lunes, 15 de abril de 2013

IV Domingo de Pascua. Ciclo C. 21/04/2013. Juan 10, 27-30

   1ª lectura (Hechos, 13 y 14, 43-52). Pablo y Bernabé entran en la sinagoga de Antioquía de Pisidia y exhortan a judíos y proselitos a ser fieles a la gracia de Dios. Los judíos, al ver el gran número de conversiones al mensaje de Cristo, se llenan de envidia e insultan a Pablo. Este se ve llamado por Dios a llevar el mensaje de salvación hasta el extremo de la tierra, es decir, hasta España.

   Los judíos se apoyan en las señoras distinguidas y devotas, y con los principales de la ciudad e inician una persecución expulsando a Pablo y Bernabé. También los cristianos se apoyan, a menudo, en señoras o familias distinguidas para propagar el mensaje y fundar iglesias domésticas en las que, bien la señora o bien el jefe de familia, presiden la eucaristía.

   La 2ª lectura, tomada del Apocalipsis (7,9. 14b-17) presenta a los que fueron perseguidos cruelmente y que lavaron sus ropas en la sangre del Cordero, el cual ahora será el pastor que los lleva a las fuentes de agua viva.

   Como se ve, en estas dos primeras lecturas está muy presente el tema de la persecución. Los creyentes debemos esta siempre firmes en la fe, y preparados para el testimonio y la ofrenda de nuestra vida antes que renegar de Cristo. Es una experiencia de la fe.

   El evangelio de hoy es cortísimo, pero expone unas verdades muy profundas y condensadas. Comienza afirmando Jesús que sus ovejas escuchan su voz y él las conoce y le siguen. Esto es verdaderamente cierto. Hace tres días mi esposa y yo nos encontramos con una amiga y compañera de profesión. Es terminal de cáncer. Y nos decía: "Estoy muy tranquila. No sé si será dentro de tres o cuatro días, pero siento que Dios está conmigo, soy muy feliz. Mi hija ha pedido unos días en el trabajo para acompañarme en estos momentos".

   Realmente, esta mujer escucha la voz de Dios, la voz de Jesús y Jesús la conoce y ella lo sigue. El evangelio plasmado en una vida humana. Jesús nos dará la vida eterna. Esta vida no se refiere a la longevidad, sino a la vida que se vive en la presencia de Dios. Es decir, la vida eterna. No pereceremos, nadie nos arrebatará de la mano de Jesús como se afirma en este evangelio. Esto no quita que la persecución por la fe, no pueda afectar a los creyentes. Perderemos, por ser fieles a Dios, lo que sea. Pero, no perderemos la relacióncon Dios, con Jesús. Esto será verdad si somos fieles a Dios en las alegrías y en las penas, en la salud y en la enfermedad.

   Dice Jesús que él y el Padre son uno. Es decir de otra manera lo que se afirma al comienzo del evangelio de Juan: "...Y el Verbo era Dios". Dios es un misterio inconcebible, pero Jesús nos lo ha hecho visible.

   (Para completar ideas, puede consultar mi comentario del 25/04/2010. Para ello consulte en la etiqueta "ovejas" en la columna de la derecha de la versión web).

   Compromiso:
   Reflexiona sobre el ejemplo de la mujer próxima a la muerte.

 
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