión, gozando de independencia y libertad. De esta justicia quedaremos saciados, porque según el proyecto de Dios, en su reino no quedará ni asomo de injusticia.

"Dichosos los misericordiosos", no entendiendo misericordia como sentimiento, sino como ayuda de verdad. Prestar ayuda primero en lo corporal, después en lo espiritual.

Limpio de corazón es el que no tiene malas intenciones contra su prójimo. A este le dice Jesús que "verá a Dios", es decir, que tendrá una gran experiencia de Dios, ya en esta vida. Ahora, Dios se manifiesta directa y personalmente al hombre.

Dichosos los que trabajan por la paz. Entre los semíticos, la paz significa prosperidad, derecho, justicia, tranquilidad. Es en suma, la felicidad. A los que trabajan por la paz, Dios los llamará hijos suyos.

La última bienaventuranza completa la primera. La mejor traducción exegética es "los que padecen persecución por su fidelidad". Según el versículo siguiente se trata de la fidelidad a Jesús.

martes, 13 de octubre de 2009

Domingo XXX del Tiempo Ordinario. 25/10/2009. Marcos 10, 46b-52

Este evangelio se desarrolla en las proximidades de Jericó. Es una ciudad con palmeras en un oasis a 250 metros bajo el nivel del mar, que se forma en la hondanada del Jordán. La ciudad de Jericó del Nuevo Testamento, a la que nos referimos, está al suroeste de la antigua Jericó del Antiguo Testamento.




Herodes mantiene allí una gran actividad constructora y edifica su lujosa residencia para el invierno. En torno a ella se edifica la nueva Jericó. Tenía un hipódromo, un anfiteatro y un acuartelamiento de las fuerzas romanas de ocupación.



Jesús atraviesa la ciudad sin detenerse en ella y, al abondonar Jericó, la muchedumbre que lo seguía se encuentra con un ciego mendigo llamado Bartimeo. Al enterarse, comienza a gritar y a decir: "¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí! (v.47)". El análisis del relato evangélico de hoy nos hace ver que no se trata propiamente de un milagro, aunque lo parezca, sino de un relato de fe, de la fe de Bartimeo. En la redacción de los milagros, se describen elementos específicos como son la fatalidad del deficiente o enfermo y el gesto de curación o palabras de sanación. Aquí, Jesús no realiza nada para curarlo. Simplemente, hay una confirmación de la fe de Bartimeo: "¡Vete, tu fe te ha salvado! (v. 52)". Volvió, sin más, a ver de nuevo y lo seguía. Pero Jesús ya va hacia Jerusalén, donde padecerá y morirá. Por esta razón, el seguimiento de Bartimeo tiene un significado especial.



Este hombre, que empieza a gritar y a dar voces llamando a Jesús, no hace caso cuando tratan de imponerle silencio. Tratan de impedirle el camino de la fe, pero el ciego supera el obstáculo. No se olvide que estamos ante un relato de fe, no ante un milagro propiamente, ya que Jesús no hace nada para curar a Bartimeo, aunque éste empiece a ver. Jesús no realiza un solo gesto para curarlo.



La historia del cristianismo ha dado siempre gran importancia a este relato para la catequesis. Por algo es un relato de fe. El tema del seguimiento es un tema querido por Marcos. Debemos darnos cuenta que Bartimeo es ejemplar por dos motivos: por su fe inquebrantable y por su disposición a seguir a Jesús en su camino a Jerusalén.



Práctica:

Los que tenemos fe en Jesús captamos que él está con nosotros. Captamos que esta fe no proviene de nosotros, sino que es algo que Jesús ha depositado en nuestros corazones. No es una sugestión, es una realidad que nos da vida interior grande y, dándonos testimonio, nos da fuerza para dar también nosotros testimonio. Démoslo, pues, y no nos avergoncemos nunca de hacerlo.

martes, 6 de octubre de 2009

Domingo XXIX del Tiempo Ordinario. 18/10/2009. Marcos 10, 35-45

Dos discípulos desean que Jesús les conceda sentarse uno a su derecha y otro a su izquierda. Como contexto histórico debe recordarse que los destinatarios a quienes va dirigido el evangelio de Marcos, han vivido el despotismo de Nerón. Además, se reflejan ciertos problemas de la comunidad cristiana, entre ellos el orden jerárquico en la misma. También se puede afirmar que, además de recordar la tradición sobre Jesús, se hace una redacción final del texto cuando ya Santiago y Juan han sufrido el martirio por ser cristianos. Esta es la razón por la que, en vez de hablar de dos discípulos cualesquiera, se mencionan sus nombres: Santiago y Juan (v.v. 35-37).



A la petición de los dos discípulos Jesús les pregunta: "¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar? (v.38). Los discípulos responden afirmativamente y Jesús lo reconoce. Pero añade: "Sentarse a mi derecha o a mi izquierda, no es asunto mío, está ya reservado (v.v.39-40)".



En el antiguo testamento, la copa que Dios da a una persona o a un pueblo y que estos tienen que beber es una imagen que significa el destino tanto bueno como malo (Isaías 51,17). Aquí, por el contexto, sólo puede tratarse del destino malo. Esta imagen de la copa se utilizó para referirse a los sufrimientos y muerte del mártir. La referencia al bautismo debe interpretarse del mismo modo. Los discípulos ya han padecido el martirio y lo sabe el escritor del evangelio de Marcos. De ahí, esa respuesta tan contundente y autosuficiente que el evangelista pone en boca de Santiago y Juan: "Sí, podemos (v.39)".



Jesús aprovecha el momento para explicar y adoctrinar a los discípulos. Les dice: "Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen (v.42)". Los discípulos, o primeros cristianos, conocen en su propio cuerpo el despotismo de Nerón, como ya se dijo. La comunidad de cristianos o, en la actualidad, la iglesia de Dios no debe actuar despóticamente, sino que quien desee rango o presidencia en ella debe comportarse como servidor y esclavo. Pero, ese servicio no consiste en hacer cumplir las leyes del código de derecho canónico o de la iglesia, que a veces llega como una pisonadora. Nuestra jerarquía no debe dejarse llevar por otros motivos, si no es por el de servicio. J. Ratzinger, en su obra "El nuevo pueblo de Dios" de 1972, se pregunta cómo los sucesores de los apóstoles llegaron, en el cambio que dió el rey Constantino, a tener como correcto lo contrario de lo que se había dicho a los apóstoles: que no debían convertirse en príncipes de esta sociedad. J. Ratzinger menciona aquí la recaída en lo pagano, en lo que no es cristiano. Todos los cristianos, pero especialmente la jerarquía, deben hacer un exámen de conciencia en este sentido. Hay que repasar la historia de la iglesia y la Biblia, en profundidad. Ponerse en la línea de Juan XXIII. Seguro que entonces nos pondremos más a tono con los cambios de la sociedad, sin perder un ápice del amor a Jesús. No podemos despreciar los signos de los tiempos porque algo positivo pretenderán decirnos.



Práctica:

Una llamada a la jerarquía y cristianos conservadores para que no tengan miedo. La iglesia espiritual no se derrumba aunque nos animemos a ir siendo aperturistas, pero con cierta rapidez, sino sí que se derrumba. Y seremos culpables por desconocer el espíritu de Jesús y la historia de la iglesia.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Domingo XXVIII del Tiempo Ordinario. 11/10/2009. Marcos, 10,17-30

El evangelio de hoy sigue presentándonos situaciones de la primera comunidad cristiana, como se refleja por los abundantes presentes históricos del original griego y que no se traducen como tales en el leccionario de la misa.



Un rico se presenta a Jesús y le pregunta sobre la forma de conseguir la vida definitiva. Los judíos tenían que cumplir con un montón de observancias y de mandamientos si querían obtener la vida futura. Era para volverle a uno loco.



De ahí el por qué de la pregunta que hace a Jesús. Este le contesta: ya sabes los mandamientos: "no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre (v.v. 18-19)". Jesús no menciona los tres primeros mandamientos, que se refieren a Dios. Expone un código de conducta que vale para todos los hombres. Estos son los principios fundamentales que garantizan la convivencia básica entre las personas de diferentes creencias. Es algo a tener en cuenta el día que se realice una teología de todas las religiones.



El rico declara que todo eso ya lo cumple. Jesús le contesta: "Una cosa te falta; anda, vende lo que tienes, dale el dinero a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo y luego sígueme (v.v. 20-21)".



Cumplir los mandamientos es un principio de respeto y amor a los demás, pero no es un amor pleno. No hacer daño no supone una preocupación positiva por el bien de los demás. El que se compromete en la lucha por la justicia, el que es solidario con sus semejantes, luchando por el bien, ese está por encima del exclusivo cumplimiento de los mandamientos. Ese tiene un tesoro en el cielo, ese sigue de verdad a Jesús. Eso lo pone en verdadera armonía con Dios, que nos ama a raudales.

El rico no es capaz de dar esa talla evangélica y se marcha triste porque tenía muchas posesiones. Entonces, Jesús dice: "¡Qué difícil les va a ser a los ricos entrar en el reino de Dios!(v.23)".

Aquí, se manifiesta una diferencia entre la vida definitiva y el Reino de Dios. Para conseguir la primera bastaba con cumplir los mandamientos como propone Jesús. Entrar en el Reino de Dios es, aquí, entrar en la comunidad de Jesús.

Los judíos eran muy dados al lenguaje hiperbólico o exagerado. Por eso Jesús afirma que es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja que el que un rico entre en el reino de Dios, en su comunidad. Dicen los discípulos: "Entonces, ¿Quién puede salvarse (v. 26)?". Esta es la traducción de la lectura en la misa, pero los exégetas prefieren la de "¿quién puede subsistir?". La comunidad de Jesús es de gente económicamente débil, pero que se ayudan unos a otros. De ahí, el pensamiento de los discípulos: si no viene gente muy rica ¡cómo podremos subsistir!. Sin embargo, Jesús les dice que para Dios todo es posible. Y no cabe duda que la solidaridad entre los que están con Jesús, produce milagros.

Compromiso:
Trata de comprender en profundidad este evangelio.

martes, 29 de septiembre de 2009

Domingo XXVII del Tiempo Ordinario. 04/10/2009. Marcos 10,2-16

El pasaje evangélico de hoy se refiere, en primer lugar, al matrimonio propuesto por Jesús. En el mundo judío nadie negaba el derecho del hombe, no de la mujer, a divorciarse. La mujer era propiedad del hombre y no podía tomar decisión de divorcio. La mujer repudiada por el marido se encontraba sin derechos, sin honor, sin ninguna tutela, sin medios. Los fariseos le preguntan a Jesús si es lícito a un hombre divorciarse de su mujer. Para el divorcio, el marido tenía que dar a su mujer un documento que atestigüase el divorcio. Así, la mujer quedaba libre para casarse de nuevo. Este era el mandamiento de Moisés (v.v.2-4).



Jesús les dice: "Por vuestra terquedad dejó escrito Moisés el mandamiento ése". Hay, pues, un contraste entre el deseo de Dios y el mandamiento humano de Moisés que aparece en la Biblia. Por tanto, no todo lo que aparece en la Biblia tiene autoridad divina. A veces, la Ley escrita en la Biblia no refleja la voluntad de Dios, sino los condicionamientos de determinadas circunstancias históricas (v.5).



Como se hace en los versículos 6-9, la realidad humana debe interpretarse a partir de Dios creador y no de Moisés legislador. Dice Dios creador: "Por eso, el ser humano dejará a su padre y a su madre, se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne". Esto se refiere a la unión sexual. La diferencia sexual es la base para abandonar la familia y crear una nueva unidad. La unión sexual no se liga aquí con la procreación, pero excluye toda superioridad del hombre sobre la mujer y viceversa.



Para Jesús, la existencia de hombre y mujer, su atracción mútua y la unión sexual fueron queridas por Dios. Esta unión no se relaciona con ritos o instituciones. En la unión creada por el amor matrimonial no hay lugar para decisiones unilaterales que destruyan la pareja. Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre.



Jesús no distingue entre un matrimonio natural y el matrimonio cristiano. Jesús habla del proyecto de Dios para toda pareja humana.

Para Jesús, no hay superioridad del hombre sobre la mujer ni de ésta sobre aquél. Sin embargo, en los v.v.11-12 Jesús habla de repudiar y el libro de lecturas de la misa se refiere a divorciarse (por voluntad de los dos, no de uno sólo). Así piensa Gnilka II,74.

Acercaban a Jesús niños para que los tocase, pero los discípulos los regañaban (v.13). Para los exégetas de Marcos, los niños o chiquillos representan, figuradamente, a los cristianos procedentes del paganismo, no del judaísmo. Cumplen las condiciones del seguimiento, pero les falta que Jesús les infunda su espíritu, su fuerza, su dinamismo.

Pero los discípulos, los Doce, aún tratan de impedir el mensaje universalista de Jesús y regañan "a los niños". Aparece de nuevo la tensión entre los dos grupos de cristianos: los procendentes del judaísmo y los del paganismo. Aquellos ven amenazado su nacionalismo, no aceptan la universalidad de Jesús. Los niños, los cristianos procedentes del paganismo, son modelo de la aceptación del reinado universal de Dios (v.v. 14-15).

Jesús no toma la actitud del Señor que manda en los suyos, sino la de amigo y familiar. El original griego da una gran intensidad, efusión y ternura a la bendición que da Jesús. Les comunica la vida del Espíritu.

Reflexión histórico-teológica:
Los cristianos ortodoxos orientales, aunque mantienen el matrimonio para siempre, admiten o toleran el divorcio y una segunda unión que, sin considerarse nuevo matrimonio, lleva la bendición del sacerdote en la iglesia. Es, por tanto, oficial y se basa en una antigua tradición cristiana. Esta costumbre se mantuvo en el breve tiempo en que católicos y ortodoxos volvieron a estar unidos.

miércoles, 23 de septiembre de 2009

Domingo XXVI del Tiempo Ordinario. 27/09/2009. Marcos 9,38-43.45.47-48

En este evangelio se saltan los versículos 44 y 46 porque los críticos no los consideran propios del escritor Marcos.

Los v.v. 38, 39 y 40 tocan aspectos muy importantes para el ecumenismo, tema de gran actualidad . Juan, el autoritario, el Trueno (Marcos, 3,17), se hace aquí portavoz de los Doce. Esta vez no es Pedro el que habla en nombre de Jesús y han querido impedírselo porque no pertenecía al grupo.

Expulsar demonios, en el evangelio, significa liberar de los fanatismos violentos, de las ideologías que impiden la convivencia humana. El seguidor cristiano está vinculado a Jesús sin intermediarios, pero Juan exige la identificación con la postura de los Doce. Sin embargo, estos no están siguiendo a Jesús ya que no fueron capaces de expulsar el espíritu mudo (Marcos, 9,28). ¿Habrá algún problema de este tipo en la primitiva comunidad cristiana? Algunos opinan que sí. Los Doce intentan monopolizar a Jesús. Pero, ante Jesús, somos todos iguales. El primero ha de ser el último, sin rodeos. De la persona que expulsa demonios, Jesús ordena que no se le impida y afirma que lo hace como si fuera él mismo y que, por lo tanto, no puede hablar mal de él (vv.38-39).

El versículo 40 afirma algo muy interesante para una "teología católica" universal: "El que no está contra nosotros está a favor nuestro (v.40)". Y esto, aunque no se profese seguidor de Jesús.

Juan había interrumpido a Jesús para decirle lo del que expulsaba demonios en su nombre. Ahora, Jesús continúa la enseñanza.

Ser del Mesías, seguirlo, implica presentarse como el último y servidor de todos. los que así hacen son de verdad del Mesías, y todo aquel que los acoja y se solidarice con ellos será recompensado (v.41). Pero, ¡ay de aquel que escandalice a alguno de los que se adhieren a Jesús!. Se refiere el texto, por indicios anteriores, a los cristianos que no proceden del judaísmo, es decir, que no son del grupo de los Doce. Al constatar aquellos que no existe la igualdad predicada por Jesús y que algunos quieren ponerse por encima, y dominar a los demás, quedan escandalizados y decepcionados pensando que el mensaje de Jesús se queda en palabras bonitas, pero sin contenido práctico (v.42).

El versículo 43 afirma que más vale entrar manco en la vida que ir con las dos manos al infierno, al fuego que no se apaga. Aquí y en los versículos 45 y 47-48 se usa un lenguaje figurado.

El evangelio de hoy nos habla del infierno, según la traducción del misal. Sería mejor hablar del quemadero. En efecto, se trata de un valle situado al oeste de Jerusalén y en el que se ofrecían sacrificios de niños a Moloc. Después, fue el lugar donde se quemaban las basuras. A partir de algo más de cien años antes de Cristo empezó a simbolizar el lugar de castigo al final del mundo. Después de la resurrección, alma y cuerpo serían aniquilados por el fuego eterno.

Vale más entrar en la vida manco o cojo o ciego que ser arrojado al quemadero, como una basura, y donde el fuego no se apaga. No describe aquí un tormento eterno, sino una destrucción total que, al impedir la resurrección se convierte en muerte definitiva.

Práctica:
Reconocer que existen obras buenas realizadas no sólo por cristianos, sean católicos, ortodoxos, anglicanos o evangélicos, sino también por personas de diferente signo.

martes, 15 de septiembre de 2009

Domingo XXV del Tiempo Ordinario. 20/09/2009. Marcos 9,30-37

En este evangelio, Jesús se dedica a formar a sus discípulos y no desea que la gente pueda interrumpir esta labor. Por esta razón, atraviesa Galilea de incógnito, procurando que nadie se entere. Jesús vuelve a hacer un anuncio de su muerte y resurrección algo distinto al que había hecho en el capítulo 8, versículo 31. Ahora no vincula su pasión al pueblo judío y no alude a las Escrituras o Antiguo Testamento. Jesús está hablando a paganos y no a judíos. Les dice que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de hombres. El Hijo del hombre es el Hombre en su plenitud y va a ser entregado a otros hombres que no aspiran a esa plenitud. Jesús comunica libertad, pero otros prefieren el dominio y la opresión: rechazan la plenitud, desconocen lo que es amar de verdad. Sacrifican todo eso para seguir una ideología (versículos 30-31).

Pero, Jesús, aunque lo maten, a los tres días resucitará. Por otras partes de los evangelios, sabemos que Jesús muere amando plenamente a Dios y tiene plena confianza en él, se echa en sus brazos y Dios corresponde siempre. Nuestro amor, si es de verdad, aunque no pase por tanta crueldad, es correspondido por Dios y nuestra vida continúa en su seno. Jesús, por su fidelidad, conserva su vida para siempre, resucita.

Los discípulos, sin embargo, no entendían nada y no se atrevían a preguntar a Jesús. Ellos se mueven en sus propias ideas. Parece que se desmoronan sus ideas, su ideología, pero están muy aferrados a ellas y no se atreven a preguntarle. Esto sucede a cristianos conservadores de hoy día. Temen poner en práctica el Vaticano II y no saben abrirse a la sociedad de hoy día, permaneciendo, a su vez fieles a Jesús.

El v. 33 nos dice que llegaron a casa en Cafarnaún, según los intérpretes, para unos es la casa de Pedro, para otros la de Leví y para otros la propia de Jesús. Este les pregunta: "¿De qué discutíais por el camino?" Pero, ellos no contestaron, pues en el camino habían discutido quién sería el más importante (v. 34). Parece que no acaban de entender a Jesús, pues siguen pensando que en Jerusalén él asumirá el poder político, como el Mesías que ellos esperan, y desean tener buenos cargos. Los puntos de vista de Jesús y los discípulos son muy opuestos e irreconciliables. Mientras Jesús habla de morir, ellos piensan en buenos puestos. Siguen pensando del Mesías como cualquier judío.

En el v. 35, Jesús ya no habla de discípulos, sino de los Doce. Los Doce representan el nuevo pueblo de Dios, las doce nuevas tribus del nuevo pueblo de Israel. Representan el universalismo de Jesús, el mundo entero. Jesús llama a los Doce, y dice: "¿Quién quiera ser el primero que sea el último de todos y el servidor de todos". De nuevo, el original griego usa el presente de indicativo o presente histórico, para indicar la actualidad del problema entre los primeros cristianos.

Referente a los versículos 36-37, la conclusión es clara y no la comentamos para no extendernos.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Domingo XXIV del Tiempo Ordinario. 13/09/2009. Marcos 8,27-35a

Jesús y sus discípulos se dirigen a Cesarea de Felipe que se encontraba fuera del territorio judío. Jesús desea estar con sus discípulos fuera de la presión ideológica del judaísmo. Durante el camino, Jesús les pregunta: "¿Quién dice la gente que soy yo?" (versículo 27). El testimonio de los cristianos, de algunos creyentes de hoy día y, a veces, la misma doctrina sostenida por parte de la jerarquía, no dejan traslucir que Jesús es de verdad el Mesías, el Salvador del mundo. Nuestro testimonio está, a menudo, muy encorsetado y no atiende a la problemática moderna.

En tiempos de Jesús, la ideología judía dominante tampoco dejaba comprender el mensaje universalista de Jesús. Los judíos eran muy nacionalistas, y nacionalistamente concebían al Mesías. Por esta razón, terminan afirmando que Jesús es uno de los profetas judíos, pero nada más.

Hoy día, ¿quién dice la gente que es Jesús? ¿Se relaciona a Jesús con algunas decisiones de la jerarquía? Algunas de esas decisiones ¿no enmascaran el significado de Jesús? El pensamiento, el amor de Jesús a las personas, hombres y mujeres, ¿penetra en su corazón?

A continuación, Jesús pregunta a sus discípulos: "¿Y vosotros quién decís que soy yo?" (v.29). Esa pregunta nos la hace Jesús a nosotros, sus discípulos. La respuesta de Pedro es equivocada. Dice: "Tú eres el Mesías". Con artículo. Sin embargo, el evangelio del mismo Marcos en (1,1) dice, sin artículos, que Jesús es Mesías, Hijo de Dios. Jesús es Mesías, pero no "el Mesías". La misión mesiánica no es exclusiva de Jesús, es participada por los que le seguimos. Para Pedro, Jesús es "el Mesías", exclusivo para los judíos según su tradición. El Mesías de Pedro no tienen sentido universalista, ni comparte su misión con nosotros, sus seguidores. El uso del presente histórico (respondiendo dice) insinúa que la idea mesiánica de Pedro sigue aún vigente cuando Marcos escribe su evangelio. Como es una idea falsa, Jesús les conminó a que no lo dijeran a nadie. El verbo conminar, en boca de Jesús, se dice cuando se dirige a espíritus inmundos. En este caso, a una idea inmunda.

Jesús ve que tiene que empezar a enseñarles de nuevo. Les habla de los sufrimientos por los que ha de pasar, pues no es el Mesías triunfalista que espera Pedro. No es la figura gloriosa y nacionalista esperada por el judaísmo (v.31). La pasión de Jesús no es una necesidad decretada por Dios. Es consecuencia de los hombres dominados por una ideología. A pesar de todo, Jesús resucitará al tercer día.

Pedro, entonces, conmina a Jesús. El verbo conminar, como ya se dijo, se dirige, en el evangelio de Marcos, a los espíritus inmundos. Es como si Jesús, al hablar de sus sufrimientos, estuviese afirmando una herejía y Pedro lo conmina como a un espíritu inmundo. Pedro no entiende nada de nada. Jesús pone firme a Pedro, lo conmina y le llama Satanás (v.33).

Reflexión:
Si el evangelio de Marcos pone así a Pedro, ¿cómo no pondría a los que dan cerrojazo al Concilio Vaticano II y atacan a la teología de la liberación o a otras teologías tan válidas como la teología oficial?

martes, 1 de septiembre de 2009

Domingo XXIII del Tiempo Ordinario. 06/09/2009. Marcos, 7,32-37

El evangelio de hoy plantea un problema que era típico de los judíos y seguía existiendo entre los primeros cristianos. Es decir, que aquellos no comían con los paganos y, por lo mismo, los cristianos de procedencia judía rehuían celebrar el banquete eucarístico con los cristianos llegados del paganismo. Como ya vimos en otras ocasiones, la frecuencia de presentes históricos delata que el hecho sucede en la época del escritor del evangelio, o que de algún modo se refiere a ella. Por ejemplo, en el original griego se dice que "presentan" a Jesús un sordomudo (en presente de indicativo), cuando en la redacción original griega debería ser "presentaron", es decir, en tiempo pasado. La traduccción del misal no puede reflejar estos detalles, porque, ya se sabe, toda traducción es como un tapiz visto al revés. No es capaz de reflejar toda la fuerza del original.

Al sordomudo tienen que llevarlo a Jesús para que lo cure. Él no siente necesidad de cambio.

La sordera tiene un significado metafórico en el Antiguo Testamento. Se usa continuamente en este sentido por los profetas, para expresar la resistencia a escuchar lo que Dios quiere. Puede verse Isaías 42,18. En el Antiguo Testamento nunca se relata la curación de sordos o mudos. El sentido de la sordera o de la mudez es siempre figurado. Siguiendo la misma línea, el sordo representa a los que no entienden o no quieren entender; el tartamudo es figura del que tiene un lenguaje que no se aclara en sus ideas. La palabra tartamudo sólo se encuentra una vez en el A.T. (Isaías 35,5s) y sólo ésta en el N.T. Pero estos dos textos, seghún los exégetas, están en íntima conexión.

Con la figura del sordo tartamudo, Marcos expresa que la incomprensión continúa en tiempos de la primitava comunidad cristiana. Recordemos la repetición de presentes históricos en este relato evangélico. Muchos de los discípulos no son capaces de admitir que se haya roto la barrera entre judíos y paganos. Era algo muy difícil de comprender para los judíos de aquella época. Siguen siendo sordos al mensaje de Jesús. Sordos para admitir que Jesús se encuentre ahora en territorio pagano y quiera hacer Pueblo de Dios al mundo entero y no sólo al pueblo judío.

En la cultura judía, la saliva se consideraba aliento condensado. Así, se expresa que Jesús, con su saliva, transmite su aliento o Espíritu para que sus discípulos transmitan el mensaje universalista y se olviden de lo que han enseñado o aprendido en otros tiempos.

Jesús cura al sordo y tartamudo. Esto manifiesta la apertura y el optimismo de la primitiva comunidad cristiana. Jesús, con su Espíritu (saliva) puede poner remedio a la situación. ¡Qué bien lo hace todo!, decían.

Aplicación:
Los ya mayores hemos tenido que estudiar en el catecismo de la iglesia, que existía el limbo para los niños que morían sin bautizar. Hoy día el limbo no se admite porque no entra en los planes de Dios. ¡Hay que cambiar tantas veces de mentalidad aunque la jerarquía se resista a menudo! Dios también habla a través de la historia si se sabe discernir y, a veces, los que no somos jerarquía tenemos que ir por delante, aunque sea con respeto. Todos somos pueblo de Dios y, por lo tanto, portadores del Espíritu. No olvidemos que hay pluralidad de teologías.

miércoles, 12 de agosto de 2009

Domingo XXII del Tiempo Ordinario. 30/08/2009. Marcos, 7,1-8, 14-15, 21-23.

En el evangelio de este domingo se tocan preferentemente dos asuntos muy revelantes en nuestra vida cristiana del siglo XXI:
1º los cambios necesarios en nuestra iglesia y 2º la interpretación de la Biblia.

Sobre el primer tema, el presente histórico, abundante en el texto griego, indica que se trata de incidentes que se producen en la primitiva comunidad cristiana, al relacionarse con judíos practicantes. Para los fariseos, la santidad de las personas depende del cumplimiento de los preceptos legales. La impureza excluía del culto religioso; el impuro no podía encontrarse con Dios. Por esta razón, los judíos se lavaban las manos antes de comer y así quedaban puros. Habían tocado muchísimas cosas impuras y necesitaban poder acercarse a Dios para rezar antes de comer. Lo que no se dedicaba al culto religioso era por naturaleza impuro. Y los fariseos observan que los judíos cristianos comen sin lavarse las manos.

Los fariseos hacen todo eso aferrándose a la tradición de los mayores (v.3). Son muchísimas las tradiciones que deben cumplir, pero, hasta tal punto, que una transgresión de la verdadera ley de Dios era considerada menos grave que la de una de esas tradiciones. ¿No deberíamos examinarnos los católicos, no sea que también hagamos algo parecido? ¿No damos más importancia a tradiciones eclesiásticas que a verdades realmente bíblicas? ¿No es una tradición eclesiástica, impuesta por frailes irlandeses, la confesión de los pecados? ¿Por qué no se da paso a la absolución colectiva sin confesión de pecados, tal como hacen muchos sacerdotes? Es una forma que no va contra el evangelio, pero que es ilícita por la legislación vigente. Podríamos poner otros ejemplos. Son cosas que va pidiendo la evolución cultural del mundo y que no por eso va a disminuir la religiosidad, el amor a Dios y al prójimo. Quizá pueda suceder lo contrario: que aumente si los de Cristo sabemos reaccionar. Que Jesús no tenga que acusarnos de que enseñamos como doctrinas preceptos humanos (v.7). O de que dejamos el mandamiento de Dios para aferrarnos a la tradición de los hombres (v.8). Otro tanto se podría afirmar de los casados por la iglesia, separados después y vueltos a casar por lo civil: ¿no se puede aplicar la forma de actuar de los cristianos ortodoxos? ¿Es que no respetó esta tradición la iglesia católica, en el breve tiempo en que volvió a estar unida con la ortodoxa? En esta se admite un segundo matrimonio con la bendición de la iglesia, aunque no se considere sacramento, pero que sí permite una convivencia lícita. Se trata de tradiciones no de puro evangelio de Jesús que, aunque busque la perfección, lo ideal, no por eso se olvida de lo imperfecto de la vida humana. Eso es lo que dice una buena exégesis.

Jesús dijo: "Nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre (v.15)". Esta es una de las grandes frases en toda la historia de las religiones. Pero con ella queda eliminado el código de pureza del Levítico, es decir, el dicho de Jesús se opone a una parte de la Biblia. ¿Qué se deduce de esta implícita enseñanza de Jesús sobre la Biblia? Básicamente, dos cosas. Primero, que la Biblia es la historia del viaje de un pueblo hacia Dios. Nosotros hacemos parte de esa historia hacia Dios. En ese viaje, a veces, es necesario hacer rectificaciones para ir en la verdadera dirección hacia Dios. Es lo que hoy nos enseña Jesús. Con la Biblia, y esa sería la segunda deducción, hemos de estar en un diálogo continuo, que nunca debe cesar, ni debilitarse. Es la palabra de Dios que nos va dando el alimento espiritual oportuno.

En el v.21, aunque el misal pone la palabra "fornicaciones", se trata más bien, de una interpretación, no de una auténtica traducción del original griego. Algunos traducen por libertinajes; otros, por abusos sexuales (como la pedofilia o la violación). Pero no se especifican actos concretos.

Aplicación práctica:
Reflexionar sobre la teología.

martes, 11 de agosto de 2009

Domingo XXI del Tiempo Ordinario. 23/08/2009. Juan 6,60-69.

Los discípulos, cuando Jesús se niega a ser proclamado rey, desertaron en bloque (6,15-21). Pero él fue a su encuentro y logró reagruparlos (6,21). Hoy vuelven a decir: "Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso? (6,60)". En la multiplicación de los panes, con cinco panes y dos peces, se dió de comer a cinco mil hombres. Es decir, la generosidad de lo poco de cada uno puede solucionar grandes necesidades. Lo importante y lo que se pide al cristiano es no estar apegado a sus bienes y repartirlos en abundancia. Pero, en la primera comunidad cristiana, no todos quieren aceptar este programa que les parece muy duro. Es lo que se refleja en el evangelio de hoy. Recordemos que el género literario llamado evangelio relata lo que sucede en la primitiva comunidad cristiana, incrustándolo en la vida y en las palabras de Jesús.

Al estupor de los discípulos, Jesús reacciona recordando que él ha bajado del cielo y aquí tendrá una muerte durísima, para después subir a donde estaba al principio, junto al Padre (v. 61-62).

Para entender a Jesús hay que dejarse llevar del Espíritu, él es quien da vida. Lo contrario, la carne, el egoísmo, nos cierran a la vida y a la belleza del espíritu (v.63).

Jesús se daba cuenta de la realidad. Sabía que había quienes no creían en él; incluso que uno lo iba a entregar. No todos eran capaces de aceptar su mensaje (v.64).

Es muy importante o, mejor, necesarísimo no cerrarse al Espiritu. Quien se cierra al Espíritu, permanece en la esfera de la carne, rechaza el don del Padre y no llega nunca hasta Jesús. Sólo el Espíritu da la vida. La vida con una felicidad interna grande, maravillosa (v.65).

Pero, como Jesús insiste en lo dicho, muchos discípulos se echaron atrás y dejaron de seguirlo (v.66). Jesús no renuncia a su línea aunque se quede solo. Por eso pregunta a los doce: "¿También vosotros queréis marcharos? (v.67)". Pedro contesta en representación de todos: "Tú tienes palabras que dan vida eterna (v.68)". Y es verdad. Es la experiencia de la primera comunidad cristiana. Pedro habla en nombre de todos. En plural: "¿A quién vamos a acudir? (v.68)".

Nosotros, con la primitiva comunidad cristiana, creemos firmemente y sabemos muy bien que Jesús es el Consagrado por Dios (v.69). Es la experiencia real, verdadera, y que da una vida del Espíritu a los que tenemos y conservamos la fe en Jesús.

La expresión "Consagrado por Dios" siginifica que en Jesús está la plenitud del Espíritu, todo el Espíritu, no cabe más Espíritu de Dios en él, por decirlo de alguna manera. Es la presencia de Dios en el mundo. Creerlo y vivirlo, o vivirlo y creerlo, llena al alma de una profunda paz y no se cambia por nada. Es la seguridad y la paz que da el Espíritu. Se ve con los ojos de la carne, pero en profundidad sólo con los ojos de la fe.

Práctica:
No te avergüences de la fe. Vívela y manifiéstala con sencillez y naturalidad.

lunes, 10 de agosto de 2009

Domingo XX del Tiempo Ordinario. 16/08/2009. Juan 6,51-58-

El evangelio de este domingo comienza con el versículo final del domingo anterior. Jesús, Dios entre nosostros, tiene ansiedad de darse al mundo,de entregarse a él, de ser pan que se come y nos da vida para siempre (v. 51).

Las palabras de Jesús ya no provocan una crítica, sino una disputa entre los mismos judíos que defendían la institución religiosa vigente. Para estos, el pan era la Ley, o sea una doctrina. Para Jesús, lo que dice es una realidad, debe ser comido para darnos vida. Juan, al escribir el evangelio de hoy, tiene en cuenta a su propia comunidad cristiana. En ella, se celebra la eucaristía, donde Jesús es comido.

Jesús da un paso más en su enseñanza. Por si quedan dudas, ya no dice: "El que come de este pan vivirá para siempre". Ahora, aclara que se trata de comer su carne y beber su sangre para adquirir la vida definitiva y resucitar el último día (v.v. 53-54).

"El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él (v.56)". Aceptar a Jesús y adherirse a él no es quedarse en lo externo. El no es simplemente un modelo a imitar. Asimilar a Jesús es interiorizarlo, es sintonizar con él. Su experiencia de amor se hace nuestra propia experiencia de amor. Por esta razón, nosotros habitamos en él y él habita en nosotros.

Y también ahora, Jesús da un paso más: "El Padre que vive me ha enviado y yo vivo por el Padre; del mismo modo el que me come vivirá por mí (v.57)". La misma vida interior de amor que existe entre Jesús y el Padre existe entre los discípulos y Jesús.

Retorna Jesús al tema del pan. El es el pan bajado del cielo. El auténtico pan, no como el maná. Al final de toda esta escena no se describe ninguna reacción de los judíos, lo que parece muy extraño. Es que el episodio está realmente dirigido a la comunidad de creyentes para dar sentido a la eucaristía. Como ya se dijo alguna vez, es propio del género literario llamado evangelio. En él, escenas de la comunidad cristiana se juntan a la misma vida de Jesús.

Práctica: recuerda este texto y si no comulgas con frecuencia, hazlo e interioriza cada vez más a Jesús.

martes, 4 de agosto de 2009

Domingo XIX del Tiempo Ordinario. 09/08/2009.Juan 6,41-51

Cuando el evangelista Juan menciona a los judíos, se refiere generalmente a los que apoyan el régimen religioso judío. Estos son los que critican a Jesús. Conocen su origen humano, conocen a sus padres. Vienen a decir que, siendo un hombre, está usurpando el puesto de Dios (v.v. 41-42).

Para adherirse a Jesús hay que dejarse llevar por el Padre. Jesús llama Padre a Dios. Pero, los judíos adictos al régimen religioso no creen en el amor que Dios tiene a los hombres. Por eso, parapetados en su teología, no saben ser dóciles a Dios, no aceptan a Jesús. Igualmente, algún saber de Dios o alguna teología católica no nos permite una experiencia evnagélica sino, más bien, una experiencia de sometimiento a la Ley, como la de los judíos. Los fariseos creían en la resurrección, pero como premio por cumplir la Ley. Y la Ley no hay quien la cumpla plenamente. Jesús resucitará a los que se adhieran a él (v. 44).

En el v. 45, Jesús menciona un texto profético (Is. 54,13)que se ponía en relación con Ir. 31,33s. Isaías dice: "Todos tus hijos serán discípulos del Señor". Jesús elimina de la frase la expresión "tus hijos" y dice: "Todos serán discípulos de Dios". "Tus hijos" serían los judíos, pero, en frase de Jesús, ahora todo el mundo podrá ser discípulo de Dios, que es Padre. La nueva comunidad cristiana no será continuación ni restauración de Israel, sino que estará abierta a todo el mundo.

Jesús tiene una experiencia inmediata de Dios. Es su Padre (v. 46). Y, por eso, puede afirmar que el que cree tiene vida eterna (v. 47).

Dice Jesús: "yo soy el pan de vida"(v.48). Para los judíos, el pan de vida era la Ley con todos sus mandamientos. Ahora, es Jesús el pan de vida. El da al hombre la vida para siempre.

Jesús, como pan del cielo, baja sin cesar para dar vida a los que se adhieren a él. Jesús es el pan de vida. Con ello, resume todo el pensamiento de esta pasaje, antes de decirnos cómo va a ser alimento.

En el v.51, leemos: "El pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo". La carne es una realidad humana. El Espíritu se manifiesta en las realidades humanas. Los dones divinos tienen su expresión en el hombre, y a través del don de la carne de Jesús, Dios quiere entrar en el campo de la experiencia humana.

Práctica:
Amando a Jesús, saber discrepar de la teología más o menos oficial que es predicada o enseñada.

lunes, 27 de julio de 2009

Domingo XVIII del Tiempo Ordinario. 02/08/2009. Juan 6,24-35

En el versículo 25 es la primera vez que la multitud habla con Jesús y le llaman Maestro. Reconocen que él puede enseñarles y quieren aprender de él. Le preguntan: "¿Desde cuándo has venido aquí?" Pero, Jesús no responde dierectamente a la pregunta. Indica que le buscan por haber comido hasta saciarse. Ellos olvidan que Jesús mismo les sirvió el pan con amor. No responden al amor, sino a los propios intereses de asegurar la comida.

Si, para los judíos, el alimento, el pan, significaba la Ley, Jesús les pide que no trabajen por el alimento que se acaba, sino por el que dura dando vida para siempre. Es el pan que él les va a dar ya que él es el Hombre y a él lo ha marcado el Padre, Dios, con su sello (v. 27).

El cambio que Jesús propone es un cambio radical. Es la adhesión a su persona viviendo el amor, la entrega en servicio a los demás. Esto es lo que Jesús manifiesta como trabajar por el alimento que da vida definitiva. En esto consiste la adhesión a su persona, reconociéndolo como el Hijo enviado por Dios para establecer el reino de los cielos, reino de amor.

En el v. 28 preguntan a Jesús: "¿Qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?". Los judíos estaban acostumbrados a que Dios dictase los mandamientos y las cosas que debían cumplir. Era la Ley, que tenían que observar. Todo era cumplir y cumplir. Puro cumplimiento. No conocían, como norma, el amor gratuito. Tenían que ganar a Dios a base de obras que poco tenín que ver con el amor.

Jesús responde a la pregunta que terminan de hacerle: "La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado" (v. 29).

La gente pide a Jesús que realice una obra espectacular, al igual que Moisés les dió a comer el pan del cielo, el maná.

Da la impresión que se nota aquí cierta controversia entre los judíos y la primera comunidad cristiana. Para los judíos, Moisés hizo grandes obras a través de la historia de Israel. Jesús, no. Pero Jesús es el verdadero pan del cielo; el maná, no. Dios Padre es quien nos envía el pan del cielo que va dando vida al mundo para siempre.

Los judíos le dicen a Jesús: "Señor, danos siempre de ese pan". Ahora, lo llaman Señor, ya creen en su palabra, pero no acaban de darle sus adhesión )v.34).

Jesús contesta que él es el pan de vida. Quien se acerca a él nunca pasará hambre y quien cree en él nunca tendrá sed. Los judíos ponían toda su perfección en el cumplimiento de la Ley y esto produce insatisfacción. No siempre se puede cumplir todo y, máxime, cuando los preceptos son muchísimos, como en el judaísmo. Sin embargo, Jesús no centra al hombre en la búsqueda de su propia perfección, sino en el don de sí mismo.

lunes, 20 de julio de 2009

Domingo XVII del Tiempo Ordinario. 26/07/2009. Juan 6,1-15.

El lago o mar que atraviesa hoy Jesús, tiene dos nombres: el de Galilea o el de Tiberíades. Galilea representaba el pueblo pobre al que Jerusalén despreciaba. Grandes propietarios que vivían en la corte de Herodes o en Jerusalén, eran los dueños de los inmensos latifundios de Galilea. De ahí, la importancia de indicar el nombre de Tiberíades como contraste. Esta era la capital de Galilea, residencia del rey Herodes Antipas y su corte.

A Jesús le seguía mucha gente porque habían visto los signos que hacía con los enfermos. La palabra griega para "enfermo" significa primeramente "débil" en general y el relato juega sobre esta doble equivalencia. Siguen a Jesús aunque no tengan necesidad de curación física.

Como recordaremos de la Transfiguración, el monte es el lugar donde habita Dios o se manifiesta su gloria. Allí se sienta Jesús con sus discípulos. Las vivencias de Dios se abren a estos.

Aunque estaba cerca la fiesta de Pascua y las multitudes debían estar camino de Jerusalén, sin embargo, liberadas de la fuerza dominante de la institución judía, siguen a Jesús. Él se da cuenta de la necesidad del pueblo y va a solucionarla, pero desea contar con la comunidad de discípulos con los que está junto a Dios, en el monte. Por eso, le dice a Felipe: "¿Con qué podríamos comprar...?" El plural "podríamos" representa, sin duda, a la comunidad. Jesús se incluye en la comunidad, está integrado en el grupo y todos deben pensar cómo solucionar el problema.

Para entender el v.7, téngase en cuenta que un denario era el jornal diario de un obrero. Con doscientos denarios no hay, ni con mucho, para dar de comer a cinco mil hombres, piensa Felipe. Se queda en el pasado y no concibe que en comunidad y con amor se pueden realizar muchas cosas.

En el v.8, entra en escena Andrés que hace oír su voz. Va a tratar de solucionar el problema aunque vea dificultades. Quiere mostrar su amor repartiendo lo que hay, pero ve que no alcanzará. El muchacho que tiene los panes y los peces está con los discípulos, es uno de ellos. Es de la comunidad de seguidores de Jesús. La representa y pone sus recursos, aunque pocos, a disposición de la multitud que los necesita. Es la actitud que deben tener los que pertenecen a la comunidad de Jesús. Los números cinco y dos (cinco panes y dos peces) suman siete que significa totalidad para los judíos. Todo lo que tiene la comunidad se pone a disposición de los necesitados.

Jesús pide que la gente se recueste. Comer recostado, en vez de sentado, era propio de los hombres libres, no de los esclavos. Los que pertenecen a Jesús son libres. Y, añade el texto, había mucha hierba. Esta es símbolo de la fecundidad propia del tiempo mesiánico. La multitud eran unos cinco mil. El número cincuenta se ponía en relación con el Espíritu de Dios, y con los profetas. Cinco mil es múltiplo de cincuenta. Cincuenta representa al hombre de carne que ha pasado a ser hombre espíritu.

Jesús pronuncia la acción de gracias porque todo es de Dios y nos lo da para que todos podamos disfrutarlo. Esto va en contra de la economía de latiundios de Galilea. Jesús mismo se pone a servir a todos. Es la actitud de servicio.

Sobraron doce cestos de pan. Sobró pan simbólicammente para las doce tribus de Israel. Con un buen reparto que terminase con los grandes latifundios de Galilea, habría comida para todos y se saldría de la pobreza.

Al ver la señal que Jesús había realizado, lo reconocen como el Profeta esperado. Es una alusión a 2 Reyes 4,42-44, una multiplicación de panes realizada por el profeta Eliseo. La abundancia de los tiempos mesiánicos la ven realizada en el gran profeta Jesús.

Práctica:
Propagar la doctrina social católica entre líderes sindicales. Estudiar la última encíclica social de Benedicto XVI.

lunes, 13 de julio de 2009

Domingo XVI del Tiempo Ordinario. 19/07/2009. Marcos 6,30-34

El misal comienza hoy afirmando que "los apóstoles se reunieron con Jesús". Parece que no, pero si mejoramos la traducción del griego y escribimos: "los enviados se congregaron con Jesús", el significado es muy distinto.

En Marcos, la palabra apóstol no tiene un sentido técnico, no es un título. Los Doce apóstoles no son los que van a mandar en la comunidad cristiana. Son los discípulos que representan a las Doce tribus del Israel antiguo, pero formando el nuevo Israel universal del reino de Dios, donde no existe la superioridad del judaísmo. Por esta razón, la palabra griega "apostoloi" debe traducirse por su significado original de "enviados", y no por "apóstoles". Además, el original pide traducir "se congregaron" en vez de "se reunieron". La correspondiente palabra griega indica que los que se reunen con Jesús tienen la mentalidad de la sinagoga, es decir, la ideología del judaísmo. Por esto, la enseñanza de los Doce no tiene la autoridad de Jesús, no está avalada por el Espíritu; es xenófoba, desprecia otras culturas, otras formas de pensamiento.

Que los discípulos vayan con Jesús, ellos solos aparte, es una expresión que en Marcos es técnica para señalar la incomprensión de los discípulos.

Jesús los lleva a un lugar tranquilo. De nuevo falla la traducción del misal. Se trata de un lugar despoblado, figura de donde se rompe con los valores de la sociedad judía. Jesús quiere que abandonen la cerrazón al mensaje universalista. Son esclavos de una ideología. No tenían tiempo ni para comer. En el lenguaje de la época, el pan, el comer, podía significar la enseñánza, la instrucción. Los Doce no tienen tiempo ni para escuchar a Jesús y asimilar sus enseñanzas.

Como ya se dijo otro domingo, una barca representa una comunidad, en este caso, la comunidad de los Doce. Sin duda, los sigue mucha gente porque los Doce hablan de una reforma del judaísmo y no entienden el universalismo de Jesús. Los que siguen a los discípulos no son gente de las aldeas, como dice el misal. Son de los pueblos, núcleos de población más importantes, donde había sinagogas. Por eso, esta gente representa la enseñanza oficial judía y no el universalismo de Jesús.

Es tanta la multitud, que Jesús no puede instruir a solas a los Doce. Se conmueve y se pone a enseñar a la multitutd. La ve como ovejas sin pastor. Marcos denuncia la conducta de los pastores de Israel. Aunque los Doce se han presentado como los guías del pueblo, este sigue muy mal orientado porque piensan en una reforma nacionalista, propuesta por los Doce, que aún no captaron el universalismo de Jesús. Este, ahora, tiene que contrarrestar el mensaje de los Doce que tanta expectativa popular suscita. Jesús no puede andar con rodeos. Pero orientar a la gente o la masa ideologizada es muy difícil. Ante la enseñanza de Jesús, la multitud no reacciona. Jesús no halaga el nacionalismo ni la simple reforma. Su enseñanza es la del reino de Dios universalista.

Aplicación:
Es muy importante captar la esencia del evangelio capaz de introducirse en todas las culturas, respetándolas y transformándolas el Espíritu hacia una hermandad universal. Dios y su proyecto en todas las tradiciones culturales. Por eso, dentro de la Iglesia se ha de respetar una libertad de pensamiento, en línea con el Vaticano II.

miércoles, 8 de julio de 2009

Domingo XV del Tiempo Ordinario. 12/07/2009. Marcos 6,7-13

Un planteamiento pedagógico es la temática de este evangelio. Jesús crecía no sólo en edad, sino también en sabiduría. Necesita ir renovando los métodos de enseñanza a los Doce, para que lleguen a comprender todo lo relacionado con el reino de Dios. Jesús, en principio, es un fracasado pedagógicamente y no acierta, como nos sucede a nosotros, con las catequesis de primera comunión y confirmación. La juventud abandona sus prácticas religiosas. La verdad es que son muchos los demonios que debe expulsar Jesús. Si los poseídos por demonios son, en Marcos, personas dominadas por ideologías, estas son muy difíciles de vencer: se apoderan totalmente del razonamiento de las personas.

El grupo de los Doce representa al Israel mesiánico, no es un grupo para gobernar. Este grupo debe proclamar el nuevo mensaje y no acaba de entenderlo. Manifiestan una profunda incomprensión de las parábolas. No saben lo que es la adhesión profunda a Jesús. Están tan imbuídos de la superioridad judía que no aceptan la idea de la universalidad del reinado de Dios.

Jesús constituyó el grupo de los Doce (3.13-15) para que se adhieran plenamente a él y proclamen su mensaje universalista. Pero no ha obtenido resultados. Ahora va a ensayar otro método.

En el versículo 7, Marcos usa el presente histórico (convoca en vez de convocó). "Los fue enviando", es decir, los envió poco a poco, no a todos juntos. Marcos ve ese envío como actual en su propia época. Los envía de dos en dos, afirmando la igualdad y no la subordinación, a la vez que la solidaridad. Obsérvese qu no les manda predicar el mensaje, ni les da autoridad para expulsar los demonios que existan en los demás. Simplemente, les da autoridad sobre los propios espíritus inmundos. En efecto, los Doce son portadores de un mal espíritu que consiste en creer que los judíos son superiores a los pueblos paganos y que estos, ante Dios, son de segundo, tercer o cuarto rango. Los Doce necesitan despojarse de esta ideología o espíritu inmundo y, para ello, tienen poder si quieren utilizarlo. Tienen muy cerca la tierra de paganos, al otro lado del mar o lago. Además, en Galilea, existe una población mezclada de judíos y paganos.

Jesús desea que los Doce se pongan en contacto con otras culturas, con diferentes formas de pensamiento, y que aprendan a respetar, a comprender, a colaborar. Han de aprender la apertura de espíritu -abrirse a otros espíritus- y no aferrarse a una ideología que desprecia a los que no piensan igual.

Jesús ordena (da órdenes) que no lleven nada para el camino. Van a depender de los demás. Van a experimentar la solidaridad. Para predicar la igualdad y la solidaridad es necesario vivirlas antes. No pueden llevar alforjas para las limosnas, ni la calderilla que llevarían los pobres. Deben aprender a tener confianza en la gente. Llevarán sólo lo que sirve para caminar: cayado, sandalias y una sóla túnica. En una palabra, deben abandonar la superioridad judía y comprender otras culturas.

Todas las culturas deben saber dialogar unas con otras. Cuando esto no es posible, Jesús autoriza a sacudir el polvo de las sandalias como gesto de denuncia pública. Todos deben saber dialogar.

Sin embargo, los Doce hacen todo lo contrario a lo mandado por Jesús: predican la enmienda, expulsan demonios y curan con unturas de aceite. Dan la impresión de que sólo se dedicaron a los judíos y no chocaron con mentalidades distintas. Si se hubieran dedicado también a los paganos, los judíos se habrían opuesto por su propia mentalidad.

¿Puede ser este pasaje una crítica a los judaizantes del tiempo de Marcos en su trato con los paganos? Es posible.

Aplicación:
Aprendamos a tratar con personas de otra forma de pensar y aprovechemos lo que veamos positivo, sin imponer nuestros propios valores pero, a la vez, sin claudicar de ellos.

martes, 30 de junio de 2009

Domingo XIV del Tiempo Ordinario. 05/07/2009. Marcos, 6,1-6

No me cansaré de repetir que, para entender la explicación, es necesario leer atentamente el texto y, si es posible, tenerlo delante.

Jesús fue a su pueblo en compañía de sus discípulos; es decir, fue a Nazaret, en Galilea. Llevaba allí algunos días y, cuando llegó el día de precepto, el sábado, se puso a enseñar en la sinagoga. En los días anteriores, no aparece ninguna reacción de la gente ante la presencia de Jesús. Es necesario que llegue el "día de precepto". Marcos, en el original griego escribe "día de precepto", mientras que el misal traduce "sábado". Es verdad que parece ser lo mismo, pero si Marcos pone "día de precepto" en vez de "sábado" es, sin duda, para hacer ver que es gente sometida al sistema religioso, a su fuerza de ley. No están en la religión porque aman a Dios y al hermano. Es por fanatismo religioso.

Al oirlo hablar, la gente reacciona contra Jesús. Lo que enseña no se reconoce como un saber inspirado por Dios. No es el saber que se enseña en las predicaciones del culto. No es lo que se enseña en las escuelas rabínicas, a las que Jesús no asistió. Es algo sospechoso.

Sus paisanos, además de preguntarse por sus conocimientos, se preguntan sobre "qué fuerzas son esas que le salen de las manos". El misal escribe "milagros" en vez de seguir el original griego que habla de "fuerzas". El pueblo expresa que Jesús no actúa por sí mismo y que esas fuerzas que le salen de las manos son de alguien que actúa por medio de él. Ellos hablan de Jesús, pero no pronuncian su nombre porque lo desprecian.

Y siguen afirmando para manifestar desprecio: "¿No es éste el carpintero, el hijo de María, el hermano de Santiago y José y Judas y Simón? ¿Y, no están sus hermanas aquí con nosotros?". Son argumentos para neutralizar la impresión causada por su predicación. El que por toda Galilea actúa como maestro y taumaturgo, en su tierra es sólo un vulgar carpintero. Este término de carpintero tiene un significado más extenso que en castellano. Incluye, además de lo específico de carpintero, las funciones de albañil, artesano, herrador. De esa persona se echaba mano para muchas necesidades. Era un "manitas". Pero, para predicar, para enseñar era un "don nadie". Jesús no asistió a ninguna escuela que lo haya capacitado para enseñar.

Para mencionar a los hermanos de Jesús, Marcos emplea una palabra griega que, normalmente, significa hermano en sentido estricto, no primo ni pariente. La postura más común de los expertos es que se trata de verdaderos hermanos y hermanas de Jesús. Meier, el investigador católico de mayor prestigio en estos momentos, afirma que "la opinión más probable es que los hermanos y hermanas de Jesús lo fueran realmente". No se dice el nombre de las hermanas quizá por la poca importancia que se les daba a las mujeres.

Dice este evangelio que Jesús es el hijo de María. No era costumbre, entre los judíos, llamar a una persona como la hija de su madre, aunque su padre hubiera muerto ya, a no ser como insulto. A Jesús, por lo tanto, lo insultan.

Anteriormente, Jesús, en la sinagoga de Cafarnaún, (Mc. 1,21b-28), vió reconocida su autoridad con el consiguiente descrédito de la enseñanza oficial de los letrados. Pero, después de la campaña difamatoria hecha por lo letrados de Jerusalén (3,22), la gente acepta la autoridad del sistema opresor y rechazan a Jesús por miedo.

Termina el evangelio de hoy afirmando que Jesús recorría las aldeas de alrededor, enseñando. En Marcos, las aldeas son comunidades judías que viviían al margen de la institución religiosa.

Práctica:
Atrévete a criticar a la misma institución eclesiástica, pero sin perder de vista el evangelio de Jesús. Para ello, procura prepararte.

lunes, 22 de junio de 2009

Domingo XIII del Tiempo Ordinario. 28/06/2009. Marcos 5,21-24, 35-43

Como siempre, no se olvide de leer antes el evangelio de hoy.

Es posible que el hecho milagroso de la resurrección de la hija del jefe de la sinagoga, Jairo, sea un hecho histórico, pero en el relato se manifiesta la intencionalidad de describir una situación frecuente en Galilea y en todo el país judío. Se trata de que, a menudo, la institución mata al hombre mientras que a Jesús lo que le interesa no es la institución, sino el bien del hombre. Jesús busca sacar a la persona de la muerte producida por la institución y resucitarla a una nueva vida.

Veamos. Jesús ha sido excomulgado por los letrados de Jerusalén (Mc. 3,22) y, sin embargo, la multitud acude a él, mostrando un desacuerdo con la jerarquía religiosa. Pero, a pesar de ello, la gente no percibe la novedad del mensaje de Jesús. Piensan que es un reformador de la institución y con ello se dan por satisfechos. No hay una plena adhesión a Jesús. Sin embargo, hoy se da un hecho significativo: el que es jefe de la institución religiosa local y de la comuniad de la sinagoga se echa a los pies del rechazado por la institución. ¡El jefe de la sinagoga, Jairo, a los pies de Jesús!.

Jairo, al acudir a un excomulgado, salta fuertes condicionamientos religiosos y sociales con tal de conseguir la salvación de su hija: que se cure y viva. Además, Marcos, en el original griego para este pasaje, usa presentes históricos (llega, cae a sus pies, le ruega, en vez de llegó, cayó a sus pies, le rogó). Debe corregirse la traducción del misal. El presente histórico da más fuerza al relato y lo presenta como algo actual. Esto, junto con la ausencia del nombre de la ciudad, hacen que las figuras de Jairo y su hija deban tomarse como prototipos de una situación que se repite.

Comunican al jefe de la sinagoga que su hija ya ha muerto y que, por lo tanto, ya no hace falta molestar al maestro. Piensan que, en esa situación, ya no se puede esperar nada, ni siquiera de Jesús. Pero, éste dice al jefe de la sinagoga: "No temas, basta que tengas fe", y sólo dejó que lo acompañaran Pedro, Santiago y Juan. Esto tiene un significado, pues ¿quién para a la gran multitud que sigue a Jesús?. Los tres apóstoles son muy refractarios a la profundidad del mensaje del Señor, como lo muestran sus propios motes. A Pedro se le llama piedra (duro, obstinado) y los otros dos son los "truenos", los autoritarios. Puede ser que Jesús quiere mostrarles que el reino de Dios conlleva la discontinuidad con el pasado, con una institución del pasado, caduca y opresora. Jesús se va a presentar cono el nuevo esposo que trae una nueva alianza.

Cada vez que se habla de muerte aparece la denominación "el jefe de la sinagoga". Según el relato, lo único que destaca en la casa es un gran alboroto. En aquel sistema religioso no hay consuelo para el dolor.

Hay muchos detalles en este relato que nos hacen ver que Marcos usa en él un lenguaje figurado. Jesús dice que la chiquilla está durmiendo. En el Cantar de los Cantares (5,2) aparece el único pasaje en que el dormir de la esposa está en relación con la voz del esposo. Además, Jesús lleva consigo al padre de la chiquilla, a la madre y a los tres acompañantes. El padre y la madre han de entregar a la esposa. Los discípulos son los amigos del esposo que lo acompañan y hacen de testigos. Aprovechando el simbolismo nupcial de los profetas, se anuncia la instauración de una nueva alianza. Jesús toca a la muerta contra la severísima prohibición de la ley. Según ella, Jesús debe quedar impuro por siete días, pero, para él, el único criterio para juzgar de lo bueno y lo malo es el bien del hombre.

Cuando Marcos pone en boca de Jesús palabras en arameo (aquí, "Talitha qumi") quiere decir que hay una relación con el pueblo judío. La niña es, por tanto, representativa del pueblo judío opirimido por la institución. Pero, ahora, Jesús ya no la llama chiquilla, sino muchacha, es decir, jovencita casadera, anunciando vida y fecundidad. La muchacha tiene doce años, que era la edad para los esponsales de una joven. Es, pues, el anuncio de una nueva alianza y aquí está el sentido profundo del texto. Es tal la opresión que la institución religiosa ejerce sobre el pueblo judío, que éste puede considerarse muerto o con lo mínimo de vitalidad. Se impone dejar la antigua alianza y entrar en la nueva, que se funda en la adhesión a Jesús.

Jesús advierte de que no digan nada a nadie. Pero sería imposible que no se enterara la gente. Es una incongruencia enorme, por lo que hemos de pensar en que, por encima del sentido literal e histórico, existe un sentido más profundo. Este pueblo judío está infantilizado y si se hace pública su adhesión a Jesús no podria resistir la opresión del sistema. Habrá que ayudar a este pueblo, habrá que darle de comer como a la muchacha. Es labor de los predicadores y de que el mismno Papa no sea dominado por la curia vaticana, con la que no pudo Pablo VI. Nos referimos a la nueva alianza traída por Jesús.

miércoles, 17 de junio de 2009

Domingo XII del Tiempo Ordinario. 21/06/2009. Marcos 4, 35-40

En el evangelio de hoy, un grave problema, existente en la primitiva iglesia, se traslada a la propia vida terrena de Jesús, como sucedido en ella. Facetas de la historia de los primeros cristianos se relatan con Jesús como protagonista. Ello es característico del género literario llamado "evangelio". Para comprenderlo, en este evangelio, es necesario corregir algo la traducción española del misal, aunque parezca ser lo mismo. El relato evangélico de hoy debería comenzar así: "Aquel día, caída la tarde". Para Marcos, "aquel día" es el de la muerte - resurrección - exaltación de Jesús.

Cruzar al otro lado del mar es salir del territorio judío y adentrase en tierras paganas. Cruzando el mar de Galilea entramos en el territorio pagano de la Decápolis. Pero lo cruzan "aquel día", es decir, después de la muerte de Jesús, lo que nos sitúa en la vida de la primitiva iglesia. Y los que cruzan el mar con Jesús, para evangelizar a los paganos, no siempre comprenden el por qué hay que hacerlo. Son judíos y, para ellos, los paganos no tienen derecho a una plena salvación. Como no lo comprenden, por eso Marcos añade la expresión "al atardecer" (v. 35) que siempre connota la ausencia de luz, figura de la incomprensión de los que acompañan a Jesús.

A Jesús lo llevan en barca, como estaba; pero otras barcas lo seguían. En la literatura antigua, una barca representa una comunidad. A Jesús lo siguen varias comunidades (barcas). Pero hay una barca o comunidad que se lo lleva. El verbo llevar, en Marcos, significa tomar consigo a una persona con exclusión de los demás: arrebatarla para sí, monopolizarla. En este caso, parece que existen dos grupos: la comunidad o barca que arrebata a Jesús, llevándolo, y otras comunidades o barcas que también lo siguen. Los exégetas coinciden en afirmar que la primera barca es la de los cristianos de tendencia judaizante que quieren adueñarse de Jesús. Los miembros de las otras comunidades o barcas no tienen la ideología o pensamiento judío y son dejados a un lado, pero siguen a Jesús porque "estaban con él".

Estalla la tempestad. Esta reproduce, a su modo, el episodio de Jonás en la nave (Jonás, 1). Véase. Jonás, enviado a un pueblo pagano, rechaza el mandato divino y, como consecuencia, se produce una tempestad que pone en peligro la vida de todos. Jonás dormía, como ahora Jesús. Pero Jonás reconoce su culpa y los discípulos judaizantes, que son los que llevan a Jesús en la barca, no la reconocen.

Jesús habla al viento y al mar como si fueran seres personales. Para los fariseos, el valor supremo era la institución, no el hombre. Los discipulos que llevan a Jesús en la barca piensan de la misma manera; son judaizantes y buscan la gloria de Israel, no el reino de Dios que desea Jesús. En esa barca es donde se nota la tempestad, en las otras no. Los que van en la barca de Jesús no tienen gran fe. No saben ver los signos de los tiempos de los que nos habla el Vaticano II. No tienen la suficiente fe para captar los valores evangélicos que pueden aparecer en otra mentalidad tan distinta, como la que nos presenta el mundo de hoy.

Práctica:
Muchas parroquias están dominadas por grupos más o menos (o muy) conservadores y no son capaces de admitir grupos cristianos, de una fe grande, pero con una mentalidad más abierta a los signos de los tiempos. El diálogo entre todos ellos no se quiere admitir. Prevalece la institución, la curia vaticana, y por muchas medidas conservadoras que se adopten la descristianización avanzará. La tempestad está ahí. ¡¡¡Qué esperáis hombres de poca fe!!!

martes, 9 de junio de 2009

Domingo del Cuerpo y Sangre de Cristo. 14/06/2009.Marcos 14,12-16, 22-26

Después del suceso en el templo, en el que Marcos dice que Jesús derribó las mesas de cambistas y vendedores, este sabe que sus horas están contadas. De ello se encargarán el sumo sacerdote, los demás sacerdotes y los soldados y policía romana. Era una actuación demasiado subversiva y Jesús debía ser eliminado. Pero él no piensa en ocultarse. Es más, organiza una cena de despedida con sus amigos y amigas. Dándose cuenta de lo inmediato de su muerte, va a compartir con ellos la confianza total en su Padre Dios.

Para Marcos, Mateo y Lucas, esta cena es la de la Pascua judía. Sin embargo, el evangelio de Juan dice que Jesús fue crucificado la víspera de Pascua y, por tanto, esta cena de Jesús tuvo que ser antes. Además, Pablo no habla para nada de una cena pascual. Hoy, generalmente, los investigadores no afirman que la última cena de Jesús haya sido una cena pascual judía. Sea como fuere, nadie duda de la historicidad de esta última cena de Jesús. Las diferencias entre un relato y otro se deben a que, en cada una de las comunidades cristianas primitivas, pueden recordarla y celebrarla con textos litúrgicos diferentes, según su deseo y memoria.

Conforme al evangelio de hoy, en esta cena todos estuvieron recostados en divanes, como se acostumbraba en las celebraciones, para tener una sobremesa tranquila. Cuando se habla de los discípulos, no podemos excluir la presencia además de los Doce, de otros discípulos y discípulas que vinieron con él, juntos, en peregrinación. Debió de ser maravillosa esta última cena, viviendo el profundo amor de Jesús al Padre, echándose en sus brazos ante la negrura y oscuridad de la muerte que sabe le espera. ¡De qué cosas tan sublimes hablarían! ¿Cómo sería aquella sobremesa, que seguro que estuvo animada por la paz interior y la serenidad que Jesús habrá sabido imponer para no amargarles la fiesta, aunque la situación era sumamente grave?

Siguiendo la costumbre judía, al empezar la comida, Jesús se pone de pie, coge en sus manos pan y, en nombre de todos, bendice a Dios, a lo que todos responden "amén". Luego rompe el pan y da un trozo a cada uno. En varias ocasiones hizo Jesús esto mismo, sin lugar a duda. Esta costumbre significa que Jesús les hace llegar la bendición de Dios. ¡Cómo debía impresionar cuando comía con recaudadores, pecadores y prostitutas! Al recibir el pan, se sentían unidos entre sí y con Dios. Pero, esta vez Jesús añade: "Esto es mi cuerpo". Entre los judíos, el cuerpo es la persona y, por eso, es como si dijera: "Yo soy este pan".

Para el final de un banquete o comida, según se acostumbraba, el que preside la mesa, coge con su mano derecha una copa de vino y, manteniéndola a un palmo sobre la mesa, pronuncia sobre ella una acción de gracias y todos responden "amén". El presidente inicia el beber y le siguen los demás, cada uno con su propia copa. Pero Jesús, esta noche, lo realiza de manera distinta. Invita a sus discípulos y discípulas a que todos beban de su misma copa. Les dice: "Esta es mi sangre..."

La última cena de Jesús es una gran acción sacramental.


Práctica:
En nuestras celebraciones eucarísticas vivamos el amor que Dios nos tiene y, a pesar de nuestros pecados y miserias, sintámonos unidos a Él y dispuestos a vernos todos como hermanos, ayudándonos unos a otros.

 
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