miércoles, 17 de diciembre de 2008

Domingo IV de Adviento. 21/12/2008. Evangelio Lucas 1, 26-38

En el evangelio de hoy se trata la aparición del ángel a María anunciándole que de ella nacerá Jesús. Se debe advertir que la Biblia, con los avances modernos del estudio y de la exégesis bíblica, ha dado algunos giros en su interpretación, aunque mantiene, como no podía ser menos, lo esencial de nuestra fe cristiana. Nuestra fe está contenida en la Palabra de Dios, es decir, en la Biblia.


Para empezar, es necesario mencionar que Jesús tuvo hermanos. Ignoramos si nacieron antes o después de él. Así, en el evangelio de Marcos, capítulo 6, versículo 3, se menciona que los habitantes de Nazaret decían: "¿No es este el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón?, ¿no están sus hermanas aquí con nosotros?". Según Maier, el investigador católico de más prestigio, da como lo más probable que los hermanos y hermanas de Jesús lo fueran realmente, no simplemente parientes. Siendo así, ¿no habría que poner en los Belenes a algún hermano/a al lado de la cuna?.
Sobre la virginidad de María, en el momento de la concepción de Jesús, debemos recordar la verdad fundamental en el conocimiento de Dios. La verdad de que la esencia de Dios es infinita y, por lo tanto, inabarcable para el entendimiento humano. Siempre habrá en la relación entre el hombre y Dios una zona desconocida, que sólo podrá llenarse con el misterio.
A la vez, es necesario tener en cuenta, que los caminos de Dios no son los caminos de los hombres y que sus designios son inescrutables para nosotros. La fe es la aceptación de una historia concreta, en la que Dios se manifiesta y comunica a los hombres a pesar de la distancia infinita entre ambos. María tiene que alegrarse porque, aún en su virginidad, lo que va a nacer de ella es, ni más ni menos, el Hijo de Dios. Dios hecho hombre.
Sin embargo, la misma virgen María piensa que, a pesar del anuncio, un hijo no puede tenerse si no es con el concurso humano, es decir, del varón. ¿Cómo puede ser - pregunta - si no conozco varón? Y el ángel contesta:
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el Santo que va a nacer de ti se llamará Hijo de Dios.


Si quitamos la virginidad de María, cerramos completamente la entrada a una verdadera fe cristológica. Cristo nos ha sido dado por gracia. Nos justificamos por la fe y no por las obras, aunque la fe, para no ser fe muerta, produce necesariamente obras buenas. La fe ha de ser, necesariamente, fe viva. Así, Jesús se nos da como un regalo de Dios Padre y no por concurso de varón. Dios se hace hombre por amor, para inyectar en los hombres su propia vida, para realizar una gran misión. Jesús se nos da por gracia, como el cielo se nos da gratis, por la fe viva. Por sólo las obras, por buenas que sean no podemos exigirle a Dios el cielo.

 
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