miércoles, 11 de febrero de 2009

Domingo VI del Tiempo Ordinario. 15/02/2009. Evangelio de Marcos 1, 40-45

En toda su predicación por Galilea, Jesús se da cuenta de la gran marginación religiosa existente.

Versículo 40. "Se acercó a él un leproso y le suplicó de rodillas: si quieres puedes limpiarme". Se consideraba leproso al que tenía cualquier afección a la piel. Era considerado impuro, y no había para él posibilidad de acceso a Dios ni a su reino. Este pasaje evangélico está lleno de incumplimientos de la ley, de lo mandado por la institución religiosa. El leproso debía quedarse lejos y no lo hace, se acerca a Jesús.
El leproso no pide a Jesús que lo cure. El verbo griego no es curar, sino limpiar o purificar. Este verbo tiene un sentido religioso. Lo que le interesa al leproso es conseguir su relación con Dios y no sentirse rechazado. Es un hombre interesado por Dios.

Versículos 41-42. "Conmovido, extendió la mano y lo tocó, diciendo: quiero, queda limpio. La lepra se le quitó de inmediato y quedó limpio". El verbo "conmoverse", en la literatura de aquella época, se usaba para significar la ternura del amor de Dios a los hombres. En el Nuevo Testamento, sólo se aplica a Dios y a Jesús, con lo que Marcos está atribuyendo a Jesús una cualidad divina. Jesús se comporta como Dios mismo. Es amor.
Jesús toca al leproso para curarlo. Estaba prohibido por la ley religiosa tocar a un leproso. Se transmitía la impureza religiosa. Para Jesús es antes la persona que las leyes religiosas. El invalida el fundamento teológico de la impureza. Para Jesús, esas impurezas que no admiten el trato religioso con Dios son algo que engañosamente se le atribuye al mismo Dios.

Versículo 43-44. "El lo regañó y lo despidió, encarzándole severamente: no se lo digas a nadie. Vete, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que prescribió Moisés como prueba contra ellos". Seguramente lo regaña porque sigue creyendo que antes Dios lo rechazaba. Tiene que abandonar la idea de que Dios excluye de su amor a algún hombre en razón a su condición. Dios no lo ha rechazado jamás, la institución religiosa sí. Tiene que convencerse de ello, y no tragarse estas cosas de dicha institución que lo margina. Debe presentarse ante el sacerdote para que compare: donde Dios hace las cosas gratuitamente, los sacerdotes le exigirán penosos ritos, como era costumbre. Esto servirá de testimonio contra ellos.

Versículo 45. El leproso propagó el hecho y Jesús no entraba en las ciudades, se quedaba fuera, por el descrédito que le venía al infrigir las leyes, pero la gente acudía a él.


Aplicación: debemos tener relaciones sanas con un Dios sano. Es decir, podemos tener conceptos equivocados de Dios. A veces, aunque admitamos que Dios es amor, lo hacemos de boca para afuera, pero vivimos profundamente amarrados a la ley. ¿Se deja la misa por ir a visitar a un enfermo? ¿Se olvida la ley de la gradualidad, es decir, que la ley, aunque deba existir, se puede ir aplicando gradualmente, según posibilidades, por ejemplo en moral matrimonial relacionada con el número de hijos (sínodo de los obispos sobre la familia en el año 1980)?. ¿Por qué no se puede aplicar a otras cuestiones la ley de la gradualidad? ¿Es que Dios te va a exigir todo de golpe, siempre y en cualquier circunstancia?.
Dios te ama como amaba al leproso cuando según la ley era impuro. Nuestro Dios es siempre amor. Pero siempre. De lo contrario, no tenemos un concepto sano de Dios.

 
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