martes, 17 de enero de 2012

Domingo III del Tiempo Ordinario. Ciclo B. 22/01/2012. Marcos, 1,14-20.

   Cuando arrestan a Juan el Bautista, Jesús comienza a anunciar la buena noticia de parte de Dios, en Galilea. "Evangelio" debe traducirse mejor por "buena noticia" ya que este es su verdadero significado, haciéndonos penetrar mejor en el sentido de la lectura. Toda la predicación de Jesús es una buena noticia que viene de Dios y que realiza maravillas en nosotros. En la Iglesia, como institución llevada por humanos, pueden entrar ideologías que deben depurarse, pero la buena noticia que viene de Dios es limpia y pura.

   Como se dice al principio, Jesús está en Galilea. Es un dato importante. Jesús es de Nazaret, en Galilea, región muy poblada de griegos y sirios helenizados. Hay indicios de que en tiempos de Jesús había gente bilingüe que hablaba el arameo y se valía también de un griego rudimentario. Jesús, sin duda, hablaba y pensaba en arameo, pero su contacto con la lengua griega fue posiblemente más importante de lo que solemos pensar. Quizás se defendía en griego.

   Volviendo al comienzo, después de esta breve disgresión, cuando Marcos habla de Dios, no se refiere sólo al Dios de Israel, sino al Dios de todos, al Dios de la creación. De este Dios nos viene la buena noticia que nos trae Jesús. Y es una noticia universal, no sólo para los judíos, es universal, es del Dios de la creación. Es del Dios de todos, del tuyo y del mío. Jesús dice: "Enmendaos y tened fe en esta buena noticia". Y vuelve a insistir, como Juan el Bautista, en la necesidad de enmendarse. Si acogemos de verdad la buena noticia que viene de Dios, romperemos con las injusticias de la sociedad en que vivimos.

   A continuación, el evangelista Marcos menciona dos formas de lucha contra las injusticias, propias de diversos sectores de la sociedad judía. Ninguna de las dos son propias del reino de Dios que trae Jesús y están representadas por cada una de las parejas de hermanos que llama a continuación.

   Simón y Andrés tienen nombres griegos por lo que pertenencen, con toda seguridad, a un círculo judío que no era demasiado estricto en el cumplimiento religioso. Además, el hecho de que Marcos juegue con la metáfora de la pesca, nos hace recordar que la pesca tiene siempre, siempre, en los profetas, connotaciones guerreras, matanzas del enemigo y conquistas. Sólo se exceptúa el texto de Ezequiel, 47,1-12.

    A la luz de estos datos, Simón y Andrés representan el espíritu nacionalista y violento. Dice el texto que "echaban las redes" citando, sin duda a Mabacuc,1,17: "Echará su red y nunca cesará de matar naciones". Parece que están cercanos a los círculos zelotas. Están comprometidos en provocar un cambio social aunque sea con la violencia. Nada más contrario al mensaje de Jesús. Al afirmar que eran "pescadores que estaban pescando" alude al texto citado de Ez. 47,1-12, el único en que la pesca no tiene sentido de pesca militar. Se trata de "pescar" hombres en beneficio de los propios hombres, es decir, de los "pecados".

   Jesús llama también a Santiago el Zebedeo y a su hermano Juan. Llevan nombres hebreos y el patrimonio de la familia. Estos datos señalan un círculo judío más apegado a la tradición que la anterior pareja.

   En estas llamadas Jesús sólo invita a seguirle. Es como hacen los profetas. No se trata de ser fiel a una doctrina, sino del seguimiento. Aprender lo que es vivir cerca de Jesús y dejarse moldear por él.

   Compromiso:
   Aprender a ser discípulo de Jesús, viviendo como a él le gusta que sean sus discípulos.

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