sábado, 12 de enero de 2008

Predicación 13 de enero de 2008

Evangelio de Mateo 3,13-17. Se trata del bautismo de Jesús por Juan el Bautista. La situación de Juan es desconcertante. Tiene que bautizar nada menos que a Jesús. El bautismo es para la gente de aquella época, símbolo de muerte. En primer lugar, muerte al pecado, pero muerte. Jesús, que no tiene pecado, acepta con su bautismo, su propia muerte. Para que sea realidad el reino de Dios no sólo es necesario renunciar a la injusticia, sino también entregarse a procurar el bien de los hombres. Este compromiso recibe como respuesta el don del Espíritu. Dice el texto que los cielos se abrieron significando que, desde entonces, quedan abiertos para asegurar una comunicación initerrumpida entre Dios y los hombres. El Espíritu desciende hacia Jesús en forma de paloma, como un ave que vuela hacia su nido. También nosotros somos el nido. ¡Qué maravilla! Repitamos varias veces duranta el día "el cielo está abierto, ven a mi santo Espíritu".

 
Licencia de Creative Commons
Teología Ovetense by longoria is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-SinObraDerivada 3.0 Unported License.