jueves, 28 de diciembre de 2017

Fiesta de la Sagrada Familia. 31-12-2017. Ciclo B. Lucas 2,22-40.

   En este domingo se habla del perdón y del Espíritu Santo. Dos temas preciosos y muy relacionados con nuestra vida. Como frase para memorizar, recordemos lo que Simeón dijo a Dios cuando vio al niño Jesús y lo tuvo en sus brazos: "Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz". Ojalá nosotros aprendamos a ponernos en las manos de Dios y podamos repetirlo a menudo como oración.

   La lectura del libro del Eclesiástico (3,2-6.12-14) afirma que expía sus pecados el que honra a su padre, y que acumula tesoros el que respeta a su madre. Todo ello nos servirá para reparación de nuestros pecados. Tengámoslo siempre presente.

   La carta de Pablo a los Colosenses (3,12-21) nos manda que nosotros perdonemos, como el Señor nos ha perdonado, pero a continuación añade que "por encima de todo ello está el amor que nos proporciona la unidad perfecta".

   Como se ve, las dos lecturas están muy relacionadas con el amor y el perdón. Termina la segunda pidiendo a los padres que no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen.

   El evangelio de este domingo está lleno de enseñanzas. La primera se refiere a la presentación de Jesús en el templo. Hoy día es alarmante el número de niños que no se bautizan. Es verdad que aumenta el de mayores que, bautizándose, presentan un cristianismo mucho más fuerte. Todo tiene su pro y su contra.

   Por tres veces se menciona al Espíritu Santo. Él nos manifiesta cosas de Dios. ¡Cuántos impulsos del Espíritu llegan a nuestra alma! No los desoigamos. Cuando así hacemos, llega un momento en que nuestro corazón nos hace decir: "Ahora, Señor, puedes dejar a tu siervo irse en paz". Y será el Espíritu Santo quien nos haga pronunciar tan preciosa oración.

   Simeón bendice al niño. Y a su madre. Es un atrevimiento producto del mismo Espíritu Santo. ¡Todo un hombre, Simeón, dando la bendición a María y nada menos que a Jesús niño! ¡¡Tal atrevimiento es debido a los impulsos del Espíritu de Dios!!

   Dejémonos conducir siempre por el Espíritu e iremos por el camino recto. Sigamos el ejemplo de la profetisa Ana, ya avanzada en años, y que seguía sirviendo a Dios noche y día, a la vez que no perdía oportunidad de hablar a los demás de las cosas de Dios.

   Que, como Jesús, nos vayamos robusteciendo en sabiduría divina y que la gracia de Dios esté siempre con todos nosotros.


   Compromiso: seguir los impulsos del Espíritu.


viernes, 22 de diciembre de 2017

IV Domingo de Adviento. Ciclo B. 24-12-20174. Lucas 1,26-38

   Hoy es el día en que todos encontramos la gracia de Dios, que está esperándonos con los brazos abiertos. ¿No hemos sentido alguna vez en nuestra vida la necesidad de sentirnos cerca de Dios? ¿Hemos sido felices con Él? Si hemos disfrutado de estas experiencias, aunque nos hayamos alejado de Dios a lo largo de la vida, puede resultarnos fácil volver a su encuentro y dejarnos abrazar por Él.

   Como frase a memorizar se propone la del ángel: "María, has encontrado gracia ante Dios" (Lucas1).

   En la primera lectura (2 Samuel  7,1-5.8b-12.14a.16) el rey David desea construir algo digno para Dios, ya que él, como rey, vive en una casa del mejor material. Dios le responde recordándole todo lo que hizo por él. Como colofón de todo, Dios le dice a David que cuando se acueste con sus padres, Él mismo será para él padre, y David su hijo. Con estas palabras podemos morirnos en los brazos de Dios y confiarnos plenamente en Él, que será para nosotros padre, y nosotros seremos su hijo.

   La segunda lectura (Romanos 16,25-27) nos presenta a Jesús como el que nos revela los misterios de Dios. Dejémonos llevar por él y nos irá descubriendo sus misterios en la Sagrada Biblia.

   En el evangelio, el ángel dice a María que ella ha encontrado gracia delante de Dios. Reflexiona y pregúntate si también tu estás en disposición de encontrar gracia ante Dios. No te examines conforme a los cánones de la religión, sino ante tu conciencia, delante de Dios. Y con toda humildad. Sin duda que, en medio de todas tus debilidades, Dios está a tu favor, porque él te ama. Y María, la madre, no digamos.

   Al hijo de María, Jesús, Dios padre va a darle el trono de David, con todo su a trasfondo judío de lenguaje metafórico. La virgen, la muchacha, la joven, que así puede traducirse la palabra original, pregunta cómo puede esperar un hijo si no conoce varón. El ángel le responde diciéndole que el Espíritu Santo vendrá sobre ella y la fuerza de Dios la cubrirá con su sombra. Debió ser una experiencia religiosa tan maravillosa que María contesta: "He aquí la esclava del señor, hágase en mi según tu palabra". Y el ángel se fue. Es decir, se terminó dicha experiencia.

   Como con la virgen María, Dios quiere establecer contigo una relación personal de amistad, siempre para tu bien. De ti depende la aceptación. Dios te espera con los brazos abiertos. Y María también. No los defraudes.

   Compromiso: piensa en la relación personal de amistad con Dios.


miércoles, 13 de diciembre de 2017

III Domingo de Adviento. Ciclo B. 17-12-2017

   La proximidad del nacimiento del niño Jesús nos pone en una expectativa explosiva que nos lanza al exterior. Nos hace comprender la idea del papa Francisco que él denomina "iglesia en salida". En un comienzo, la gran oposición que existe contra Francisco no supo profundizar en el calado de dicha expresión. Pero está llamada a causar un profundo cambio en la iglesia. La frase lleva consigo un alto grado de desclericalización. Como primer fruto, el papa ha proclamado un "año del laicado", desde el 26-12-2017, fiesta de Cristo Rey, hasta la misma fiesta del año que viene.

   Como frase para memorizar y vivir durante la semana, se propone: "No apaguéis el espíritu" (1 Tesalonicenses 5,17).

   La primera lectura (Isaías 61,1-2a.10-11) comienza afirmando el profeta que "el Espíritu del Señor está sobre mi porque el Señor me ha ungido". Como consecuencia de dicha unción, Isaías es un cúmulo de bendiciones para los demás. Ayuda y libera de sus padecimientos a todos, y desborda de alegría con el Señor. Es la alegría del que es bueno y ayuda a los demás.

   La segunda lectura (1 Tesalonicenses 5,16-24) comienza dándonos el consejo de ser constantes en la oración, que completa con la recomendación de no apagar el espíritu evangélico, nuestra vida cambiaría y comprenderíamos excelentemente bien lo de "iglesia en salida".

   El evangelio de hoy nos presenta a Juan el Bautista. No se trata de un sacerdote, simplemente es un hombre que da públicamente testimonio de Dios con su ejemplo y su predicación. Juan encuadra perfectamente en este año del laicado. Él trabaja por la causa de Dios. Si viviera hoy, no se contentaría con ir a misa los domingos, pues él es la voz que grita: "Allanad el camino del Señor". Debemos aprender a hablar de las cosas de Dios a los demás. Ojalá entre nosotros proliferen los Juanes. La causa de Dios se vería muy fortalecida. y estaríamos empezando a celebrar muy dignamente el año del laicado. Dice Francisco que es muy necesario desclericalizar a la iglesia. No podemos estar esperando que los curas nos manden hacer algo. Debemos tener iniciativa y movernos. Como Juan el Bautista en el evangelio de hoy.

   Jesús no es un personaje de otros tiempos, del pasado. Tiene mucho que decirnos hoy día. Él es la palabra de Dios que nos ilumina. Y es nuestra obligación transmitirla a los demás. No es sólo tarea de los curas, de los sacerdotes. Es deber de todos. Planteémonos la problemática en nuestra parroquia y actuemos. Con o sin el cura. Los seglares ya somos mayores de edad. Y tenemos nuestra responsabilidad en la iglesia de Dios. Además, nos apoya el papa Francisco.

   Compromiso: ¡Piensa a ver cómo te animas!


jueves, 7 de diciembre de 2017

II Domingo de Adviento. Ciclo B. 10-12-2017. Marcos 1,1-8

   Nos vamos acercando a las fiestas de Navidad. Y la alegría va penetrando cada vez más en nuestros corazones. Para memorizar, nos quedamos con el último versículo del evangelio de hoy: "Él os bautizará con Espíritu Santo" (Marcos, 1,8).

   La primera lectura, tomada del profeta Isaías (40,1-5.9-11), nos presenta a Dios que ordena que se nos consuele, pues la deuda por nuestros pecados está totalmente pagada. Pagada con creces. "Consolad, consolad a mi pueblo, dice vuestro Dios". Así comienza la lectura. Dios manda que seamos mensajeros del amor de Dios, de su consolación. Pero, ¿cómo vamos a ser mensajeros de consolación si nosotros nunca hemos experimentado la alegría de ser consolados? ¿Cómo, si nunca nos hemos sentido amados por Dios? Aquí está el punto de reflexión para la misa de hoy.

   La segunda lectura (2 Pedro 3,8-14) nos sitúa ante una serie de acontecimientos futuros, pero lo importante es que Dios nos encuentre en paz con él, santos e irreprochables. Esto es lo que debemos tener siempre a la vista. Pero, para lograrlo es necesario contar con el mismo Dios. Acordémonos de Dios muchas veces durante el día, digámosle que lo amamos. Esto nos conducirá a ser santos e irreprochables en su presencia.

   El evangelio, como tantas veces, está relacionado con la primera lectura. En los dos textos se ordena preparar el camino del Señor. Y nosotros podemos añadir: sí, a prepararlo porque se acerca la Navidad.

   ¿Cómo se prepara? Convirtiéndose. No hay otra forma. Es decir, pidiendo perdón al prójimo. ¿De qué te sirve confesarte si no pides perdón? Y si pides perdón a quien ofendiste, Dios ya te perdonó. Es lo que dice la Palabra de Dios. ¡Qué bien prepararíamos el Adviento, la Navidad, si pidiéramos sinceramente perdón al hermano! Es la mejor confesión. Y la mejor realidad para los que esperamos un cielo nuevo y una tierra nueva en los que, por fin, habitará la justicia. Procurad hermanos que Dios nos encuentre en paz, entre nosotros y con Él, siendo inmaculados e irreprochables. Ese día la fiesta será grande, la verán todos los hombres juntos. Debemos decir en voz muy alta al vocero de Dios: alza con fuerza tu voz, anuncia a todos que ya llegó nuestro Dios. Él llega con gran fuerza. Dios nos lleva en sus brazos a los que ya no podemos más.

   Es una fiesta preciosa la que surge de las lecturas de la misa de hoy. Qué maravilla vivirla ya en el preludio de las fiestas navideñas. Pero, no olvidemos vivirla acordándonos con el pensamiento de la cercanía de nuestro Dios. Mantengámonos en su presencia.

   Compromiso: reflexiona sobre cómo te has sentido amado por Dios.


 
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