lunes, 6 de febrero de 2017

VI Domingo del Tiempo Ordinario. Ciclo A. 12/2/2017. Mateo 5,17-37

   Continúa el comportamiento con el prójimo como el motivo principal de la misa. Es una prolongación de las obras de misericordia. Como texto bíblico a memorizar y repetir durante la semana, se propone el tomado de 1 Corintios 2,9: "Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni  el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que aman". Tomemos en serio la frase y pensémosla en profundidad.

   La primera lectura se toma del libro bíblico conocido con dos nombres: el Eclesiástico o Siracida y se localiza en 15,16-21. El autor del libro es Ben Sirac y se escribió entre los años 200 al 170 antes de Jesucristo. Juega con dos metáforas preciosas, el agua y el fuego. La primera es símbolo del cumplimiento de los mandamientos de Dios, mientras que el fuego simboliza la no observancia de los mismos. Dios conoce todas nuestras obras y nos juzgará por ellas. En nuestras casas podemos recordar esta lectura cuando manejemos el agua y el fuego.

   En la lectura de 1 Corintios (2,6-10), hace el apóstol Pablo referencia a los tipos de sabiduría: la divina y la humana. La sabiduría divina la llevamos los creyentes dentro de nosotros, es misteriosa, escondida. Nos la da Dios para nuestra gloria. Y su culmen nos lo recordará la frase propuesta para memorizar.

   El evangelio de hoy nos hace ver la necesidad de profundizar en los mandamientos. No es suficiente con lo que puede quedarnos al recitarlos como si estuviéramos en el catecismo. Jesús profundiza mucho más. Por ejemplo, si el quinto mandamiento es "no matarás", Jesús afina mucho más. No se trata solamente de no matar, sino que no podemos encolerizarnos con los demás, ni insultarlos. De forma que, si vamos a misa y nos acordamos que hicimos alguna de estas cosas contra el prójimo, debemos dar la vuelta, dejar la misa e ir a reconciliarnos con el hermano. Después ya podemos oír la misa. Debemos procurar convivir, en lo posible, con todos los demás para evitar juicios.

   Referente al mandamiento que dice "no cometerás adulterio", Jesús también va mucho más allá. Dice él: "El que mira a una mujer deseándola, ya cometió adulterio con ella en su corazón". Como es lógico, se aplica también a la mujer casada que desea otro hombre.

   Y, referente al juramento, no es que sólo prohíba jurar en falso, es decir, sabiendo que lo que jura es mentira; Jesús quiere que no juremos por Dios jamás, ni en contra de nuestra propia vida, aún siendo verdad lo que decimos. Nuestro hablar debe ser "sí, sí y no, no". Jesús afina mucho en todos los mandamientos. Es la verdadera sabiduría de la que nos habló Pablo en la segunda lectura.

   Compromiso:
   Vete recordando los mandamientos y, siguiendo la enseñanza de Jesús, trata de afinar en tu vida.

 
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