lunes, 4 de mayo de 2015

VI Domingo de Pascua. Ciclo B. 10/05/2015. Juan 15, 9-17

   Las lecturas de este domingo se mueven alrededor de dos pivotes: el Espíritu de Dios y su amor. La primera lectura (Hechos de los Apóstoles, 10, 25-26. 34-35. 44-48) nos recuerda los efectos y las consecuencias de recibir el Espíritu Santo. Nos dice que el Espíritu Santo cayó sobre todos los que escuchaban las palabras de Pedro. No sabemos si fue una experiencia mística de Dios o una experiencia de conversión al Jesús resucitado o una experiencia espiritual normal.  Sea lo que sea, todo nace de una experiencia espiritual normal más o menos intensa. En la edad media, el Kempis afirmaba que prefería más sentir la contrición que saber definirla. Sin embargo, posteriormente, el catolicismo trató de definirlo casi todo sin sentir casi nada. Nuestro teólogo Rahner afirmó proféticamente que el cristiano del siglo XXI sería místico o no sería cristiano. Lo estamos viendo en cómo las iglesias ven quedando desiertas de juventud. Estas reflexiones nos ayudarán a profundizar más en esta primera lectura.

   En la segunda, continuamos con la primera carta de Juan (4, 7-10). Comienza afirmando que el  amor es de Dios y que el que ama conoce a Dios. Nos está presentando el amor como una prueba o, mejor, como una vía para vislumbrar a Dios. El que llega a amar de verdad, como Jesús quiere que amemos, está empezando a conocer a Dios. Merece la pena vivir esta experiencia de un amor profundo, de ayudar al verdaderamente necesitado, y experimentar cómo el misterio insondable de Dios asoma a nuestro interior.

   La tercera lectura o evangelio continúa en la misma línea. Jesús quiere que nuestra alegría llegue a plenitud contaminados por la alegría que el Padre nos concede a través de Jesús. Según aumenta nuestra alegría, la alegría que viene de Cristo, la alegría de amarnos unos a otros, así vislumbraremos con mayor intensidad la luz que viene de Dios. La existencia de Dios no se demuestra, se vive y - permítanme que repita la palabra - se vislumbra, se experimenta en cierto modo. Nos dice el evangelio de hoy que si hacemos lo que Jesús nos manda seremos sus amigos. La verdadera amistad es algo que se vive, es una experiencia íntima. Jesús nos dice que lo que ha oído al Padre es lo que nos ha dado a conocer. Jesús no nos ha enseñado dogmas, nos ha enseñado comportamientos que nos hacen experimentar reflejos divinos. Es el fruto del Espíritu Santo, con el que se empezaba este comentario. Según los padres griegos, ya se recordó en otro momento, Dios se nos hace ver de forma experimental, a través del Espíritu Santo que se nos comunica. Es la mística o experiencias espirituales que se nos comunican. Muchos católicos lo experimentamos al recibir a Cristo en la comunión.

Compromiso:
Reflexiona sobre lo leído y toma alguna decisión.

 
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