lunes, 13 de julio de 2015

XVI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 19/7/2015. Marcos 6,30-34

   Nuevamente, el esquema de las lecturas de hoy es idéntico al de domingos anteriores. La primera y la tercera se refieren a la predicación bajo la imagen del pastor. La segunda nos presenta una temática sobre Cristo Jesús, que nos trajo la unión de los dos pueblos: el de Dios, de siempre, y el que oficialmente no lo era. Es el modelo del ecumenismo que practica Francisco, obispo de Roma. Ecumenismo criticado por una parte de la Iglesia.

   La primera lectura (Jeremías 23,1-6) nos presenta al profeta Jeremías hablando de los pastores que echan a perder a las ovejas por la maldad de sus acciones o por la falta de pastoreo. Todos tenemos nuestra responsabilidad, pues todos somos pastores los unos de los otros, respetando la libertad a que cada uno tiene derecho.

   La segunda lectura (Efesios 2, 13-18) da por hecho la existencia de dos pueblos. Actualmente, la gran división entre los cristianos es abrumadora. Además, el mundo no cristiano o el realmente alejado de Cristo, es muy numeroso. Sin embargo, todos somos de Dios. A todos nos ama Dios. Esto no debemos perderlo de vista jamás. Cristo ha llegado a abolir la Ley con sus mandamientos y reglas para eliminar condicionamientos, dejando como norma suprema el mandamiento del amor: Amor de verdad a Dios y a los hermanos. Eso sí, nunca lo uno sin lo otro.

   El evangelio continúa usando en el texto original el presente histórico, es decir, los problemas que tuvo Jesús para formar a los Doce continúan presentándose entre los primeros cristianos. Era un problema de formación. Jesús envía a los Doce de dos en dos para que se vayan formando en comprender las mentalidades distintas a la judía, es decir, las diferentes formas de pensar de los paganos. Que comprendan que los paganos tienen cosas buenas, aceptables y que no todo es malo como creían los judíos.

   Hoy día, también los cristianos necesitamos aprender que entre lo que no es cristiano hay también cosas buenas o, por lo menos, indiferentes. Es fundamental comprenderlo. No hay que dar importancia a cosas que en sí, no la tienen. Rezar como los cristianos o como los indios o como los musulmanes no importa. Lo fundamental es relacionarse con el único Dios, adorarlo, amarlo y saber que nos ama. Eso es lo importante y necesario. Las posturas del cuerpo no son esenciales y pueden ser variadas. No tienen que causarnos risas los gestos religiosos de otras culturas. Por ejemplo, los de religión musulmana adoptan posturas distintas a las de los cristianos. Lo mismo podemos afirmar de las formas de vestir. Dentro de una vestimenta hay una persona a la que ama Dios. Con burka o sin él. Con maxifalda o con una falda más corta. Sepamos separar lo fundamental de lo accesorio.

   Compromiso:
   Siendo cristiano, qué otras reflexiones añadirías a este comentario bíblico.

 
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