lunes, 28 de junio de 2010

Domingo XIV del Tiempo Ordinario. 04/07/2010. Lucas, 10, 1-12.17-20.

   En el evangelio de este domingo tocaré fundamentalmente el tema de los oprimidos o marginados. En efecto, creo que es fundamental en el envío de los 72 discípulos aunque a primera vista no lo parezca.

   Ante todo, se debe realizar una panorámica de cómo estaba la situacíón económica de las gentes en la época de Jesús y, en concreto, en Galilea. Habían crecido mucho los impuestos y las tasas exigidas a los campesinos. La penuria era general en las aldeas. Muchos se endeudaban y, al no poder pagar sus deudas, perdían sus tierras que pasaban a engrosar las propiedades de los grandes terratenientes. A parte de una mala cosecha o enfermedad, el monocultivo que impulsaban los ricos hacía cada vez más vulnerable la situación de los campesinos pobres. Cultivaban en función de los negocios del trigo, el aceite o el vino y los campesinos pobres, arrendatarios y jornaleros, no podían obtener las judías y otros artículos necesarios para la vida diaria de la familia.

   En la época de Jesús, y algunos siglos antes, se distinguía entre los pobre que viven de un duro trabajo y los desposeídos de todo, que no tienen de qué vivir. Jesús se refiere siempre a estos últimos, que abundaban. Los setenta y dos discípulos enviados por él deben compartir la vida de esas gentes. Irán descalzos porque ellas no tienen dinero para comprarse unas sandalias. Por la misma razón, no llevarán alforja ni talego. Dependerán, como los pobres, de la hospitalidad de la gente. No se discute que el núcleo de estas instrucciones proviene de Jesús. Y, como se deduce de algún texto evangélico, Jesús y los suyos pasaron hambre en más de una ocasión.

   Se afirma que Jesús eligió deliberadamente una opción por los pobres. Los seguidores de la teología de la liberación ven la proclamación central de Jesús del reino, como un mensaje de liberación para los oprimidos y desamparados y la promesa de una sociedad libre y justa. Quizá sólo se pueda criticar a la teología de la liberación por ver la figura histórica de Jesús sólo desde un único punto de vista y olvidar la enseñanza completa de la Biblia. Pero, a dicha teología la avala una gran verdad cristiana, la verdad del amor.

   Entre los marginados de hoy día, se encuentran también las mujeres. En la iglesia, sólo se valoran por lo que ayudan, pero no se les deja ejercer ministerios, como es el presidir la eucaristía o la predicación. Sin embargo, los exégetas reconocen que en el Nuevo Testamento aparecen mujeres rigiendo iglesias y ¿quién puede negar que entre los setenta y dos discípulos que Jesús envía no había también mujeres?

   Propósito:
   Recordarse prácticamente de los que necesitan.

 
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