lunes, 27 de diciembre de 2010
II Domingo después de Navidad. 02/01/2011. Ciclo A. Juan, 1,1-18.
lunes, 20 de diciembre de 2010
La Sagrada Familia. 26/12/2010. Mateo, 2,13-15,19-23.
Vemos hoy que, por temor a que el rey Herodes mate al niño Jesús, José obedece al ángel que lo avisa en sueños y, cogiendo al niño y a su madre, huye a Egipto y allí permanece hasta que lo avisa de nuevo el ángel para que vuelva a Israel, una vez muerto Herodes.
Los primeros cristianos tienen muy viva la conciencia de que Dios orienta los grandes rasgos de la historia y que, por lo mismo, Cristo había estado presente a lo largo de la misma historia de Israel. Es algo parecido a lo que experimentan muchos cristianos que tienen una viva fe religiosa. Pueden tener sus más o menos grandes problemas en la vida, pero siempre terminan diciendo que han experimentado la mano de Dios en medio de las dificultades. Como afirmaba una mujer sencilla, pero de gran fe: "Diosito nunca nos abandona".
También el evangelista Mateo ve que Dios está metido detrás de la historia y, tan es así, que ya ve predicha la marcha de Jesús a Egipto unos 750 años antes de Jesucristo. Por eso cita al profeta Oseas cuando dice "de Egipto llamé a mi hijo" (Oseas, capítulo 11, versículo 1). Oseas se refiere a Moisés y, por extensión, al pueblo de Israel al cual Moisés liberó de la esclavitud en Egipto. Como Moisés liberó de la esclavitud a su pueblo, así Jesús nos libera de la esclavitud del pecado. La mayoría de los eruditos dudan que sea histórica la estancia de Jesús en Egipto. Sería, más bien, un género literario usado por el evangelista Mateo para explicar, con la mentalidad de aquella época, el verdadero significado de Jesús.
En las navidades, es aquí donde debemos ahondar ¿Qué significa Jesús? Jesús es nuestra auténtica liberación. El nos hace descubrir el gran amor que Dios nos tiene. El nos libera del temor del pecado. Aunque somos pecadores, por la fe en Cristo nos volvemos, una y otra vez, hacia Dios, que nos llena de su inmenso amor. No nos condena. Nos ama sin límites. Esto significa que Jesús nos liberó de la esclavitud del pecado. Según la forma de pensar de los israelitas, nos liberó de la esclavitud de Egipto.
Y dice el evangelio de hoy, que José cogió al niño y a su madre y volvió a Israel. Por temor a Arquelao, sucesor de su padre Herodes, no se queda allí y se establece en un pueblo llamado Nazaret, perteneciente a Galilea. No olvidemos que el evangelio de hoy se desarrolla todo él en familia.
Compromiso:
Acostúmbrate a ver a Dios en la historia y, sobre todo, en la historia de tu vida.
lunes, 13 de diciembre de 2010
Domingo IV de Adviento. 19/12/2010. Mateo, 1,18-24.
martes, 7 de diciembre de 2010
Domingo III de Adviento. 12/12/2010. Mateo, 11,2-11
lunes, 29 de noviembre de 2010
Domingo II de Adviento. 05/12/2010. Mateo, 3,1-12
El bautismo o inmersión en el agua era un rito muy común en la cultura judía. Significaba la muerte a un pasado que quedaba, simbólicamente, sepultado en el agua para empezar una vida más cercana al prójimo y a Dios. El pasado de injusticia queda sepultado. El bautismo también se utilizaba en lo civil para significar la emancipación de un esclavo.
Dice Juan en este evangelio que "ya toca el hacha la base de los árboles, y el árbol que no da buen fruto será talado y echado al fuego". Es decir, ha llegado el momento de arrepentirse que para muchos parece que nunca llega. Y, dice Juan que, detrás de él, viene uno que bautiza con Espíritu Santo y fuego. Cuando nos inunda el Espíritu Santo, nos llenamos de dinamita y fuego. Fuego divino que nos hace amar al prójimo y abrazarnos a Dios con una fuerza inenarrable. Este es el significado del bautismo cristiano. Bautismo que, bien cultivado, es capaz de llevarnos a la santidad heróica de una Teresa de Calcuta o, al menos, a una entrega significativa al prójimo y a Dios. Dos amores inseparables si son amores de verdad.
martes, 23 de noviembre de 2010
Domingo I de Adviento. 28/11/2010. Mateo, 24,37-44.
Compromiso:
Reaccionar de forma parecida a la de un joven hace unos días: ¿váis contra la religión? ¡¡¡pues ahora yo vuelvo a ir a misa!!!
miércoles, 17 de noviembre de 2010
Domingo de Jesucristo Rey. 21/11/2010. Lucas, 23,35-43.
jueves, 11 de noviembre de 2010
Domingo XXXIII del tiempo ordinario. 14/11/2010. Lucas, 21,5-19.
jueves, 4 de noviembre de 2010
Domingo XXXII del tiempo ordinario. 07/11/2010. Lucas 20,27-38.
Unos saduceos, que negaban la resurrección, pero tenían la obligación de casarse con la mujer de su hermano cuando este moría sin hijos, le dicen a Jesús: "Si de siete hermanos muere el único casado, otro hermano debe casarse con la viuda. Pero, van muriendo los siete hermanos que dejan a la misma mujer viuda siete veces". Y le preguntan: "¿Cuando llegue la resurrección, de cual de ellos será la mujer?"
Los saduceos, hombres religiosos, no entienden lo de la resurrección de los muertos, y Jesús les va a contestar aprovechando su fe religiosa y sus propias convicciones espirituales. Les dice que los resucitados, ante el Señor, son como ángeles, no se casan. Son hijos de Dios porque participan de la resurrección. Y, por si quieren seguir negando la resurrección, Jesús remata diciéndoles: "Que resucitan los muertos, el mismo Moisés lo indica en la aparición de la zarza, cuando llama al Señor Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios de Yaceb". Pues Dios no es Dios de muertos, sino de vivos; porque para Dios todos están vivos aunque ya no estén en este mundo.
Como vemos, en el evangelio de hoy hay fundamentalmente dos enseñanzas. Una, si se quiere denominar así, de tipo psicológico; la otra, es una enseñanza teológica. Respecto a la primera, Jesús no ataca a los interrogadores saduceos por el hecho de que no crean en la resurrección de los muertos. Jesús aprovecha simplemente la gran fe que tienen en Dios para llevarles a la creencia en la resurrección. Porque si Dios es el "Dios de todos", Dios no es Dios de muertos sino Dios de vivos. Dios de vivos aunque ya no estén en esta vida. El evangelio no nos lo dice, pero seguro que aquellos saduceos, hombres de una fe viva, vieron con claridad cómo nuestra resurrección, o nuestra vida para siempre, es fruto de nuestra firme creencia en Dios.
La enseñanza teológica del evangelio de hoy ya queda también manifiesta con lo dicho. Pero, debemos prescindir de problemas como el que plantean los saduceos: ¿cuál de los maridos se llevará a la viuda vuelta a casar en segundas o en terceras nupcias? Prescindamos de simplezas. Jesús nos dice que seremos como ángeles y con ser hijos de Dios tendremos suficiente. Dios nos llenará de un amor y de una felicidad indescriptibles, inimaginables. Y, con eso, tenemos de sobra. Dejémonos en manos de Dios y basta.
Propósito:
Aunque sea un propósito algo repetido, acostumbrémonos a hablar con otros de nuestras positivas experiencias religiosas. Pueden ayudar mucho al progreso espiritual.
martes, 26 de octubre de 2010
Domingo XXXI del tiempo ordinario. 31/10/2010. Lucas, 19,1-10.
Jesús atraviesa la ciudad de Jericó y un hombre llamado Zaqueo, rico y jefe de publicanos, pero bajo de estatura, trata de ver a Jesús a quien, sin duda, ya conocía. Para ello, Zaqueo se sube a una higuera, ya que desde ella se dominaba el camino por donde debía pasar Jesús.
Como ya se dijo otros domingos, Jesús está realizando su último viaje desde Galilea a Jerusalén. Desde Jericó, donde se encuentra hoy, había una carretera directa que llevaba, a través de las tierras montañosas de Judea, hasta la capital, es decir, a Jerusalén. Esta Jericó del Nuevo Testamento es una ciudad que el emperador romano Augusto cedió a Herodes el Grande hacia el año 30 antes de Cristo. Está situada en un fértil oasis y, en aquella época, adornada con espléndidos palacios. El hecho de que Zaqueo fuese un jefe de publicanos nos indica que Jericó era un centro administrativo regional.
Sabemos de otros domingos, que los recaudadores de impuestos eran gentes muy impopulares por la sospecha de que recuadaban más de la cuantía permitida por los impuestos. Además, se les asociaba con ladrones, pecadores, prostitutas y paganos. Tampoco se les perdonaba que fuesen colaboradores de una nación dominante.
Jesús ve a Zaqueo, habla con él y se hospeda en su casa. Al ver esto, todos lo criticaban diciendo: "Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador".
De aquí podemos sacar la primera enseñanza de este evangelio. Zaqueo, por su cargo, tenía muy mala fama sin fundamento. ¿Por qué se le equipara a las prostitutas y a los ladrones si no sabemos nada de su vida? El era el jefe y no cobraba directamente los impuestos. No podía pues, cobrar de más a la gente. Además, según el evangelio, parece que él era rico ya de por sí. Sea lo que sea, ¿cuántas veces juzgamos sin fundamento a los demás, como ahora lo hacen con Jesús y Zaqueo?
Sin embargo, ellos prescinden de todas las críticas y la reacción de Zaqueo es maravillosa: "la mitad de mis bienes, Señor, la doy a los pobres; y si de alguno me he aprovechado le restituiré cuatro veces más".
Observamos que Zaqueo llama Señor a Jesús, con lo que una vez más, esto texto manifiesta algún problema de la iglesia primitiva. Se sitúa después de la resurrección de Jesús, ya constituído "Señor". El problema debe de ser la necesidad de atender a los pobres y se propone a Zaqueo como ejemplo.
Algunas de las primeras comunidades cristianas habían puesto en práctica la comunidad de bienes, algo muy laudable en su intención pero que pronto fracasó. En este evangelio se busca otra solución que es fomentar en otros la respuesta de Zaqueo. Cada uno debe ayudar según sus posibilidades, pero siempre con esplendidez.
Compromiso:
Preocúpate más de dar para Cáritas o de ayudar personalmente.
martes, 19 de octubre de 2010
Domingo XXX del tiempo ordinario. 24/10/2010. Lucas, 18,9-14.
miércoles, 13 de octubre de 2010
Domingo XXIX del tiempo ordinario. 17/10/2010. Lucas, 18,1-8.
jueves, 7 de octubre de 2010
Domingo XXVIII del tiempo ordinario. 10/10/2010. Luc. 17,11-19
martes, 5 de octubre de 2010
Domingo XXVII del Tiempo Ordinario. 03/10/10. Lucas, 17,5-10.
Por motivos técnicos informáticos se retrasó la publicación de este evangelio.
Los apóstoles piden al Señor que les aumente la fe. El señor les contesta que si tuviesen fe como un grano de mostaza harían determinados prodigios. Así comienza el evangelio de hoy. Como observamos aquï no se le llama Jesús por su nombre. Se le dice "el Señor". Esto indica que el texto evangélico se refiere a después de la resurrección. Es el Señor resucitado. Por eso, Jesús es el Señor. No cabe duda que este texto refleja la vida de los primeros cristianos. Ellos tienen fe. Comprenden que Dios ha venido a visitarnos. Viven la presencia de Jesús en la Eucaristía. Tienen verdadera fe. Pero, el gran misterio parece incomprensible a la mente humana. Sin embargo, ese misterio aceptado les da una nueva vida, una nueva experiencia. Como decía un gran autor, Danielú, "la fe está basada en un contacto personal con Cristo". Ese contacto es real, pero misterioso.
Este evangelio da un giro, deja a un lado el tema de la fe y, relatando una pequeña parábola, concluye afirmando que cuando hayan hecho todo lo mandado, digan "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer".
Bien, esta segunda parte se explica por sí sola. Por eso, prefiero hacer unas reflexiones sobre la primera. La referente a la fe. Forma parte de mis experiencias. No hace mucho, leía a un creyente que en su libro decía a sus amigos no creyentes: "Yo os llevo ventaja, porque si hay algo en el otro mundo estoy en el camino recto, y si no lo hay, no perdí nada". Esto es como jugar a un cálculo de probabilidades. No es verdadera fe. Recordando lo afirmado por Danielú, la fe se basa en un contacto personal con Jesús; es un tocarnos e iluminarnos el Espíritu Santo. Es algo que realmente se nos manifiesta, aunque inexplicable.
La fe tampoco es creer porque te lo dice el sacerdote, que supones que es una persona preparada y que si te lo dice es porque es así. A esta fe la llamamos fe del carbonero. Pero, no es verdadera fe. Esta es siempre obra de Dios, obra de Jesús, obra del Espíritu de Dios. Es un acontecimmiento del Espíritu divino en cada uno de nosostros. Tenemos que guardar y no olvidar las experiencias de Dios, las experiencias del contacto con Cristo en la Eucaristía. Son verdaderas experiencias. No son alucinaciones ni falsas ilusiones. Es Dios que se nos comunica. Nada de todo esto se opone a la razón y, no obstante, es un misterio que permanece en el alma de cada creyente.
Muchas más cosas podrían decirse de la fe. Pero, si purificamos nuestra fe con lo dicho hasta aquí, Jesús se daría por satisfecho.
Compromiso:
No olvidar nuestras experiencias de Dios. Recordarlas y seguir acariciando nuestro contacto personal con el Señor Jesús. Alimentar ese contacto con la oración y recibiendo con fe la comunión.
jueves, 23 de septiembre de 2010
Domingo XXVI del Tiempo Ordinario. 26-9-2010. Lucas, 16, 19-31
jueves, 16 de septiembre de 2010
Domingo XXV del Tiempo Ordinario. 19-9-2010. Lucas 16, 1-13
jueves, 9 de septiembre de 2010
Domingo XXIV del Tiempo Ordinario. 12-9-2010. Lucas 15, 1-10
jueves, 2 de septiembre de 2010
Domingo XXIII del Tiempo Ordinario. 5-9-2010. Lucas, 14, 25-33
jueves, 26 de agosto de 2010
Domingo XXII del Tiempo Ordinario. 29-8-2010. Lucas 14, 7-14
jueves, 19 de agosto de 2010
Domingo XXI del Tiempo Ordinario. 22-8-2010. Lucas, 13, 22-30
martes, 10 de agosto de 2010
Solemnidad de la Virgen. 15-8-2010. Lucas 1, 39-56
jueves, 5 de agosto de 2010
Domingo XIX del Tiempo Ordinario. 8/8/2010. Lucas 12, 35-40
miércoles, 28 de julio de 2010
Domingo XVIII del Tiempo Ordinario. 01/08/2010. Lucas, 12,13-21
lunes, 19 de julio de 2010
Domingo Solemnidad de Santiago Apóstol. 25/07/2010. Mateo, 20, 20-28
miércoles, 14 de julio de 2010
Domingo XVI del Tiempo Ordinario. 18/07/2010. Lucas 10, 38-42
En este evangelio, Jesús se hospeda en casa de dos hermanas: Marta y María. Esta última se quedó sentada a los pies del Señor escuchando su palabra, mientras que Marta, que quizá ya había estado también hablando y dialogando con el Señor, se puso a preparar el servicio. El trabajo la agobiaba y pide al Señor que le mande a María para que le ayude. El Señor le contesta como diciéndole que no prepare tantas cosas, que con una ya es suficiente, puede ser unas aceitunas. Esto lo ha entendido bien María que se encuentra muy a gusto escuchando al Señor. El no le mandará marchar.
Este evangelio ha sido muy controvertido desde el principio. Prueba de ello es que existen seis variantes en los documentos antiguos, lo que básicamente da lugar a dos lecturas diferentes. Una entiende que "pocas cosas o sólo una es necesaria". La otra afirma sin más que "sólo una es necesaria". Sea como sea, no existe consenso entre los intérpretes respecto al significado básico de la historia. Lo que sí está claro es que este texto evangélico se refiere a una situación determinada de la vida de la iglesia primitiva y no a un episodio de la vida de Jesús. Un problema de dicha iglesia que trata de solucionarlo recurriendo a cómo se piensa que obraría Jesús. Pero en este evangelio, se habla de Jesús como resucitado, pues continuamente se le llama "Señor". El texto no apela a la autoridad del Jesús histórico, sino a la del Señor resucitado. Y esto es importante saberlo.
También nosotros, ante problemas de nuestra vida, deberíamos preguntarnos ¿qué haría el Señor en nuestro caso? Al Señor resucitado me refiero. No estamos acostumbrados a hacernos así la pregunta, es decir, a ver las cosas desde el futuro que nos espera, junto al Señor resucitado que vive para siempre. Estamos mucho más acostumbrados a ver al Cristo doloroso que al Señor resucitado.
Este evangelio se interpreta a menudo, como relato de una comida ordinaria, pero no es así. En él aparecen las palabras griegas "diakoniam" y "diakonein". Estas palabras, en tiempos de Lucas ya eran términos técnicos para designar el liderazgo eclesial. Y, según los escritos paulinos, tanto mujeres como hombres podían ser misioneros y dirigentes de las iglesias. Es amplia la explicación de esta temática, pero sí es cierto que la palabra "diakonian", en la época del evangelio de hoy, se refiere al servicio eucarístico en la iglesia doméstica. Por ello, está muy acertada la exigencia de las católicas que reivindican el servicio de poder presidir la eucaristía y predicar como lo hacen los hombres sacerdotes. Como me decía una monja benedictina: "tardará, pero tiene que llegar".
Práctica:
Mentalizarse en que Jesús no hizo distinción entre el hombre y la mujer. Hay bastantes datos.
lunes, 5 de julio de 2010
Domingo XV del Tiempo Ordinario. 11/07/2010. Luc. 10,25-37
lunes, 28 de junio de 2010
Domingo XIV del Tiempo Ordinario. 04/07/2010. Lucas, 10, 1-12.17-20.
lunes, 21 de junio de 2010
Domingo XIII del Tiempo Ordinario. 27/06/2010. Lucas, 9, 51-62.
miércoles, 16 de junio de 2010
Domingo XII del Tiempo Ordinario. 20/06/2010. Lucas 9,18-24.
El evangelio nos dice a continuación que Jesús pregunta a sus discípulos -no sólo a los apóstoles- ¿Quién dice la gente que soy yo? y después, ¿Y vosotros quién decís que soy yo? El impetuoso Pedro tomó la palabra y dijo: "El Mesías de Dios". Había varias creencias sobre el "Mesías". Era esperado por todo el pueblo de Israel, pero cada grupo opinaba de distinta manera. De una u otra forma, todos creían que el Mesías traería el triunfo de Israel. Por eso, para evitar equívocos, Jesús no quiere que los discípulos lo propaguen como mesías. El destino de Jesús como Mesías no era llevar a Israel a una gran soberanía, a un gran poder. Jesús iba a ser perseguido por las personas influyentes, sobre todo por las autoridades religiosas, y tenía que someterse al sufrimiento y a la muerte. Un Mesías sufriente no lo aceptaba la gente. El mismo Pedro que lo proclama Mesías con tanto entusiasmo, cuando Jesús habla de los sufrimientos por los que tendrá que pasar quiere abandonarlo, como se dice en otro pasaje evangélico. Como se ve, cuando Pedro proclama a Jesús Mesías, no lo hace como un acto de fe, sino como un acto de interés egoísta. No obstante, Jesús habla de sus padecimientos, los desprecios que tendrá que soportar, su ejecución. Sin embargo, no excluye anunciar su resurrección.
Como consecuencia, el discípulo no va a ser menos que el maestro y dice Jesús: "el que quiera seguirme cargue con su cruz y sígame..."
Dos lecciones. Los que se aprovechan de la religión para obtener un prestigio social. Buscan el mesías que les interesa. Para quien ha llegado al meollo de una fe limpia ese interés carece de valor.
La otra lección: no debemos avergonzarnos de nuestra fe, aunque nos cueste el afeamiento de los intolerantes.
Práctica:
Leer varias veces este comentario y hacer nuestra, como práctica, alguna de las ideas que en él se dan.
miércoles, 9 de junio de 2010
Domingo XI del Tiempo Ordinario. 13/06/2010. Luc. 7,36-50
Dos ideas se entrelazan en el evangelio de este domingo, la de la prostituta que se acerca a Jesús para expresarle un inmenso amor con emocionadas lágrimas, y la del ejemplo que propone el mismo Jesús como razón para el perdón de los pecados.
La mujer, al enterarse que Jesús está comiendo en casa de un friseo, va con un frasco de perfume, se coloca detrás de Jesús, junto a sus pies, y llorando se pone a regarle los pies con sus lágrimas, se los enjugaba con sus cabellos, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.
Las actuales feministas cristianas, ven en el ensalzamiento que Jesús hace de esta mujer, frente a la desaprobación de los demás, una confirmación del lugar central de la mujer en la vida de la futura Iglesia. En el Nuevo Testamento hay ejemplos de mujeres dirigiendo comunidades cristianas como verdaderos presidentes de los actos de culto.
Para la mujer, en aquella época, era un gran deshonor soltarse los cabellos delante de varones. Pero, esta mujer no repara en nada, está acostumbrada a ser despreciada. Además, las prostitutas colgaban algún frasco entre sus pechos para realzar su atractivo. Esta mujer abre el pequeño frasco que lleva colgado de su cuello y unge los pies de Jesús con un precioso perfume.
Al darse cuenta Jesús del recelo de Simón por los gestos de la prostituta y porque la había recibido con serenidad, él le interpela con una pequeña parábola: un acreedor tenía dos deudores, uno debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían para pagarle perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le amará más? La deuda del que más debe equivale al sueldo de casi dos años de trabajo en el campo. La del segundo, equivaldría al sueldo de siete semanas. La lección está clara.
Con la llegada de Jesús, los pecadores nos sentimos aceptados por Dios, no por nuestros méritos, sino por la gran bondad del Padre del cielo. El Dios de la misecordia es la mejor noticia que podemos esperar todos.
Jesús dice a la mujer: "Tus pecados están perdonados". Y añade: "Tu fe te ha salvado, vete en paz". Jesús utiliza la palabra hebrea ·shalom" que significa paz e indica la felicidad más completa. Jesús entiende el reino de Dios como un reino de vida y de paz. Dios es amigo de la vida.
Nuestra vida está llena de ideas preconcebidas con las que nos atrevemos a juzgar a los demás. Nosotros, como creyentes, debemos mantener lo más básico y sustancial del evangelio y librarnos de multitud de aspectos meramente culturales. Esto supo hacerlo Jesús, que rompió con muchos tópicos de aquella época. Jesús usó de su libertad, sin prejuicios humanos, buscando siempre el bien de las personas.
Práctica:
Manteniendo nuestra fidelidad a Jesús, sepamos descubrir los prejuicios que llevamos dentro, que nos quitan libertad y nos privan de cumplir el evangelio en profundidad.
martes, 1 de junio de 2010
Solemnidad del Corpus. 06/06/2010. Lucas, 9,11b-17
En el evangelio de este domingo es posible tocar varios aspectos: nuestras conversaciones, la ayuda al necesitado, la oración de Jesús y el aspecto eucarístico.
Empieza el evangelio diciendo que: "Jesús se puso a hablar del reino de Dios al gentío". Nuestra pregunta es: ¿sabemos nosotros hablar con la gente sobre las cosas de Dios y de Jesús? ¿Por qué, a la vez que se toma algo en la cafetería, se habla con normalidad de fútbol o de otras cosas y la conversación sobre un asunto de temática religiosa se rehuye plenamente? ¿Es que de Dios sólo se puede hablar bien en la iglesia?
Jesús curó al que lo necesitaba, nos dice el evangelio a continuación. Nosotros, salvo excepciones, no tenemos la facultad de hacer milagros. Pero sí podemos, a menudo, ayudar al que de verdad lo necesita. A Jesús le mueve en toda su acción, un inmenso amor hacia los demás. Jesús nos ama de verdad y nuestra correspondencia es amar a los demás, no como a nosotros mismos, sino con el mismo amor conque él nos ama.
Dice el evangelio de hoy que Jesús, antes de la multiplicación de los panes y los peces, cogió los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo y pronunció la bendición. No se trata de bendecir el pan y los peces como pensaríamos nosotros. Se llama bendición porque se bendice a Dios y se le pide perdón. Por ejemplo, "Reina tu sólo sobre nosotros" o "Borra y aleja nuestro pecado pues tu misericordia es grande; bendito seas Señor que nos perdonas". Jesús, al parecer, tenía la costumbre de orar elevando sus ojos al cielo.
Sobre la referencia a la eucaristía en el evangelio de la multiplicación de los panes y los peces, y sin entrar a analizar el texto en sí, debe reconocerse que, en las sepulturas de los cementerios subterráneos o catacumbas romanas, abundan los símbolos eucarísticos. Con ello, la teología posee una magnífica información complementaria al Nuevo Testamento, en lo que se refiere a la eucaristía. La multiplicación de los panes y los peces es el símbolo más preferido. Se representa en la multiplicación, incluso la fracción del pan por el que preside y el cáliz. En el cementerio de Santa Priscila, esta representación del siglo II es la primera que se hace de la ofrenda de la misa en el arte cristiano.
En esta celebración del Corpus o día de la Eucaristía, las ideas expuestas parecen realmente oportunas. No se puede amar a Jesús sin tenerlo en la punta de la lengua para bendecirlo sin respetos humanos, con cualquiera y en cualquier lugar. Pero, no se puede amar a Dios sin amar al hermano como él nos ama. Además, para el cristiano es fundamental la vida de oración y la recepción frecuente de la Eucaristía.
lunes, 24 de mayo de 2010
Domingo de la Santísima Trinidad. 30/05/2010. Juan, 16,12-15.
miércoles, 19 de mayo de 2010
Pascua de Pentecostés. 23/05/2010. Juan, 14,15-16, 23b-26
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Así comienza el evangelio de hoy. Lo primero es amar de verdad a Jesús, pero ello tiene un efecto de ida y vuelta. Como se dice hoy hay un efecto de feed-back. Amar a Jesús es condición para cumplir sus mandamientos y, viceversa, cumplirlos es la prueba de amor a él. Los mandamientos de Jesús no se imponen, son fruto del amor. No se trata de la obediencia a normas externas; se trata de sintonizar con Jesús y expandir externamente dicha sintonía.
Los mandamientos de Jesús son todo lo que tiene que ver con el mandamiento del amor. No son los mandamientos de la Ley de Moisés, que llamamos los mandamientos de la Ley de Dios. Los mandamientos de Jesús son la respuesta del amor a la necesidad de las personas en cada circunstancia.
El que ama a Jesús cumple su palabra, su mensaje, y, entonces, el Padre Dios demuestra su amor. Si cumplimos el mensaje de Jesús, el Padre y él vienen y se quedan en nosotros. Esta presencia de Dios en nosotros se experimenta como una cercanía. Esta experiencia tiene una gran importancia para permanecer siempre fieles a la enseñanza de Jesús. Esa experiencia se traduce en amor. Dice el evangelio de hoy: "Mi Padre lo amará y vendremos a él y haremos morada en él". El Padre y Jesús vienen a vivir en el discípulo y esa condición se expresa en términos de amor. Dios nos ama. Y esto es palabra de Dios según nos dice Jesús. Hay un contacto personal entre el Padre, Jesús y cada discípulo. Es la experiencia comunitaria. Es el efecto del don del Espíritu, que nos identifica con Jesús e imprime al hombre su dinamismo para la acción. Pero, es necesario seguir la enseñanza de Jesús y ese dinamismo vendrá a nosotros para darnos nuevos impulsos. Es el efecto de feed-back que decíamos al principio.
El Espíritu que nos envía el Padre nos irá enseñando todo. Pero no se trata de que nos irá enseñando cosas nuevas, sino que nos recordará todo lo que Jesús ya nos ha expuesto. Y es suficiente.
La experiencia de Dios Padre y de Jesús es sumamente necesaria en la pastoral. Con una experiencia fuerte de Jesús no se daría un abandono tan grande de las vivencias de la fe después de la confirmación, o, incluso ya, una vez hecha la primera comunión. Como dijo un buen teólogo: "La fe está basada en un contacto personal con Cristo" (Danielou).
Práctica:
Es necesario descubrir y revivir la experiencia de Jesús en nosotros.