miércoles, 24 de julio de 2019

XVII Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 28/07/2019. Lucas 11, 1-13

   Las lecturas de la misa de este domingo nos hablan del gran valor de la oración. La oración es el primero y principal instrumento que tenemos en nuestras manos para trabajar y extender el reino de Cristo.

   La frase que propongo para memorizar puede ser: "Hemos resucitado con él (con Cristo) por la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos". Es de la segunda lectura.

   El libro del Génesis es el primero de la Biblia y del grupo del Pentateuco. Gen. 18,20-32 contiene la primera lectura de hoy. Nos recuerda el gran valor de la oración, por los demás en el orden espiritual. Cuando Abrahán ve que el Señor va a destruir a Sodoma y Gomorra por sus pecados, acude en defensa de las personas justas que allí pueda haber. Abrahán va reduciendo el número de justos y pregunta al Señor: ¿Y si sólo hay diez? No los destruiré dice el Señor, en atención a ellos. No se necesita más para saber el gran valor espiritual que tiene el pedir de verdad por la salvación de los demás.

   Colosenses (2, 12-14) hacen la segunda lectura. Se concentra en que hemos resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios. La fe en la resurrección de Cristo nos hace resucitar a nosotros en verdad, pues llevamos la semilla dentro de nosotros.

   En la lectura evangélica, Jesús nos enseña a orar. Lo primero que debemos decir es llamar Padre a Dios, es dejar sitio a Dios, él es lo primero, lo principal. Permitamos que manifieste su santidad en nosotros. Correspondamos acordándonos de Dios con el pensamiento muchas veces al día. Digámosle que lo amamos. Comprometámonos a trabajar en su reino, en la iglesia, que somos todos. Todo se incluye en la oración del Padre nuestro que se expresa en este evangelio. Pedimos el perdón de nuestros pecados, con sinceridad. Y confiamos en que quedamos perdonados porque nosotros también sabemos perdonar. Esto último es algo que a menudo, olvidamos los católicos porque atribuimos el perdón al momento de la confesión de los pecados ante un sacerdote.

   Dios tampoco se olvida del pan cotidiano cuando se lo pedimos. Es la gran obra de la Iglesia. Cáritas nos soluciona las comidas y, algunas monjitas, el desayuno. Lo hacen movidos por la fe en Dios, en Jesús de Nazaret. El es quien nos inspira tantas y tan buenas acciones.

   La última enseñanza del evangelio de hoy es maravillosa. Dice Jesús: "Si vosotros sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden? Es como el resumen de todo. El Espíritu Santo lo incluye todo. En el evangelio de Lucas, el Espíritu Santo adquiere una gran importancia. Se da a todos los creyentes de forma duradera y actúa en la predicación.

   Compromiso:
   Contesta: ¿Has experimentado el Espíritu Santo en ti?

 
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