miércoles, 8 de enero de 2014

Fiesta del Bautismo del Señor. Ciclo A. 12/1/2014. Mateo 3,13-17

   Hoy terminamos el tiempo de Navidad. La primera lectura es de Isaías 42,1-4.6-7. La tradición cristiana ha identificado al personaje central de este pasaje con Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre. Como tantas veces, a Dios se le llama el Señor en el Antiguo Testamento. Cuando, en el Nuevo Testamento, a Jesús se le dice el Señor ¿qué te parece que quiere expresarse con ello?

   Dios pone su espíritu sobre el personaje central de la lectura y lo hace alianza y luz de las naciones. Así que Jesús es señal de la alianza de Dios con nosotros. Dios nos ama y Jesús es luz de todos.

   Del libro de los Hechos se toma la segunda lectura (10,34-38). Lo esencial de ella es que Dios no hace distinción entre judíos y paganos, con tal de que lo amemos y practiquemos la justicia.

   En el evangelio se recuerda el bautismo de Jesús, que se presenta en la cola de pecadores, que esperan ser bautizados por Juan. Sin embargo, el Padre sale a su favor, en su alabanza y recomendación. Jesús no tiene pecados de los que deba arrepentirse.

   El bautismo de Juan llamaba al arrepentimiento buscando una sociedad más justa y de más cercanía a Dios. Después de un tira y afloja, Juan accede a bautizar a Jesús. Será un testimonio del cambio que Jesús quiere para toda la sociedad. El se compromte a hablar de ello. A hablar del amor al prójimo como inseparable del amor a Dios.

   Cuando Juan termina de bautizar a Jesús, este sale del agua y se abren los cielos, bajando el Espíritu de Dios en forma de paloma. Esta es una forma metafórica de hablar. Como la paloma que va por las alturas baja llena de amor hacia su nido, así el Espíritu  de Dios se posa en Jesús con plenitud de amor. Jesús está lleno de la plenitud de Dios. No en vano es Dios presente entre los hombres.

   Y una voz del cielo afirma: "Este es mi Hijo el amado, mi predilecto".

   Jesús ha quedado definido para toda su vida. El, por nosotros, fue hecho pecado. El es manifestación de como va a luchar contra el pecado y las injusticias. Y empieza su etapa evangelizadora marcada por una gran alegría.

   El Espíritu que baja sobre Jesús bajará también sobre nosotros, pues nos lo envía él mismo. La fé está basada en un contacto personal con Cristo, promovido por el Espíritu. Si no somos conscientes de este contacto con Cristo, si no lo vivimos, es imposible que podamos llevar a cabo la nueva evangelización. Si el Espíritu está en Jesús como en su nido de amor, así también, en cada uno de nosotros, debe encontrar nuevos "nidos de amor" donde se viva con fuerza ese gran amor. Y si es así, nuestro inflamado corazón no sentirá descanso hasta que esa llama de fuego no se transmita a otros corazones.

   Ese contacto personal con Cristo, que da origen a nuestra fe y nos convierte en nido de amor del Espíritu, es la base fundamental de la nueva evangelización. Cultivémoslo con una vida interior adecuada y salgamos a evangelizar.

   Compromiso:
   Saber exteriorizar lo que hay en mí, de experiencia del Espíritu divino que en mí habita.

 
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