martes, 22 de diciembre de 2009

Solemnidad de la Sagrada Familia. 27/12/209. Lucas 2,41-52

Cuando Jesús cumple doce años sube con sus padres a Jerusalén a las fiestas de la Pascua judía. Esta era la fiesta más popular y con este motivo acudía a Jerusalén una gran cantidad de peregrinos, hasta el punto que se estima por los investigadores que la población normal de Jerusalén, que no superaba los treinta mil habitantes, crecía alrededor de cuatro veces más. Con este motivo, y para guardar el orden, el prefecto romano se hacía presente en la cuidad.



La observancia de la pascua judía constaba de dos partes: primeramente las familias hacían el sacrificio del cordero pascual en el Templo y, luego, lo consumían en una comida hogareña que tenía que celebrarse en Jerusalén. Cuando los evangelios hablan de la Pascua sólo se refieren a esta segunda parte o ágape y se mueven dentro de las costumbres de la época. Los que participaban en dicha comida no se sentaban en sillas como se expresa en muchísimas pinturas a través de la historia. En vez de sentarse, se reclinaban sobre cojines y así comían la Pascua.

De las tradiciones que existían sobre la infancia de Jesús, el evangelista Lucas seleccionó la del evangelio de hoy. Jesús tiene tan sólo doce años y por lo tanto aún no tiene la madurez religiosa que se alcanzaba a los trece, convirtiéndose entonces en "hijo del precepto".

El muchacho, Jesús, se pierde durante la visita al Templo de Jerusalén para celebrar la Pascua, los padres, pensando tal vez que va con alguno de los familiares, tardan en darse cuenta de que está perdido. Dan la vuelta y lo encuentran en debate con los maestros religiosos del Templo. En algunas estancias del mismo, los maestros o rabinos se reunían para impartir sus enseñanzas, de igual forma que hizo Jesús en algunas ocasiones, así como también los Apóstoles, según afirma el mismo Lucas en los Hechos de los Apóstoles.

Lucas nos presenta a Jesús antes de cumplir los trece años, es decir, cuando todavía no ha asumido las obligaciones religiosas de un varón judío. Por lo que se ve, Lucas presenta a Jesús todavía menor, como sumamente entendido en materias religiosas, de forma que asombraba a los mayores. Es la primera vez en que Jesús, hablando con su madre María después de haberlo encontrado, menciona a Dios como su Padre. "¿Por qué me buscabais? ¿no sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?" Pero, los padres de Jesús no entendieron nada. ¡¡Con el disgusto que debían tener encima!!

A Lucas le parece todo esto un poco fuerte y trata de equilibrarlo afirmando que era un niño modelo, pues estaba sumiso a sus padres, e iba creciendo en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y los hombres.

Jesús empieza a tener conciencia de Dios como su propio Padre. Pero, ¿cómo crecía en relación a conocimientos? Se estima que no sobrepasaba el 3% los alfabetizados en Palestina. La gente de pueblos tan pequeños como Nazaret no tenía ni libretas ni libros en sus casas y no sabemos si Jesús aprendió a leer y escribir. Pero, según se desprende de los evangelios, tenía un talento natural que podía compensar el bajo nivel de su formación cultural. Jesús no asistió a ninguna escuela de escribas, ni fue discípulo de ningún maestro, y no citará literalmente casi ningún texto de las Sagradas Escrituras. Pero fue de un talento natural extraordinario. ¡Y Jesús crecía en sabiduría!

Propósito:
Tomemos cada vez una mayor conciencia de que Dios nos ama y es padre de todos. Y no nos avergoncemos de hablar de Dios, nuestro padre.

 
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