martes, 6 de septiembre de 2016

XXIV Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo C. 11/9/2016. Lucas 15, 1-10

   Dios, de una forma o de otra, siempre sale en busca del pecador para perdonarle. Es el gran tema del domingo que celebramos. Las tres lecturas hacen referencia a ello. Nosotros decidámonos a ser fieles de verdad a Dios, no con medias tintas.

   Para interiorizar el mensaje: "Dios derrochó su gracia en mí, dándome la fe y el amor cristiano (1 Tim1)", repítelo varias veces.

   En la lectura del Exodo (32, 7-11. 13-14) los israelitas se habían hecho un toro de metal y lo adoraban. Viendo que Dios iba a exterminarlos, Moisés intercede por ellos, haciéndole recordar al Señor las promesas que había hecho a Abraham, Isaac y Jacob. Ante esta súplica de Moisés, el Señor se arrepintió de la amenaza que había pronunciado. ¡Cuántos se habrán salvado gracias a las oraciones de sus padres o abuelos! Seamos cual otro Moisés rezando por todos los nuestros y viviendo nuestra fe.

   En la primera carta a Timoteo, Pablo nos recuerda su conversión a la fe en Cristo (1 Tim 1, 12-17). Aunque él ha sido un blasfemo, un perseguidor y un violento, Dios derrochó su gracia en él, dándole la fe y el amor cristiano. Y él lo recibió plenamente en su corazón llevándole, en esta segunda lectura, a terminar exclamando: "Al rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén". Aprende a apreciar, a vivir y a propagar tu fe en Cristo.

   El evangelio, sin concretar en ningún pueblo ni persona, nos habla de la conversión en general, manifestando el carácter positivo de la misma. Los fariseos critican a Jesús porque acoge y come con los pecadores. Pero, Jesús no se queda callado y les propone una parábola que ellos entenderán muy bien. Es la parábola de la oveja perdida. Si en un rebaño de cien ovejas se extravía una, ¿no irá el pastor en su busca? Y, cuando la encuentra, ¿no va corriendo a sus vecinos lleno de alegría diciéndoles que lo feliciten? Y continúa Jesús: "Habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se arrepienta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse".

   ¿Cuántas veces te has alegrado tú al ver que un pecador o alejado se acerca, de nuevo, a Dios? ¿Has hecho tú algo para que la gente se acerque a El? ¿Te atreves a hablar de Dios con los demás...?

   A veces pienso que no nos vendría mal a todos hacer un curso sobre las maneras de iniciar una conversación de tipo religioso. ¿Es que entre los psicólogos creyentes no los hay capaces de desarrollar un temario para ello? Pues intentémoslo en nuestras parroquias. Pidámoslo urgentemente a nuestros párrocos y pongamos en práctica el saber hablar con los demás, con cierta espontaneidad, de las cosas de Dios. Llenemos, metafóricamente, el cielo de alegría.

   Compromiso:
   Poner en práctica el presente comentario

 
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